CULTURA AUDIOVISUAL II



“Pienso que no he aportado nada verdaderamente significativo al cine”, declaraba Woody Allen en 2008 en una entrevista para el libro Conversaciones con Woody Allen, de Eric Lax.La construcción de un personajeA lo largo de más de cuatro décadas, Woody Allen ha ido construyendo su alter-ego en pantalla, un carácter neurótico, egocéntrico, inseguro, autocompasivo, simpático y brillante, que vemos en la mayoría de sus películas, en que se funden la persona y el personaje, utilizando su propia vida como fuente de inspiración. Como ya hicieron antes Chaplin o Buster Keaton, dos de las mayores influencias de Allen, este personaje define el espíritu y marca el desarrollo de (casi) cada una de sus películas.Este personaje tan característico de Woody Allen aparece por primera vez en Annie Hall (1977), con el nombre de Alvy Singer, prototipo de intelectual neurótico y torpe con las mujeres. En esta película, Woody Allen reflexiona sobre las relaciones de pareja abiertamente, a través de su relación con Annie Hall -Diane Keaton, su pareja en la vida real-, incluyendo referencias al sexo y al psicoanálisis, pasando por todas sus etapas, desde el enamoramiento hasta la ruptura final. Llena de recursos cinematográficos innovadores, como hablar directamente a cámara, subtitulados sobre los pensamientos de los personajes -no sobre sus palabras-, cambios temporales, regresiones en el tiempo y hasta secuencias de animación parodiando Blancanieves y los siete enanitos. Alvy Singer intenta comprender el porqué de su ruptura, de forma retrospectiva, sin poder llegar a una respuesta completamente satisfactoria sobre las relaciones de pareja: “Son totalmente irracionales, y locas, y absurdas”, encontrando una posible redención a través del arte: “Uno intenta que las cosas salgan perfectas en el arte porque en la vida real es muy difícil”. Alvy Singer, escritor de comedias, encuentra su catarsis a través de la ficción, como el propio Allen lo encuentra a través del personaje de Alvy Singer.La película fue aclamada por la crítica y consiguió 4 Oscar, incluyendo mejor película, mejor director y mejor guion original.La persona real, Allan Stewart Konigsberg, verdadero nombre de Woody Allen, nació en Brooklyn, Nueva York, en 1935. Allí pasó su infancia, acompa?ado del perfil imponente y distante de Manhattan. De familia judía, empezó a trabajar a los 18 a?os como cómico, escribiendo gags y guiones para periódicos, televisión y cine.En 1960 conoce a Jack Rollins y Charles Joffe, productores, que acompa?aran a Woody Allen en prácticamente todas sus películas. Casado y separado varias veces, el tema de las relaciones de pareja y la infidelidad será una constante en sus películas.Una filmografía tenazEn 1969 dirige su primera película, Toma el dinero y corre, en tono de comedia, repleta de gags, a la que seguirán varias películas más con el mismo tono cómico. Poco a poco va a?adiendo profundidad a sus películas, incorporando temas de mayor calado, hasta la ya citada Annie Hall.A partir de aquí, combina películas de corte intimista y existencial con comedias dramáticas, incluyendo incursiones en otros géneros, como el falso documental, el musical, el biopic, el cine de intriga y policiaco, sin dejar de tener en todo momento su estilo reconocible.Manhattan (1979), otra de sus grandes películas, retrata la vida de la sociedad burguesa neoyorkina, una sociedad frágil e insegura de sí misma. Rodada en blanco y negro, con música de Gershwin, es un cálido y sentido homenaje a la isla de Manhattan.Zelig (1983), es una de sus películas más singulares. Con forma de falso documental, cuenta la historia de un individuo, Leonard Zelig, que, en su afán de adaptarse al mundo que le rodea, se transforma físicamente de forma involuntaria para encajar mejor en su entorno. La película está ambienta en los a?os 20; en ella la secuencia de informativos al estilo de la época, que dan cuenta de la enorme popularidad que llega a alcanzar el personaje, da paso a las sesiones de terapia en la que la psiquiatra interpretada por Mia Farrow intenta encontrar el trastorno de Zelig, que finalmente caerá en el olvido.Zelig es, como ya he dicho, una de las películas más peculiares de Woody Allen. La lectura habitual que se hace de esta película habla del deseo de pertenencia y la falta de personalidad del hombre moderno -en la misma época en que está ambientada la película, Robert Musil publica El hombre sin atributos, en que plantea este mismo problema: "Usted quiere que yo posea cualidades que no puedo tener, y hacer cosas que me son imposibles de alcanzar". Sin embargo, una lectura diferente sería: hasta qué punto la construcción