Hamlet - Biblioteca
嚜澶uillermo Shakespeare
Hamlet
2003 - Reservados todos los derechos
Permitido el uso sin fines comerciales
Guillermo Shakespeare
Hamlet
Tragedia
Si non errasset, fecerat ille minus.
Martialis epigrammat, lib. I.
Pr車logo
La presente Tragedia es una de las mejores de Guillermo Shakespeare, y la que con m芍s
frecuencia y aplauso p迆blico se representa en los teatros de Inglaterra. Las bellezas
admirables que en ella se advierten y los defectos que manchan y oscurecen sus
perfecciones, forman un todo extraordinario y monstruoso compuesto de partes tan
diferentes entre s赤, por su calidad y su m谷rito, que dif赤cilmente se hallar芍n reunidas en otra
composici車n dram芍tica de aquel autor ni de aquel teatro; y por consecuencia, ninguna otra
hubiera sido m芍s a prop車sito para dar entre nosotros una idea del m谷rito po谷tico de
Shakespeare, y del gusto que reina todav赤a en los espect芍culos de aquella naci車n.
En esta obra se ver芍 una acci車n grande, interesante, tr芍gica; que desde las primeras
escenas se anuncia y prepara por medios maravillosos, capaces de acalorar la fantas赤a y
llenar el 芍nimo de conmoci車n y de terror. Unas veces procede la f芍bula con paso animado y
r芍pido, y otras se debilita por medio de accidentes inoportunos y episodios mal preparados
e in迆tiles, indignos de mezclarse entre los grandes intereses y afectos que en ella se
presentan. Vuelve tal vez a levantarse, y adquiere toda la agitaci車n y movimiento tr芍gico
que la convienen, para caer despu谷s y mudar repentinamente de car芍cter; haciendo que
aquellas pasiones terribles, dignas del coturno de S車focles, cesen y den lugar a los di芍logos
m芍s groseros, capaces s車lo de excitar la risa de un populacho vinoso y soez. Llega el
desenlace donde se complican sin necesidad los nudos, y el autor los rompe de una vez, no
los desata, amontonando circunstancias inveros赤miles que destruyen toda ilusi車n. Y ya
desnudo el pu?al de Melp車mene, le ba?a en sangre inocente y culpada; divide el inter谷s y
hace dudosa la existencia de una providencia justa, al ver sacrificados a sus venganzas en
horrenda cat芍strofe, el amor incestuoso y el puro y filial, la amistad fiel, la tiran赤a, la
adulaci車n, la perfidia y la sinceridad generosa y noble. Todo es culpa; todo se confunde en
igual destrozo.
Tal es en compendio la Tragedia de Hamlet, y tal era el car芍cter dram芍tico de
Shakespeare. Si el traductor ha sabido desempe?ar la obligaci車n que se impuso de
presentarle como es en s赤, no a?adi谷ndole defectos, ni disimulando los que hall車 en su obra,
los inteligentes deber芍n juzgarlo. Baste decir que, para traducirla bien, no es suficiente
poseer el idioma en que se escribi車, ni conocer la alteraci車n que en 谷l ha causado el espacio
de dos siglos; sin identificarse con la 赤ndole po谷tica del autor, seguirle en sus raptos,
precipitarse con 谷l en sus ca赤das, adivinar sus misterios, dar a las voces y frases
arbitrariamente combinadas por 谷l la misma fuerza y expresi車n que 谷l quiso que tuvieran, y
hacer hablar en castizo espa?ol a un extranjero, cuyo estilo, unas veces f芍cil y suave, otras
en谷rgico y sublime, otras desali?ado y torpe, otras oscuro, ampuloso y redundante, no
parece producci車n de una misma pluma; a un escritor, en fin, que ha fatigado el estudio de
muchos literatos de su naci車n, empe?ados en ilustrar y explicar sus obras; lo cual, en
opini車n de ellos mismos, no se ha logrado todav赤a como era menester.
Si estas consideraciones deber赤an haber contenido al traductor y hacerle desistir de una
empresa tan superior a su talento, le anim車 por otra parte el deseo de presentar al p迆blico
espa?ol una de las mejores piezas del m芍s celebrado tr芍gico ingl谷s, viendo que entre
nosotros no se tiene todav赤a la menor idea de los espect芍culos dram芍ticos de aquella
naci車n, ni del m谷rito de sus autores. Otros, quiz芍s, le seguir芍n en esta empresa y f芍cilmente
podr芍n oscurecer sus primeros ensayos; pero entretanto no desconf赤a de que sus defectos
hallar芍n alguna indulgencia de parte de aquellos, en quienes se re迆nan los conocimientos y
el estudio necesarios para juzgarle.
Ni hall車 tampoco en las traducciones que los extranjeros han hecho de esta Tragedia, el
auxilio que debi車 esperar. Mr. Laplace imprimi車 en franc谷s una traducci車n de las obras de
Shakespeare, que a pesar de sus defectos, no dej車 de merecer aceptaci車n; hasta que Mr.
