La política mexicana y la movilización de los migrantes ...

[Pages:32]La pol?tica mexicana y la movilizaci?n de los migrantes mexicanos en Estados Unidos*

David R. Ay?n

LA AMPLIA preocupaci?n p?blica respecto de la inmigraci?n es un tema notoriamente recurrente en la historia y pol?tica estadounidenses. Las autoridades estadounidenses se han comprometido peri?dicamente a restringir las fronteras y ?en el caso particular de los mexicanos? a repatriar a migrantes establecidos por cientos de miles. Lo novedoso es ver migrantes, muchos de ellos indocumentados, tomando las calles para protestar contra los esfuerzos legislativos por expulsarlos del pa?s.

La repentina aparici?n de grandes marchas de inmigrantes por Estados Unidos en la primavera de 2006 sorprendi? al mainstream (corriente dominante) en los medios de comunicaci?n y a la sociedad estadounidense en general. Los ?nicos que se sorprendieron un poco menos fueron los estudiosos de la migraci?n mexicana, en particular los especialistas en organizaciones de migrantes mexicanos. Debido a que este nuevo movimiento contin?a persiguiendo la legalizaci?n, integraci?n y fortalecimiento pol?ticos de los inmigrantes indocumentados, los observadores estadounidenses pueden f?cilmente pasar por alto un factor de fondo que no era evidente de manera inmediata y que sigue siendo poco comprendido: el papel de la pol?tica mexicana en la movilizaci?n y organizaci?n migratoria en el extranjero.

Ser?a dif?cil ?cuando no imposible? medir la contribuci?n precisa de la pol?tica mexicana a la capacidad y disposici?n de migrantes mexicanos

*Este ensayo se basa en los siguientes textos del autor: "The Long Road to the Voto Postal: Mexican Policy and People of Mexican Origin in the U.S.", Policy Papers, documento n?m. 6, Berkeley, Center for Latin American Studies, University of California, febrero de 2006; y "Redes de liderazgo latino y mexicano en Estados Unidos y el papel del Estado mexicano", de pr?xima aparici?n en Francis Pisani et al. (eds.), Redes transnacionales en la cuenca de los huracanes, M?xico, Editorial Porr?a, 2006. Traducci?n del ingl?s de M?nica Partnoy.

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para movilizarse en la defensa de sus propios intereses, y de ninguna manera M?xico puede considerarse responsable de las manifestaciones organizadas por sus migrantes durante este a?o, aunque puedan describirse, analizarse y ponerse en una perspectiva hist?rica m?s amplia las muchas y diversas maneras en que la pol?tica mexicana cambi? para, de manera sistem?tica, propiciar y apoyar la organizaci?n de los migrantes durante las dos ?ltimas d?cadas. Este antecedente es esencial para entender el contexto del nuevo movimiento encabezado por los inmigrantes mexicanos.

Un recuento exhaustivo de este contexto y del movimiento que creci? por fuera de ?l requerir?a un an?lisis de por lo menos tres dimensiones interrelacionadas: los elementos de la "sociedad civil" generados por los propios migrantes; la subcultura m?s amplia de la lengua espa?ola en Estados Unidos promovida por los medios masivos de comunicaci?n y por otras instituciones corporativas basadas en el mercado; y la red de l?deres, activistas y organizaciones de migrantes que se desarrollaron a?os antes del movimiento de 2006 y que ya hab?an perseguido de manera exitosa objetivos pol?ticos importantes respecto a M?xico.1 El papel del gobierno mexicano se relaciona con esta tercera dimensi?n y constituye el foco de este cap?tulo.

Una proposici?n clave que rodea este an?lisis es que el desarrollo sostenido de diversas redes de l?deres de migrantes activistas y organizaciones de mexicanos result? decisivo para organizar cientos de marchas ordenadas y disciplinadas que involucraron a millones de manifestantes durante un periodo aproximado de 10 semanas.2 Estas redes ?o, si se consideran de manera conjunta, esta "meta red" emergente? se desarrollaron, hasta cierto punto, desde finales de la d?cada de los ochenta, en el crisol de la interacci?n de los migrantes con el gobierno y la pol?tica mexicanos m?s que en el entramado institucional estadounidense.