de la identidad es un asunto particular, o no está más bien determinada por el conjunto de relaciones y experiencias que nos constituyen. Desde este punto de vista, Zelig no sería un trasunto de la falta de identidad o de personalidad del hombre moderno, sino de su elaborada construcción a base de fragmentos.La Rosa Púrpura de El Cairo (1985) es un ejercicio de metacine, de cine dentro del cine. Como ya hiciera Buster Keaton en El Moderno Sherlock Holmes, los personajes traspasan la pantalla de cine para buscar el amor y hacer realidad sus sue?os, aunque finalmente la propia realidad acabe imponiéndose de modo inexorable. Imitando el estilo de los a?os 30, la película es una reflexión sobre la necesidad de contar historias y sobre la mezcla de realidad y ficción, a veces indistinguible una de otra.?sta es, sin duda, una de las películas más emotivas de Woody Allen, por el tono en que está narrada, por la delicada presencia de Mia Farrow, y sobre todo por el mensaje que cabe entender al final de la película: a pesar de la dura confrontación con sus propios sue?os, la vuelta de Cecilia al cine en la escena está llena de optimismo, una defensa a ultranza de la necesidad de contar y escuchar historias, frente al pesimismo habitual de Woody Allen.Desmontando a Harry (1997), es una parodia sobre el deconstructivismo (Deconstructing Harry), movimiento intelectual de moda en esos a?os, pero sobre todo un intento de desmenuzar y analizar hasta el último ingrediente de ese personaje característico que en esta ocasión encarna Harry Block, escritor que sufre un bloqueo creativo y que irá analizando su propia vida y sus relaciones de forma minuciosa para volver a construirse a sí mismo a partir de los fragmentos. Una vez más realidad y ficción van de la mano, los personajes de sus novelas están tan presentes como los personajes reales, una vez más, también, Woody-Harry encuentra su redención a través de esa mezcla de ficción y realidad que es el arte.Match Point (2005), recupera al mejor Woody Allen, después de una serie de películas consideradas “menores”. Aquí las relaciones de pareja son vistas de una perspectiva más trágica: el protagonista se ve obligado a cometer dos asesinatos en su ambición por ascender socialmente. Con ecos de Hitchcock –Extra?os en un tren- y de Dostoievski –Crimen y castigo-, a quien homenajea de forma explícita en la película, temas como la culpa, la libertad, el destino, quedan reducidos a un mero asunto de azar.De forma constante, Woody Allen ha ido construyendo una filmografía ejemplar al ritmo casi invariable de una película por a?o, gracias a su enorme prolificidad, pero también a contar con un equipo técnico y de producción que ha permanecido casi invariable a lo largo de su carrera.Su carrera cinematográfica comienza en la década de 1970, época caracterizada por la revisión de los de los postulados morales y estéticos del cine de Hollywood, a partir de las revoluciones sociales que suceden esta época: la liberalización sexual, el pacifismo y la guerra de Vietnam, el movimiento hippie, la lucha contra la discriminación racial, y de la influencia de los nuevos movimientos europeos, particularmente de la Nouvelle Vague francesa.En este contexto, Woody Allen encuentra la oportunidad de experimentar con su cine, tanta desde el punto de vista formal como en cuanto a los temas que trata.El mundo de Woody AllenEn primer lugar, las relaciones de pareja, el sexo, la infidelidad, como tema principal de la mayoría de sus películas, temas que aborda sin prejuicios morales, desde una perspectiva moderna, sin poder llegar, en la mayoría de las ocasiones, a una resolución satisfactoria. Así sucede, por ejemplo, en la escena final de Annie Hall, ya citada: en la escena final de Manhattan, tras la despedida del protagonista Isaac Davis (Woody Allen) de Tracy (Mariel Hemingway), ésta le dice, de forma un tanto lacónica: “Tienes que tener fe en la gente”. ciudad de Nueva York, y particularmente la isla de Manhattan, aparece de forma recurrente e inevitable en sus películas, siempre de forma idealizada, como centro cultural y artístico universal y como lugar privilegiado donde estudiar las relaciones y los problemas de la sociedad moderna y sus gentes, “que constantemente está creando para sí estos innecesarios, neuróticos problemas porque les ahorra enfrentarse a otros problemas más insondables y terroríficos sobre el universo”. Manhattan, convertida muchas veces en un personaje que determina el carácter de sus películas, complejas y sofisticadas.La propia película Manhattan se abre con una secuencia en la que, tras diversas vistas de la isla y el luminoso de Manhattan, se oye decir al