Ignacio Novo Frases para cambiar tu vida

Ignacio Novo

Frases para cambiar tu vida

Mensajes de inspiraci?n para alcanzar la felicidad, lograr lo imposible, tener equilibrio y ser t? mismo

Introducci?n

Alguien deber?a decirnos, justo en el inicio de nuestras vidas, que nos estamos muriendo. Entonces podr?amos vivir la vida al l?mite, cada minuto de cada d?a. ?Hazlo!, digo yo. ?Cualquier cosa que quieras hacer,

hazla ahora! Hay un n?mero concreto de ma?anas solamente.

Michael Landon Jr. (Queens, Nueva York, 31 de octubre de 1936-Malib?, California, 1 de julio de 1991),

actor, escritor, director y productor estadounidense

?Tu vida se acaba! No hoy ni ma?ana, ni espero que en tan-

tos a?os como pretendas en tus m?s enardecidos sue?os de longevidad, pero s? en alg?n momento. Y te entiendo perfectamente: a m? tampoco me gusta o?rlo, pero tenerlo presente nos ayudar? a no dilapidar en absurdas preocupaciones y nader?as insustanciales el tiempo tasado del que disponemos.

La vida es apenas un rato. Un min?sculo hueco entre dos eternidades. Unas vacaciones, bien visto, para disfrutar de una aventura prodigiosa, repleta de instantes de infinito placer, alternados con experiencias dolorosas, cuando no dram?ticas. Es decir, d?as en los que alcanzamos el ?xtasis de la plena y absoluta felicidad, junto a otros que nos hacen plantearnos cu?l es el sentido de tanta crueldad e injusticia. Un anverso sublime y un reverso sat?nico.

Pero aun siendo un corto suspiro, una vida bien aprovechada da para mucho. Toda ella representa un f?rtil campo de oportunidades para crear y construir, idear y erigir, planificar y desarrollar... para ?hacer! Porque aunque algunos pretendan convertirla en una po?tica (bendita poes?a, pese a todo) f?brica

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de sue?os, la vida es, en realidad, una f?brica de hechos. En ella cuenta solo aquello que hacemos y el resto no deja de ser m?s que pura ornamentaci?n o un simple despliegue de fuegos artificiales (policromos y vibrantes), pero cuyo efecto embriagador queda reducido a cenizas en instantes. Lo que digas, lo que pienses, lo que sue?es... no podr? nunca equipararse ni igualar en valor al m?s peque?o resultado que puedas mostrar en las palmas de tus manos al resto del mundo.

?HACER!, en may?sculas, s?, grit?ndolo, y entre admiraciones, porque resulta esencial que percibas la importancia de este verbo ya desde el principio del libro; el verbo cuya conjugaci?n ser? capaz, a diferencia de casi cualquier otro, de garantizarnos algo tangible y real de todo aquello cuanto so?emos.

Hacer, y cuanto antes empieces, mejor. Porque si no te das prisa --ya te advert? antes que la vida es apenas un momento--, un d?a te encontrar?s sin fuerzas, escaso de valor y de ganas y notar?s que te falta el aliento y el impulso precisos para poder emprender tu proyecto, sea el que fuere. Te habr?s acomodado a un modo de vivir que, si bien jam?s form? parte de tus mejores planes, a cambio no te origina problemas. Habr?s renunciado a tus ideales, vencido, como tantos otros antes, no por el fracaso (disculpable y hasta elogiable), sino por la falta del coraje preciso para satisfacer tu m?s querida y noble ambici?n.

Cuentan que una bandada de ?guilas picoteaba comida en la tierra de un granjero. El granjero les arrojaba alimento y las ?guilas acud?an a diario, mes tras mes, a recibir su sustento. Un d?a, una vieja ?guila vol? cerca del grupo y contempl? la escena con evidente desagrado.

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--?Por qu? est?is en la tierra? --pregunt? el ?guila anciana a la manada.

--El humano nos alimenta y no tenemos necesidad de ir a ning?n otro lugar --respondieron ellas.

--Pero sois ?guilas y hab?is olvidado c?mo volar. Vuestro reino est? en el cielo, no en la tierra. ?Liberaos!

(Cuento popular).

Y as?, viviendo, sobreviviendo o malviviendo, qui?n sabe, llegar?s hasta el punto culminante de tu existencia, en el que habr?s de encarar una frontera decisiva: la que separa, y ya sin enmienda posterior posible, me temo, el ??puedo hacerlo!? del ?pude haberlo hecho?. La decisi?n que tomes en ese momento determinante y crucial te definir? para siempre e incidir? en la valoraci?n global que otorgues a toda tu vida en conjunto cuando esta acabe.

Lee con m?ximo inter?s y suma pasi?n este libro. No por m?, sino por ti. ?l te llevar? a comprender que cualquier renuncia es temprana. Que no eres peor que otros que, con bastante menos talento y posibilidades que t? o con proyectos mucho m?s endebles o soportando mayores dificultades, consiguieron alcanzar su prop?sito. Te debes el esfuerzo de intentarlo, aunque solo sea por no desmentir todo eso de lo que presumes y que dices valer.

?El mundo exige resultados. No les cuentes a otros tus dolores del parto. Mu?strales al ni?o? (Indira Gandhi, pol?tica hind?).

He querido reflejar a lo largo de estas p?ginas un compendio de los mejores pensamientos de motivaci?n de siempre, apoyados en muchas otras reflexiones propias, fruto de la observaci?n y la curiosidad, y con decenas de an?cdotas, art?culos, referencias a investigaciones y estudios, am?n de aleccionadoras

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historias (aquellas que es posible atribuir a alguien aparecen identificadas con su correspondiente fuente y autor, y como ?an?nimas? o ?ap?crifas? aquellas que es imposible, a pesar del esmero, imputar a una sola fuente concreta). Y todo ello con el fin de identificar aquello que te impulsa y fomentarlo, as? como reconocer cuanto te frena y hacerlo desaparecer.

El peor sentimiento con el que puede terminar su experiencia vital un ser humano, cr?eme, es el de no haber sido capaz de desarrollar todo su potencial. No haber sabido --o no haber podido-- sacar partido suficiente a sus habilidades, aptitudes y talentos innatos. Cada uno de nosotros es, por naturaleza, exclusivo, y la vida es tan sabia que nos ha hecho competentes en diferentes destrezas, para que cada uno tenga al menos una probabilidad de brillar en algo por encima del resto.

S?, porque yo estoy convencido de que disponemos de una facultad singular para hacer una labor mejor que otros y cuyo descubrimiento, pr?ctica y buen ejercicio nos habr? de llevar, ineludiblemente, a un triunfo al que estamos abocados desde que nacemos, porque nacimos para brillar, por m?s oscuro que a veces se muestre el panorama. Dar con ella, si a?n no sabes cu?l es esa facultad, ha de ser tu empe?o principal, y m?s vale que seas bueno buscando y que te apliques con esfuerzo e ingenio en esa tarea, porque en ello te va la vida, o al menos la que has so?ado vivir.

?No permitas que el h?roe que habita en tu alma muera en solitaria frustraci?n por la vida que merec?as, pero que no pudiste alcanzar? (Ayn Rand, fil?sofa y escritora estadounidense de origen ruso).

Una escueta recomendaci?n antes de empezar, si me lo permites: si crees que en virtud de tu experiencia, competencia e

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