'He tardado muchos años de mi vida en llegar a comprender ...



"He tardado muchos años de mi vida en llegar a comprender que si me gustan los hombres es precisamente porque no les entiendo. Porque son unos marcianos para mi, criaturas raras y como desconectadas por dentro, de manera que sus procesos mentales no tienen que ver con sus sentimientos; su lógica, con sus emociones; sus deseos, con su voluntad; sus palabras, con sus sueños.

Se habrían dado cuenta de que esto mismo es lo que siempre han dicho los hombres de nosotras: que las mujeres somos seres extraños e imprevisibles. Definidas socialmente así durante siglos por la voz del varón, que era la única voz publica, las mujeres hemos acarreado el sambenito de ser incoherentes e incomprensibles, mientras que los hombres se aprecian como el mas luminoso colmo de la claridad y la coherencia. Pues bien, de eso nada: “ellos” son desconcertantes, calamitosos y rarísimos. O al menos lo son para nosotras, del mismo modo que nosotras somos un misterio para ellos. Y es que poseemos, hombres y mujeres, concepciones del mundo diferentes, y somos, las unas para los otros, polos opuestos que al mismo tiempo se atraen y se repelen.

No sé bien que es ser mujer, de la misma manera que no se que es ser hombre. Sin duda, somos identidades en perpetua mutación, complejas y cambiantes. Es obvio que gran parte de las llamadas características femeninas o masculinas son producto de una educación determinada, es decir, de la tradición, de la cultura. Pero es de suponer que la biología también debe influir en nuestras diferencias. El problema radica en saber por donde pasa la raya, la frontera; que es lo aprendido y que lo innato. Es la vieja y no resuelta discusión entre ambiente y herencia.

Sea como fuere, lo cierto es que hoy parece existir una cierta mirada de mujer sobre el mundo, así como una cierta mirada de varón. Y así, miro a los hombres con mis ojos femeninos y me dejan pasmada. Me asombran, me divierten, en ocasiones me admiran, a menudo me irritan y me desesperan, como irrita y desespera lo que parece absurdo. A ellos, lo se , les sucede lo mismo. A veces se diría que no pertenecemos a la misma especie y que carecemos de un lenguaje común.

El lenguaje, sobre todo el lenguaje, he aquí el abismo fundamental que nos separa. Porque nosotras hablamos demasiado y ellos hablan muy poco. Porque ellos jamás dicen lo que nosotras queremos oír, y lo que nosotras decimos les abruma .Porque nosotras necesitamos poner en palabra nuestros sentimientos y ellos no saben nombrar nunca lo que sienten. Porque a ellos les aterra hablar de sus emociones verbalmente. Porque lo que ellos dicen no es lo que nosotros escuchamos, y lo que ellos escuchan no es lo que nosotras hemos dicho.

Por todos esos malentendidos y muchos otros, la comunicación entre los sexos es un perpetuo desencuentro.

Y de esa incomunicación surge el deseo. Siempre creí que a lo que yo aspiraba era a la comunicación perfecta con un hombre, con ese príncipe azul de lo sueños de infancia, un ser que sabrá adivinarme hasta los mas menudos pliegues interiores. Ahora he aprendido no solo que esa fusión es imposible, sino además es probablemente indeseable. Porque de la distancia y de la diferencia, del esfuerzo x saltar abismos y conquistar al otro o a la otra, del afán por comprenderle y descifrarle, nace la pasión. ¿Qué es el amor, sino esa gustosa enajenación; al salirte de ti para entrar en el otro o en la otra, para navegar por una galaxia distante de la tuya?

Rosa Montero, Nosotras y ellos, El País Semanal, 7 de Noviembre de 1993

COMENTARIO DEL TEXTO

Vamos a realizar el comentario de texto intentando dar cuenta de todos los planos de la lengua (fonético-fonológico, morfosintáctico, léxico-semántico y pragmático) para dar cuenta de sus características principales. Nos encontramos ante una secuencia textual argumentativa, en la que la autora nos da su punto de vista sobre un determinado tema.

En todo texto se establece una situación comunicativa, cuya situación comunicativa, cuyos elementos en este caso son: en el polo de la emisión encontramos a una autora explícita con vida independiente del texto (Rosa Montero) y que además nos cuenta su perspectiva sobre un tema, por lo que predomina la subjetividad. Por otro lado, el receptor es un receptor universal, aunque está especialmente dedicado a las mujeres.

Todo texto viene cumpliendo tres propiedades básicas: coherencia, cohesión y adecuación del texto al contexto.