1V?ase Jonathan Fox, "Mapping Mexican Migrant Civil Society", ponencia para el seminario Mexican Migrant Civic and Political Participation, Woodrow Wilson International Center for Scholars, 4 y 5 de noviembre de 2005, en MexicanMigrantCivilSocietyFoxFinal1.pdf. Adem?s, diversos documentos relativos a este tema se encuentran en: index.cfm?topic_id=5949&fuseaction=topics. item&news_id=150685

2V?ase la tabulaci?n abarcativa de las manifestaciones en X?chitl Bada, Jonathan Fox y Andrew Selee (coords.), Invisible No More: Mexican Migrant Civic Participation in the United States, Washington, D.C., Woodrow Wilson International Center for Scholars, 2006, en http:// news/docs/Invisible%20No%20More1.pdf

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Debido a su orientaci?n externa, estos procesos de desarrollo de redes recibieron escasa atenci?n de los principales medios de comunicaci?n, o incluso de los l?deres latinos nacidos en Estados Unidos, y de las organizaciones latinas antes del periodo 2005-2006.

La pol?tica mexicana hacia sus migrantes ?la cual cambi? dr?sticamente desde la d?cada de 1980? estaba conformada en gran medida por la din?mica que dio origen a estas redes de activistas. Los propios migrantes, sin embargo, fueron quienes a menudo iniciaron el contacto con las autoridades mexicanas haciendo demandas y cabildeando en pos del cambio pol?tico y de las pol?ticas p?blicas. De esta manera, un examen del papel de la pol?tica mexicana en esta ?rea es una forma conveniente para referirse al fen?meno m?s amplio de interacci?n rec?proca entre los migrantes y el Estado mexicano.

Cuando se compara la reciente pol?tica mexicana hacia los migrantes con la de periodos anteriores en el siglo XX, no s?lo se pone en evidencia la ocurrencia de cambios radicales, sino, adem?s, que esos cambios constituyen un rasgo distintivo b?sico del periodo actual. En las d?cadas anteriores, cuando cientos de miles de migrantes fueron deportados y repatriados sin protestas ni resistencias organizadas al interior de Estados Unidos, el gobierno mexicano realmente alentaba y cooperaba con las campa?as de repatriaci?n; sin embargo, los principales cambios en la pol?tica mexicana desde finales de la d?cada de 1980 son congruentes y forman parte de un nuevo contexto hist?rico en el que los migrantes de hoy demuestran masivamente su determinaci?n por quedarse en Estados Unidos.

Este cap?tulo ubica a la pol?tica contempor?nea de M?xico contra el tel?n de fondo de los diversos fines que ?sta ha perseguido, los medios que ha empleado y los resultados que ha obtenido con el transcurso del tiempo. Analiza la evoluci?n de la orientaci?n c?vica de los migrantes mexicanos y de los mexicano-americanos nacidos en Estados Unidos, discute el papel de cuestiones clave como los programas de trabajadores temporales, y, finalmente, presta especial atenci?n al papel que desempe?a el Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME), una nueva e importante agencia gubernamental.

En determinado momento M?xico se opon?a activamente a la migraci?n hacia Estados Unidos, sin embargo, hacia mediados del siglo XX, termin? por aceptar y apoyar la migraci?n temporal de trabajadores a trav?s

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de la frontera. S?lo de manera relativamente reciente M?xico comenz? a aceptar la migraci?n permanente de sus ciudadanos a gran escala, lo cual fue necesario, adem?s, para adaptar sus instituciones a esta realidad de largo plazo. Sin embargo, la aceptaci?n de este tipo de migraci?n no es total ni est? completamente libre de controversia en M?xico.