protagonista, Isaac Davis, buscando el inicio de una novela: “El adoraba Nueva York”, y continúa “?l era tan duro y romántico como la ciudad a la que amaba… Nueva York era su ciudad, y siempre lo sería”. psicoanálisis es otra de las constantes en la filmografía de Woody Allen, como herramienta para retratar la sociedad, las relaciones de pareja, pero sobre todo a sí mismo. El propio Allen utiliza en muchas ocasiones sus propias películas como instrumento de psicoanálisis.En Desmontando a Harry, Harry Block se desahoga con su psicoanalista sobre su visión del mundo y particularmente del sexo; tras el interludio del gag del actor desenfocado, el psicoanalista concluye: “Usted espera que el mundo se adapte a la distorsión de usted”. de esa indagación continua que vemos en sus películas, la realidad de la muere y su corolario, el sentido de la vida, forma parte de la lista de temas que de una forma u otra siempre está presente en sus películas. Para Woody Allen esta pregunta tiene siempre una forma concreta, qué sentido tiene estar aquí, ahora, haciendo lo que quiera que esté haciendo.En Manhattan, el protagonista, Isaac Davis, se pregunta, tumbado en el sofá: ”?Por qué vale la pena vivir?”; a continuación, va enumerando toda una serie de peque?as cosas por las que merece la pena, la mayoría relacionadas con el arte: Groucho Marx, la sinfonía Júpiter de Mozart, Louis Armstrong, el cine de Ingmar Bergman, Flaubert, los cuadros de Cézanne., la religión, particularmente la judía, como posible respuesta a esa indagación por el sentido de la vida. Tampoco encuentra aquí Woody Allen una respuesta favorable.En Hannah y sus hermanas (1986), Mickey (Woody Allen), desencantado del judaísmo –“Desde el principio no asimilé bien nuestra religión”- intenta convertirse al catolicismo, pidiendo una prueba de la existencia de Dios: “Si no puedo creer en Dios no creo que valga la pena seguir viviendo”. humor de Woody es un humor ácido y punzante, basado muchas veces en situaciones absurdas o el uso del lenguaje forzado hasta el absurdo, pero siempre con algún punto de reflexión sobre los temas que trata.En la primera escena de Annie Hall, Alvy Singer protagoniza un monólogo, mirando directamente a cámara, en el que cuenta dos chistes. Por una parte, nos sitúa frente a una comedia con gran sentido del humor, pero también esboza los temas centrales de la película.ás adelante, en esta misma película, esperando en la cola de un cine, Alvy se dirige directamente al espectador para quejarse de la conversación pedante del individuo que está detrás de él. ?ste interviene, también dirigiéndose al espectador, para responder a la queja de Alvy, presentándose como especialista en la obra de Marshall McLuhan –pensador especializado en los medios de comunicación-, y por tanto, dejando clara su autoridad sobre el tema de que está hablando. Inesperadamente, Alvy saca al propio McLuhan desde detrás del panel de la programación de la sala para que dirima la cuestión. Allen tiene el sentido del humor más inteligente que, personalmente, haya visto, no solo por la "intelectualidad" de muchos de sus gags -como el citado de Marshall McLuhan- o por el absurdo tan elaborado de las situaciones que propone, sino porque cada gag encierra toda una declaración de principios sobre su particular visión del mundo, como en la secuencia inicial de Annie Hall. Si lo comparamos con los primeros gags cómicos del cine, al estilo de Mack Sennett… ?qué diferencia!Woody Allen ha sabido unir, probablemente, como ningún otro cineasta, la comedia y el drama, haciendo películas que nos hacen pensar y reflexionar sobre multitud de temas sin perder la sonrisa, mezclándolos, además, en algunas ocasiones, con otros géneros, como el biopic, el musical, el falso documental, el cine de intriga y policiaco.En Misterios asesinato en Manhattan (1994), Larry y Carol Lipton (Woody Allen y Diane Keaton) se ven atrapados en un ascensor mientras investigan un asesinato, lo que desencadena la paranoia claustrofóbica de Larry; al intentar salir por el techo, aparece el cadáver del asesinato que están investigando. cuanto al lenguaje cinematográfico, sus películas se caracterizan por largos planos secuencia, centrados en los personajes, sobre los que descansa el peso de la narración por medio del diálogo.En Annie Hall, Alvy y Annie caminan por una calle mientras la cámara les acompa?a en plano medio haciendo un travelling (66”), pasamos a una escena interior en otro momento, Alvy y Annie siguen dialogando en un plano fijo sobre los dos personajes, con movimientos de cámara a derecha e izquierda siguiendo a los personajes (123”), y volvemos a la situación inicial, con un travelling