Letourneur public車 la suya, que es sin duda muy superior a la primera. Este literato pose赤a
perfectamente el idioma ingl谷s, y hall芍ndose con toda la inteligencia que era menester para
entender el original, pudiera haber hecho una traducci車n fiel y perfecta; pero no quiso
hacerlo.
Hab赤a en su tiempo en Francia dos partidos muy poderosos, que manten赤an guerra
literaria y divid赤an las opiniones de la multitud. Voltaire apasionado del gran m谷rito de
Racine, profesaba su escuela, se esforz車 cuanto pudo por imitarle, en las muchas obras que
dio al teatro, y este ilustre ejemplo arrastr車 a muchos Poetas, que se llamaron Racinistas. El
partido opuesto, aunque no ten赤a a su frente tan temible caudillo, se compon赤a no obstante
de literatos de mucho m谷rito, que prefiriendo lo natural a lo conveniente, lo maravilloso a
lo posible, la fortaleza a la hermosura, los raptos de la fantas赤a a los movimientos del
coraz車n, y el ingenio al arte, admirando los aciertos de Corneille, se desentend赤an de sus
errores e indicaban como segura y 迆nica la senda por donde aquel insigne Poeta subi車 a la
inmortalidad. Pero todos sus esfuerzos fueron vanos. La multitud de papeles que
diariamente se esparc赤an por el p迆blico, ridiculizando la secta Racinista y apurando para
ello cuantas sutilezas sugiere el ingenio y cuantos medios buscan la desesperaci車n y la
envidia; si por un momento excitaban la risa de los lectores, ca赤an despu谷s en oscuridad y
desprecio, cuando aparec赤a en la escena francesa la Fedra, la Ifigenia, el Bruto o el
Mahomet. Entonces se public車 la traducci車n de Letourneur; impresa por suscripci車n,
dedicada al Rey de Francia y sostenida por el partido numeroso de aquellos a quienes la
reputaci車n de Voltaire atropellaba y ofend赤a. Tratose, pues, de exaltar el m谷rito de
Shakespeare y de presentarle a la Europa culta como el 迆nico talento dram芍tico digno de su
admiraci車n, y capaz de disputar la corona a los Eur赤pides y S車focles. As赤 pensaron abatir el
orgullo del moderno tr芍gico franc谷s, y vencerle con armas auxiliares y extranjeras, sin
detenerse mucho a considerar cu芍n poca satisfacci車n deb赤a resultarles de una victoria
adquirida por tales medios.
Con estos antecedentes, no ser芍 dif赤cil adivinar lo que hizo Letourneur en su versi車n de
Shakespeare. Reuni車 en un discurso preliminar y en las notas y observaciones con que
ilustr車 aquellas obras, cuanto crey車 ser favorable a su causa, repitiendo las opiniones de los
m芍s apasionados cr赤ticos ingleses en elogio de su compatriota, neg芍ndose voluntariamente
a los buenos principios que dictaron la raz車n y el arte y estableciendo una nueva Po谷tica,
por la cual, no s車lo quedan disculpados los extrav赤os de su idolatrado autor, sino que todos
ellos se erigen en preceptos recomend芍ndolos como dignos de imitaci車n y aplauso.
En aquellos pasajes en que Shakespeare, felizmente sostenido de su admirable ingenio,
expresa con acierto las pasiones y defectos humanos, describe y pinta los objetos de la
naturaleza o reflexiona melanc車lico con profunda y s車lida filosof赤a, all赤 es fiel la
traducci車n; pero en aquellos en que se olvida de la f芍bula que finge, del fin que debi車 en
ella proponerse, de la situaci車n en que pone a sus personajes, del car芍cter que les dio, de lo
que dijeron antes, de lo que debe suceder despu谷s; y acalorado por una especie de frenes赤,
no hay desacierto en que no tropiece y caiga; entonces el traductor franc谷s le abandona y
nada omite para disimular su deformidad, suponiendo, alterando, substituyendo ideas y
palabras suyas a las que hall車 en el original; resultando de aqu赤 una traducci車n p谷rfida o por
mejor decir, una obra compuesta de pedazos suyos y ajenos, que en muchas partes no
merece el nombre de traducci車n.
Lejos, pues, de aprovecharse el traductor espa?ol de tales versiones, las ha mirado, con
la desconfianza que deb赤a, y prescindiendo de ellas y de las mal fundadas opiniones de los
que han querido mejorar a Shakespeare con el pretexto de interpretarle, ha formado su
traducci車n sobre el original mismo; coincidiendo por necesidad con los traductores
franceses, cuando los hall車 exactos, y apart芍ndose de ellos cuando no lo son, como podr芍
conocerlo f芍cilmente cualquiera que se tome la molestia de cotejarlos.
Esto es s車lo cuanto quiere advertir acerca de su traducci車n. La vida de Shakespeare y las
notas que acompa?an a la Tragedia, son obra suya, y a excepci車n de una u otra especie que
ha tomado de los comentadores ingleses (seg迆n lo advierte en su lugar) todo lo dem芍s,
como cosa propia, lo abandona al examen de los cr赤ticos inteligentes.