Revoluci?n, depresi?n y repatriaci?n

La primera pol?tica importante de M?xico hacia sus emigrados se implement? despu?s de a?os de f?tiles intentos por desalentar y bloquear la emigraci?n por distintos medios. La administraci?n de Obreg?n, mediante la implementaci?n de un renovado nacionalismo nacido de la Revoluci?n mexicana de 1910-1917, ech? a andar a trav?s de sus consulados un esfuerzo fresco durante la d?cada de 1920 para extender la mano a la di?spora del pa?s en Estados Unidos. Las comisiones honor?ficas, con sus comit?s patri?ticos mexicanos y los comit?s de beneficencia, se formaron en las comunidades expatriadas que anteriormente no hab?an contado con ellos o donde ya hab?an desaparecido. Por ejemplo, el c?nsul en Los ?ngeles "surgi? como el principal organizador de liderazgo de la comunidad", al tiempo que trabajaba directamente o a trav?s de dichos organismos.3

De manera oficial, estos grupos deb?an colaborar con los consulados en la organizaci?n de las celebraciones de la Independencia de M?xico adem?s de ayudar a los migrantes indigentes, pero tambi?n ten?an el prop?sito de servir como los l?deres de facto de la comunidad migrante y de la poblaci?n de origen mexicano en su conjunto. En algunos casos este esfuerzo coloc? a los emigrados favorecidos en competencia con los mexicano-americanos nacidos en Estados Unidos o con el liderazgo "hispano", al que la pol?tica mexicana prest? poca atenci?n en ese momento.

Esto fue lo que sucedi? en 1921, cuando l?deres inmigrantes apoyados por el consulado desafiaron el control mexicano-americano tradicional de la observancia p?blica del d?a de la Independencia mexicana en Los ?ngeles.4 El consulado y sus aliados siguieron trabajando en el establecimiento de determinado n?mero de escuelas para los ni?os

3George J. S?nchez, Becoming Mexican American: Ethnicity, Culture and Identity in Chicano Los Angeles, 1900-1945, Nueva York, Oxford University Press, 1993, p. 113.

4Ibidem, pp. 108-109, 114-115 y 3, p. 297.

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mexicanos en el sur de California, tomando como modelo las escuelas de lengua japonesa y hebrea, y colaboraron en la creaci?n de una biblioteca de la comunidad mexicana en el este de Los ?ngeles.5

En este periodo surgi? un modelo general de colaboraci?n entre los consulados y una clase de ?lite de migrantes mexicanos particularmente destacable en San Antonio.6 Ambas partes enfatizaron el mantenimiento de la identidad mexicana "en el exilio" y la conveniencia de un regreso generalizado a M?xico. La ?lite ejerci? su liderazgo sobre una comunidad perteneciente a la clase obrera y se ali? con el gobierno mexicano para resistir los efectos de las pol?ticas de "americanizaci?n" que en ese momento estaban en boga.7

No parece haber evidencia alguna de que los participantes de esta alianza llegaran alguna vez a creer que los inmigrantes mexicanos pudieran o debieran establecerse con el ?nimo de desarrollar influencia pol?tica en Estados Unidos, como puede verse en su oposici?n unida respecto a la adquisici?n de la ciudadan?a estadounidense.8 Esta actitud contrast? enormemente con la perspectiva de la emergente clase media mexicanoamericana nacida en Estados Unidos que conform? organizaciones tales como la LULAC.9

En ese momento la pol?tica mexicana cultiv? un rasgo arquet?pico de conciencia de la di?spora entre los mexicanos en Estados Unidos al que

5Ibidem, cap?tulo 5; Francisco E. Balderrama, In Defense of La Raza: The Los Angeles Mexican Consulate and the Mexican Community, 1929-1936, Tucson, University of Arizona Press, 1982.

6R.A. Garc?a, Rise of the Mexican American Middle Class: San Antonio, 1929-1941, Texas A&M University Press, 1991; v?anse especialmente pp. 99-112.

7V?ase R.A. Garc?a, op. cit., passim; Maggie Rivas-Rodr?guez, "Ignacio E. Lozano: The Mexican Exile Publisher who Conquered San Antonio and Los Angeles", American Journalism, vol. 21, n?m. 1, invierno de 2004, pp. 75-89; J.G. S?nchez, op. cit., cap?tulo 5, "Americanization and the Mexican Immigrant", particularmente pp. 97-107.

8G.J. S?nchez, op. cit., p. 4; R.A. Garc?a, op. cit., passim. 9V?ase R.A. Garc?a, op. cit., passim, y especialmente cap?tulo 9; Benjam?n M?rquez, LULAC: The Evolution of a Mexican American Political Organization, Austin, University of Texas Press, 1993; Mario T. Garc?a, "In Search of America: The League of United Latin American Citizens (LULAC)", en Mexican Americans: Leadership, Ideology, and Identity, 1930-1960, New Haven, Yale University Press, 1989, cap?tulo 2; y Guadalupe San Miguel, Jr., Let All of Them Take Heed: Mexican Americans and the Campaign for Educational Equality in Texas, 1910-1981, Austin, University of Texas Press, 1987.