sobre Alvy, una vez que Annie se ha ido en taxi, dialogando con las personas que se encuentra en la calle (76”). La secuencia en total dura 4’25’’, resuelta únicamente en tres planos, justificados por el cambio de tiempo y lugar. presencia constante de la música de jazz es otra constante en la filmografía de Woody Allen. Clarinetista de jazz él mismo, las canciones de jazz suenan constantemente en sus películas, particularmente las de la primera mitad del siglo XX: “Si tienes una buena película y le pones buena música, es como cuando llevas las de ganar en el póquer. Te sientes bien. Cuando uno oye la banda sonora de mis películas puede escuchar, por ejemplo, a Django Reinhardt, Erroll Garner o Coleman Hawkins interpretando una hermosa melodía de un gran compositor, tocando con tanto sentimiento y tanto ritmo que solo con escuchar la música uno ya se siente bien”, ha declarado Allen al respecto. Esos compositores son George Gershwin, Cole Porter, Richard Rodgers o Jerome Kern, entre otros.En la secuencia inicial de Manhattan ya comentada, antes de la voz de Isaac Davis, suena la célebre Rhapsody in Blue, de Gershwin, interpretada por la Filarmónica de Nueva York, dirigida por Zubin Mehta. y desacuerdos (1999), es un sentido homenaje a la figura de Django Reinhardt; en forma de falso biopic sobre el guitarrista de jazz de Emmet Ray (Sean Penn), éste declara en diversas ocasiones ser el mejor guitarrista del mundo, “bueno, salvo ese gitano francés, Django”, cuya música le fascina y le fastidia, a partes iguales. Allen recurre en numerosas ocasiones a la voz en off, la presencia de un narrador –suele ser él mismo- que actúa a veces como testigo de la historia y ajeno a ella, otras veces es la voz del protagonista de la película. En este caso su uso es más interesante: además de dar ritmo a la película y establecer el tono narrativo, contribuye a caracterizar al personaje y a enriquecer sus reflexiones sobre los diversos temas que van apareciendo en pantalla aparecen en cada película.En Días de radio (1987), Woody Allen va narrando los recuerdos de su infancia, de forma nostálgica. En la escena final, se despide de esos recuerdos, con una declaración que acentúa el tono nostálgico de la película: “Nunca me olvidaré de esa Nochevieja, en la que tía Bea me despertó para recibir a 1944, y nunca he olvidado a toda aquella gente, ni a ninguna de las voces que solíamos escuchar por la radio, aunque, a decir verdad, con el paso de cada noche vieja, esas voces parecen alejarse cada vez más y más”.ás de interpretarse a sí mismo o a su alter ego (aunque no siempre), Woody Allen ha recurrido en numerosas ocasiones a dos de sus actrices fetiche, con las cuales además mantiene o ha mantenido una relación sentimental: Dianne Keaton (siete películas, incluyendo Annie Hall y Manhattan), y Mia Farrow (13 películas, incluyendo Zelig y La rosa púrpura de El Cairo), rostros característicos en las películas de o curiosidad, en Días de radio, ambas aparen en la película (aunque no comparten escena); ambas interpretan, también, un número musical. cuanto a las influencias de su cine, Woody Allen se inspira, para sus primeras comedias, en los cómicos americanos de cine mudo, particularmente en Charles Chaplin, en cuanto al método de elaboración del gag, en Buster Keaton en el humor absurdo y en la visión del héroe frente a una realidad que le supera, así como en los diálogos cortantes y también absurdos de los hermanos Marx. Para sus películas más intimistas y existencialistas, en Ingmar Bergman, a quien rinde homenaje en alguna de sus películas, y en Federico Fellini.En Woody Allen on Ingmar Bergman, entrevista concedida a Mark Kermode, el propio Allen habla sobre la influencia del cine de Bergman en su propio trabajo. (parte I) (parte II)Característico también de sus películas, la uniformidad de los títulos de crédito, con la inevitable fuente “Windsor Light Condensed”.Como hemos visto, el cine de Woody Allen tiene una capacidad inigualable de retratar el espíritu humano, de tratar todo tipo de temas, desde las relaciones humanas al sentido de la vida, y hacerlo además con una mezcla original y auténtica de comedia y drama, tan característica de su estilo, y con un sentido del humor absurdo y genial, dejándonos un camino repleto de diálogos y frases inolvidables, un cine para no olvidar.Me pregunto si las futuras generaciones sabrán quienes éramos. Me parece que no, con el paso del tiempo todo se olvida, es igual lo importante que hayamos sido en sus vidas (Días de radio). ................
................

In order to avoid copyright disputes, this page is only a partial summary.

Google Online Preview   Download