La coherencia es la propiedad inherente de los textos, que hace que no sean un conjunto de enunciados inconexos y que se basa en un tema, una estructura y una intención del autor.

El tema del texto es el punto de vista de Rosa Montero con respecto a la forma de ser de los hombres, de su lenguaje, su conducta, sus sentimientos...

La intención del autor es argumentar su perspectiva ante el tema que plantea, para que nosotros formemos nuestras opiniones al respecto.

Este tema y esta intención se unen formando un estructura: desde el punto de vista externo, el texto se divide en siete párrafos de extensión variable.

Desde el punto de vista interno, el texto se divide en cinco partes:

-la primera parte, el primer párrafo, sirve de introducción y en él, nos habla de su interés por el género masculino como ser enigmático y desconcertante.

-la segunda parte, el segundo párrafo habla de las diferencias entre las mujeres y hombres que se han impuesto socialmente, ellas incoherentes e incomprensibles y ellos la única voz pública y lógica

-la tercera parte, los párrafos 3 y 4, tratan de los cambios que ha sufrido la sociedad con respecto a su actitud con las mujeres.

-la cuarta parte, los párrafos 5 y 6 hablan de las diferencias de lenguaje presentes entre ambos sexos, ellas habladoras y emotivas y ellos callados y tímidos.

-la última parte, el último párrafo, habla de la atracción que tiene hacia los hombres, y a la cual explica con su afán de conocer y descifrar al otro sexo.

Por tanto, podemos afirmar que ambas estructuras no coinciden.

Ahora vamos a ver esos elementos de cohesión en los que se basa la coherencia:

-en el plano fónico cabe destacar el rápido ritmo del texto que hace reflejar la efusividad del discurso de la autora.

También hay que destacar una pregunta retórica en las tres últimas frases del texto, que refuerza la ironía con la que se expresa la autora.

-en el plano morfosintáctico, hay que resaltar que el vocabulario es algo complicado, debido a que pertenece al campo de la sociología (procesos mentales, incoherentes, lógica, enigma...), pero que las oraciones son relativamente sencillas. Además la mayoría de estas oraciones son subordinadas de causa, porque los utiliza para explicar sus argumentos (“porque nosotros hablamos demasiado, porque a ellos”....).

Abundan los adjetivos calificativos (calamitosos, desconcertantes) algunos de ellos en grado superlativo (rarísimos) que exageran la perspectiva de la autora. Destaca la anáfora “porque” en el 5º párrafo.

La deixis, entendida como la capacidad de gramaticalizar el contexto de comunicación también está presente: la deixis personal, marcada por el “yo” de la autora, el “ellos” de los hombres y “nosotras” por las mujeres, a través de pronombres y desinencias verbales (he tardado, sé, son, somos..).

Por otro lado, la deixis de lugar marcada por “aquí”, y la deixis temporal marcada por el “hoy” ayudan a marcar la situación que rodea a la comunicación.

Destacan los marcadores discursivos como “pero” y sobre todo “porque”, de oposición y causalidad, respectivamente, fiel reflejo de los contrastes del texto entre hombres y mujeres y su explicación del hecho.

-En el plano léxico-semántico, destacan los verbos de lenguaje (hablar, escuchar) y de pensamiento (sentir, pensar) que reflejan la subjetividad del texto.

Apreciamos varios casos de hipónimos: los del hiperónimo “pensamiento” (emociones, sentimientos, deseos); y del hiperónimo “extraños” (marcianos, criaturas).

Abundan las recurrencias en el texto: por repetición total de la palabra (hombre, mujer) y por derivación (femeninos, femeninas), que nos ayudan a no perder el hilo del texto.

Como figuras semánticas, destacan las frecuentes metáforas (“son un pozo lleno de ecos “ del primer párrafo) que usa la autora para referirse a los hombres

-Desde el plano pragmático, veamos ahora a ver esa serie de decisiones que la autora ha tomado para adecuar el texto al contento comunicativo. La función del lenguaje predominante es la expresiva (“no sé bien qué es ser mujer, siempre creí que a lo que yo aspiraba...) que marcan la subjetividad del texto. Aunque también hay partes en los que se presencia la función referencial (“somos identidades en perpetua mutación)

El registro del autor es formal y su sociolecto es alto, al igual que lo debe ser el receptor, para poder entender el texto en profundidad sin quedarse en lo superficial.

La progresión temática del texto es de tema constante: al tema “hombres” se le atribuyen varios remas: lenguaje, actuación...

Así esperamos haber dado cuenta de las características principales del texto que lo llenan de valor estético y para finalizar decir que es un artículo de Rosa Montero, aparecido El País Semanal.

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