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se ha denominado "el mito del retorno".10 La administraci?n de Obreg?n estableci? un "Departamento de Repatriaci?n" dentro del ministerio de Relaciones Exteriores mexicano. Seg?n S?nchez, "...una meta central de todos los programas iniciados por el consulado mexicano fue la preservaci?n de la integridad cultural de los emigrantes mexicanos a trav?s del establecimiento de instituciones para fomentar el patriotismo mexicano, con la meta a largo plazo de alentar el retorno de la migraci?n".11 Esta pol?tica demostr? ser, en cierto sentido, inesperadamente exitosa cuando una combinaci?n de factores condujo a una extensa campa?a para alentar en un principio y luego presionar a los mexicanos en Estados Unidos para que hicieran precisamente eso ?regresar a M?xico.

La repatriaci?n de cientos de miles de mexicanos en la d?cada de 1930 (incluidos muchos de los ni?os nacidos en Estados Unidos), y el papel desempe?ado por el gobierno mexicano en este asunto, ha sido documentada por varios acad?micos.12 Hoffman, Balderrama y S?nchez describieron el papel del c?nsul en Los ?ngeles (que posteriormente fue embajador) Rafael de la Colina, en particular, en la coordinaci?n de planes con las autoridades locales para administrar trenes especiales patrocinados por el condado que transportaron repatriados a M?xico. Guerin-Gonz?lez describe las acciones de los c?nsules para facilitar y promover la repatriaci?n en los condados de San Bernardino, Riverside y San Diego.13

Este episodio estaba arraigado en una coyuntura de m?ltiples circunstancias. Los principales factores incluyeron el acuerdo de largo plazo por parte de los l?deres de los emigrados y el gobierno mexicano en la meta de la repatriaci?n voluntaria. Hacia finales de la d?cada de 1920, sin embargo, la emigraci?n hab?a resurgido debido al violento conflicto entre Iglesia y Estado en M?xico. Despu?s del asesinato de Obreg?n en 1928, la reconciliaci?n nacional en M?xico se volvi? un tema pol?tico predomi-

10Michael Jones-Correa, Between Two Nations: The Political Predicament of Latinos in New York City, Ithaca, Cornell University Press, 1998, cap?tulo 5.

11G.J. S?nchez, op. cit., p. 113. 12V?ase Abraham Hoffman, Unwanted Mexican Americans in the Great Depression: Repatriation Pressures, 1929-1939, Tucson, University of Arizona Press, 1974; Francisco E. Balderrama y Raymond Rodr?guez, Decade of Betrayal: Mexican Repatriation in the 1930s, Albuquerque, University of New Mexico Press, 1995; Camille Guerin-Gonz?lez, Mexican Workers and American Dreams: Immigration, Repatriation and California Farm Labor, 1900-1939, New Brunswick, Rutgers University Press, 1994, cap?tulos 4 y 5. 13Ibidem, pp. 86-94.

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nante. Las negociaciones llevaron a la creaci?n del predecesor del Partido Revolucionario Institucional (PRI), a nuevas elecciones y al t?rmino de la huelga nacional de tres a?os de la Iglesia cat?lica en 1929. El presidente electo, Pascual Ortiz Rubio, convoc? a los expatriados a que regresaran a M?xico. Frecuentemente este mensaje hizo eco en los peri?dicos liderados por la comunidad de expatriados, tales como La Prensa, en San Antonio, y La Opini?n, en Los ?ngeles, los cuales alentaron en los lectores una visi?n altamente centrada en M?xico.

