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Cartas de amor en la Espa?a del Siglo de Oro

Jes?s M? Usun?riz

Esta serie de Pliegos volanderos del GRISO (Grupo de Investigaci?n Siglo de Oro de la Universidad de Navarra), no venal ni peri?dica, se destina a los suscriptores de las colecciones y revistas del GRISO, pero cualquier interesado puede solicitar ser incluido en la lista de env?o. Para ello dirigirse a:

Inmaculada Medina Departamento de Literatura Hisp?nica

Universidad de Navarra 31080 Pamplona (Navarra) ESPA?A

Telf.: 948425600. Ext. 2011 Fax: 948425636

imbarco@alumni.unav.es Agradecemos a la Fundaci?n Universitaria de Navarra y al Banco Santander Central Hispano su ayuda en los proyectos del GRISO.

DATOS LEGALES

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CARTAS DE AMOR EN LA ESPA?A

DEL

SIGLO DE ORO

Hace ya varias d?cadas que los historiadores se han preocupado por estudiar y conocer el papel de los sentimientos en la formaci?n de las parejas y en la vida de los matrimonios de los siglos XVI, XVII y XVIII. Pero hurgar en los sentimientos, en las emociones, contaba y cuenta con la dificultad de disponer de las fuentes adecuadas.

?Existe para nuestro prop?sito, para saber algo sobre el amor y las emociones en los siglos pasados, algo que vaya m?s all? de los ricos testimonios literarios?

En 1560 escrib?a Pedro de Navarra, en su obra Di?logos de la diferencia del hablar al escribir: ?la palabra no dura m?s de cuanto es pronunciada, pero la escritura todo el tiempo que fuere conservada; y la palabra, si se oye, no se ve, pero la escritura se ve escrita y se oye si es le?da; e la palabra no se comprehende sino de cerca, pero la escritura se hace sentir en cabo del mundo?.

La frase de Pedro de Navarra es, desde luego, atractiva, y puede ser v?lida para las escrituras p?blicas, para los testimonios, como sostiene el profesor Bouza, que proceden de las elites sociales, cuyos textos pueden conservarse mejor gracias, de alguna manera, a la garant?a que les ofrece el respaldo institucional. Nuestros archivos

A. Castillo, ?"Como el pan diario". De la necesidad de escribir en la Alcal? renacentista (1446-1557)?, en Scrittura e Civilt?, 23, 1999, p. 308.

F. Bouza, Del escribano a la biblioteca. La civilizaci?n escrita europea en la Alta Edad Moderna (siglos XVXVII), Madrid, S?ntesis, 1992.

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est?n plagados de correspondencia: cartas de embajadores, de reyes, virreyes, de instituciones... Y es que la carta en la Edad Moderna, cobra una posici?n de privilegio. En El Critic?n, Baltasar Graci?n recoge el debate entre las Artes y las Ciencias por el t?tulo de reina y augusta emperatriz de las letras. Cuando a punto de dar sentencia, el presidente de la Academia alaba el Arte de escribir cartas de Luis Vives, da lugar a la carcajada general. Ante ello, el presidente, compuesto, con gesto de severidad dice: ?Advertid que no hay otro saber en el mundo como el saber escribir una carta: y quien quisiere mandar, platique aquel importante aforismo: Qui vult regnare, scribat, quien quiere reinar, escriba?. Mas en tales misivas y salvo magn?ficas

excepciones, pocas veces afloran en sus l?neas, en sus p?rrafos, los sentimientos m?s profundos de la tan a veces insondable alma humana.

No obstante sabemos de la existencia de una abundante correspondencia amorosa, al menos en los ?mbitos literarios. Podemos remontarnos, siguiendo el sendero marcado por los eruditos hasta las 122 cartas amorosas del griego Alcifr?n, a las del tambi?n heleno Aristeneto, a las Heroidas del romano Ovidio, a las cartas de Pedro Abelardo en el siglo XII a su amada Elo?sa, a las de numerosos trovadores provenzales. Resulta, por ejemplo, muy sugestivo para el que esto escribe ?el hecho de que la primera ep?stola literaria espa?ola -como revelan las fil?logas Sylvia Roubaud y

Seg?n cita del marqu?s de Saltillo en el pr?logo a la edici?n de J. Segura, Processo de cartas do amores y quexa y aviso contra amor, Madrid, Sociedad de bibli?filos espa?oles, 1956, pp. XXVII.

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S. Roubaud y M. Joly, ?Apuntes

sobre la carta fuera del

g?nero epistolar?, Critic?n, 30, 1985,

p. 116.

Monique Joly-, aparezca en el siglo XIII en la Cr?nica General de Alfonso X el Sabio, bajo la forma de una carta femenina de despecho, la de la reina Dido a Eneas, basada en la s?ptima Heroida de Ovidio?. A principios del siglo XV encontramos la novela catalana Storia del amat Frondino et de Brissona, en donde se recogen cinco cartas de amor. No hay que olvidar tampoco la gran influencia de la Historia de duobus amantibus Eurialo et Lucretia, escrita en 1444 por Eneas Silvio Piccolomini, que inserta diez cartas de amor (lo que dio lugar a m?s de treinta ediciones latinas entre 1470 y 1500, adem?s de traducciones al alem?n, italiano, franc?s, espa?ol e ingl?s).

El gran impulso que

tuvo el g?nero de ficci?n sentimental en Castilla en los siglos XV y XVI, como muestra el numero de la revista ?nsula (marzo, 2001), dio lugar a la impresi?n de obras de gran difusi?n e influencia posterior como la C?rcel de amor, de Diego de San Pedro (1492), en donde se narran las peripecias de los enamorados Leriano y Laureola, o en la Historia de Grisel y Mirabella, escrita en 1495 por Juan de Flores. Y en las dos un interesante repertorio de ep?stolas de pasi?n desesperada. Una de las causas del clamoroso ?xito del libro Marco Aurelio, escrito en 1518 por el cortesano Fray Antonio de Guevara, fue, seg?n la opini?n del hispanista Augustin Redondo, la inclusi?n de las ?Cartas de amores?, que el emperador romano ?escribi? siendo mozo a sus enamora-

A. Redondo, ?Antonio de Guevara y Diego de San Pedro: las "cartas de amores" del Marco Aurelio, Bulletin Hispanique, 78, 1976, pp. 226-39.

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