Si se ha equivocado en su modo de juzgar o por malos principios o por falta de
sensibilidad, de buen gusto o de reflexi車n, no ser芍 in迆til impugnarle; que harto es necesario
agitar cuestiones literarias relativas a esta materia para dar a nuestros buenos ingenios
ocupaci車n digna, si se atiende al estado lastimoso en que yace el estudio de las letras
humanas, los pocos alumnos que hoy cuenta la buena poes赤a y el merecido abandono y
descr谷dito en que van cayendo las producciones modernas del teatro.
Vida de Guillermo Shakespeare
Guillermo Shakespeare naci車 en Stratford, pueblo de Inglaterra, en el Condado de
Warwick, a?o de 1564, de familia distinguida y pobre. Era su padre comerciante de lanas; y
deseando que Guillermo, el mayor de diez hijos que ten赤a, llevase adelante el mismo
tr芍fico, le dio una educaci車n proporcionada a este fin, con exclusi車n absoluta de
cualesquiera otros conocimientos, que pudieran haberle hecho mirar con disgusto la carrera
a que le destin車. As赤 fue, que apenas hab赤a adquirido algunos principios de Latinidad en la
escuela p迆blica de Stratford, cuando a迆n no cumplidos los diecisiete a?os, le cas車 con la
hija de un rico labrador y comenz車 a ocuparle en el gobierno de la casa y en las operaciones
de su comercio. Obligado de la necesidad venci車 Guillermo la repugnancia que ten赤a a tal
profesi車n; y hubiera continuado en ella si un accidente imprevisto no le hubiese hecho salir
de la oscuridad en que estaba, abri谷ndole el camino a la fortuna y a la gloria.
Acompa?ado Shakespeare con otros j車venes mal educados e inquietos, dio en molestar a
un caballero del pa赤s llamado Tom芍s Lucy, entrando en sus bosques y rob芍ndole algunos
venados. Esta ofensa irrit車 en extremo el 芍nimo de aquel caballero, y por m芍s que el joven
Guillermo procur車 templarle, arrepentido sinceramente de su exceso y ofreci谷ndole cuantas
satisfacciones pidiese, todo fue en vano; el Se?or Tom芍s Lucy era uno de aquellos hombres
duros que no conocen el placer de perdonar. Sentido Shakespeare de tal obstinaci車n, quiso
vengarse en el modo que pod赤a, escribiendo contra 谷l algunos versos sat赤ricos, los primeros
que en su vida compuso; poniendo en rid赤culo a un hombre iracundo y poderoso, que a este
nuevo agravio redobl車 sus esfuerzos, implor車 todo el rigor de las leyes y le persigui車 con
tal empe?o que al fin hubo de ceder como m芍s d谷bil, y no hallando seguridad sino en la
fuga, abandon車 su patria, y su familia, y se fue a Londres, solo, sin dinero, ni
recomendaciones en aquella ciudad, ni arrimo alguno.
En aquel tiempo no iban los caballeros encerrados en los coches entre cristales y
cortinas como hoy sucede; iban a caballo, y a la entrada de los teatros, de las iglesias, de los
tribunales, y en otros parajes p迆blicos, hab赤a muchos mozos que se encargaban de guardar
las caballer赤as a los que no llevaban consigo criados que se las cuidasen. Tal fue la
ocupaci車n de Shakespeare en los primeros meses de su residencia en Londres; se pon赤a a la
puerta de un teatro y serv赤a de mozo de caballos a cuantos le llamaban, para adquirir
algunos cuartos con que poder cenar en un bodeg車n. ?Qui谷n, al verle en aquel estado
oscuro e infeliz, hubiera reconocido en 谷l, el mejor Poeta Dram芍tico de su naci車n, el que
hab赤a de excitar la admiraci車n de los sabios, el que hab赤a de merecer estatuas y templos?
La circunstancia de hallarse diariamente a la entrada del teatro, le facilit車 el
conocimiento de algunos c車micos, que viendo en 谷l mucha viveza y buena disposici車n, se
le hicieron amigos y en breve le determinaron a salir a la escena para desempe?ar algunos
papeles subalternos; pero no correspondieron los efectos a la esperanza que de 谷l se hab赤a
concebido. Rara vez la naturaleza prodiga sus dones, y casi nunca permite que un hombre
sobresalga en dos facultades distintas; que tal es la limitaci車n del talento humano. D赤cese
迆nicamente que Shakespeare desempe?aba muy bien el papel del muerto en la tragedia de
Hamlet, elogio que puede considerarse como una prueba de su corta habilidad en la
declamaci車n.
Como quiera que sea, su admisi車n en el teatro despert車 en 谷l una inclinaci車n decidida a
la Poes赤a Dram芍tica; le dio a conocer la mayor parte de las piezas que entonces se
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