El deterioro de las condiciones econ?micas en Estados Unidos despu?s de octubre de 1929 reforz? un flujo inicial voluntario de repatriados. Como la crisis financiera estadounidense condujo a la Gran Depresi?n, las presiones econ?micas, sociales y pol?ticas se acumularon para que todos los mexicanos regresaran o fueran regresados a M?xico. La pol?tica mexicana se opuso a la discriminaci?n y al uso de la coerci?n por parte de las autoridades estadounidenses, al tiempo que segu?a alentando la repatriaci?n masiva voluntaria. En muchos casos, los c?nsules mexicanos simplemente segu?an colaborando con los migrantes desempleados y necesitados que desearan regresar. En Los ?ngeles, el Comit? de Beneficencia Mexicana, afiliado al consulado, cambi? su pol?tica de ayudar a los mexicanos indigentes para que sobrevivieran a la depresi?n y, en su lugar, comenz? a pagar sus boletos de tren a M?xico.14

El uso de la presi?n, la coerci?n y la discriminaci?n por parte de las autoridades estadounidenses y de los ciudadanos levant? controversia y cre? tensiones con el gobierno mexicano; pero las propias pol?ticas mexicanas fueron criticadas incluso por repatriados que se enfrentaban a grandes penurias en M?xico. La Uni?n de Repatriados Mexicanos, aparentemente conformada en la ciudad de M?xico en 1932, solicit? al gobierno detener m?s repatriaciones.15 En Los ?ngeles, en el periodo 1932-1933, los sucesores del c?nsul De la Colina pasaron de alentar la repatriaci?n a desalentarla ?al menos para aquellos que a?n ten?an trabajo.16

Sin embargo, la administraci?n de L?zaro C?rdenas (1934-1940) renov? la convocatoria general a los migrantes para regresar. Estableci? en Tamaulipas una nueva e importante colonia agr?cola para los migrantes

14G.J. S?nchez, op. cit., p. 123. 15Ibidem, p. 219. 16Ibidem, p. 221.

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de retorno (adem?s de las muchas establecidas por las administraciones precedentes) y, en 1937, envi? oficiales gubernamentales en una extensa gira por las comunidades de emigrados para insistir nuevamente en su repatriaci?n.17 Hoffman describe como fracasos este y otros esfuerzos por parte de los funcionarios de ambos pa?ses para alentar la repatriaci?n mexicana en la segunda mitad de la d?cada de 1930 debido a la creciente resistencia por parte de los migrantes.

La miseria, la alienaci?n y la discriminaci?n sufridas en M?xico por muchos repatriados son descritas por Hoffman, S?nchez, GuerinGonz?lez, Balderrama y Rodr?guez. Ir?nicamente, aunque no de manera sorpresiva, muchos repatriados batallaron durante a?os por "regresar" de M?xico a Estados Unidos. Podemos suponer que quienes lo lograron tuvieron el efecto de reforzar las visiones de aquellos que en principio se resist?an a la repatriaci?n.

De acuerdo con lo expresado por S?nchez, la experiencia de repatriaci?n y resistencia tuvo efectos m?ltiples y de largo alcance en la comunidad de origen mexicano que permanec?a en Estados Unidos y en la manera en que se relacion? tanto con su pa?s de origen como con su pa?s de adopci?n. Un gran segmento de la comunidad que estaba m?s vinculado a M?xico, incluso l?deres y activistas, se hab?a ido. La identificaci?n de la comunidad restante con la patria ancestral fue atenuada, los inmigrantes mexicanos que se quedaron fueron silenciados pol?ticamente y se redujeron las actividades del consulado en la comunidad.

S?nchez escribe que en Los ?ngeles, despu?s de 1935, "el consulado mexicano nunca volver? a desempe?ar un papel crucial en la organizaci?n del liderazgo local en torno a las metas formuladas en la ciudad de M?xico. Cada vez m?s, la comunidad mexicano-americana ver?a su propio futuro pol?tico como envuelto en el contexto de los derechos civiles estadounidenses y del cumplimiento de las promesas de ciudadan?a estadounidense".18 Fue en este periodo cuando surgi? la nueva "generaci?n de mexicano-americanos" para tomar (o reclamar) el liderazgo de las comunidades de origen mexicano. Esta experiencia, ejemplificada en

17Hoffman, op. cit., pp. 152-157; Guerin-Gonz?lez discute varios ejemplos de tres tipos distintos de colonias para repatriados establecidas a principios de la d?cada de 1930, op. cit., pp. 102-106. V?ase adem?s Hoffman, op. cit., pp. 137-146.

18Ibidem, p. 124.

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