GUÍA DE LECTURA: ANTOLOGÍA DEL GRUPO POÉTICO DEL 27



LA GENERACIÓN DEL 27

1. INTRODUCCIÓN

Al hablar de generación del 27 o de grupo poético del 27 nos referimos no sólo a un conjunto de poetas, sino a la más brillante promoción de la literatura española del siglo XX, que pudo conocer cómo, en el espacio de unos pocos años, surgió una serie de poetas que, asimilando la rica tradición literaria española e imbuidos en las nuevas corrientes de vanguardia, con espíritu selecto e innovador, habrían de configurar lo que no se ha dudado en comparar con la brillantez de nuestro Siglo de Oro.

Lo que, probablemente, se hubiera consagrado como el conjunto más importante de poetas de nuestra literatura, el destino, la vida y la historia se encargaron de destruir a los muy pocos años de nacer, dispersando lo que Jorge Guillén denominó “nueva generación perdida”, que jamás volvería a encontrarse, si exceptuamos los esporádicos contactos en la ancianidad.

Integran esta generación de mayor a más joven: Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Juan José Domenchina, Dámaso Alonso, Emilio Prados, Rafael Alberti, Luis Cernuda y Manuel Altolaguirre. Miguel Hernández, aunque más joven, ha sido considerado como un epígono de esta generación. Sin embargo, el entorno de esta generación se amplía a prosistas (José Bergamín, Max Aub, Francisco Ayala,...), filósofas (María Zambrano), pintores (Salvador Dalí, Maruja Mallo, Óscar Domínguez), cineastas (Luis Buñuel), músicos (Ernesto Halffter),...

Aunque en ocasiones se ha discutido la adecuación del término “generación” para hablar de estos autores, aplicando el esquema diseñado por el  crítico alemán Julius Petersen, resulta que la mayor parte de los requisitos necesarios para la formación de un grupo generacional se cumple en el caso de los poetas del 27:

1. Hay proximidad en las fechas de nacimiento. Sus nacimientos se sitúan en una misma "zona de fechas" que va de 1891 (Pedro Salinas) a 1905 (Manuel Altolaguirre).

2. La educación recibida por los autores, como la herencia cultural y literaria de que son deudores, e incluso la extracción social acomodada que comparten, es similar: la mayoría cursó estudios universitarios, y todos ellos mantuvieron contactos con el ambiente intelectual de las Vanguardias y de la Institución Libre de Enseñanza.

3. Existe un intenso contacto personal entre ellos. Participan en las mismas publicaciones (La gaceta literaria, Cruz y raya, Litoral, Caballo verde para la poesía,…). En su relación siempre primó la amistad por encima de cualquier otra consideración, incluidos el alejamiento físico y la ideología. En las filas del 27 convivieron armónicamente comunistas como Alberti, conservadores como Diego y liberales como Guillén. Los lazos de amistad fueron intensos en muchos casos: Salinas y Guillén, Guillén y Lorca, Lorca y Prados, Prados y Altolaguirre, Prados y Aleixandre, Aleixandre y Alonso. Incluso Salinas fue, en Sevilla, profesor de literatura de Cernuda.

4. Sus registros lingüísticos son parecidos, al menos en los años veinte.

5. Y, sobre todo, se unen en torno a un acontecimiento destinado a pasar a la historia: la conmemoración (diciembre de 1927), en el Ateneo de Sevilla, del tricentenario de la muerte del escritor barroco Luis de Góngora.

 

Otras dos características enumeradas por Petersen no son, sin embargo, fácilmente discernibles. No puede decirse, por ejemplo, que cuando se configuró el grupo la generación anterior padeciera claramente de aletargamiento o anquilosamiento. La presencia en el panorama literario de los autores del 98 y los del grupo del 14 (con Ortega a la cabeza), la supervivencia del modernismo y la figura de Juan Ramón Jiménez son referencias suficientes como para descartar la idea.

Tampoco los autores del 27 precisaron de un guía al que seguir y aceptar como caudillo de la nueva tendencia. No deja de ser cierto que Guillén, quizá por su apariencia doctoral y por la pronta aceptación de los poemas que habrían de constituir Cántico, parecía mostrar ante los demás la imagen más venerable, pero, como mucho, cabría hablar en su caso de un primus inter pares. Porque igualmente cierto es que el escritor del grupo que concitaba en torno a sí más adhesiones emocionales era Lorca, a quien resultaba extraordinariamente fácil, a juzgar por las evocaciones de sus amigos, convertirse en el centro de cualquier reunión que lo tuviera como asistente.

Si el término generación ha sido y es muy discutido, la referencia del año (1927) que lo acompaña admite menos discusiones. Fue en esa fecha cuando se realizó el homenaje a Góngora, pero también fue entonces cuando empezaron a publicarse algunas de las revistas en las que aparecieron las colaboraciones de estos escritores. Y, aunque no puede decirse que esta consideración sea relevante para quienes rechazan de plano la idea de la sucesión cronológica de las generaciones, se da la circunstancia de que 1927 es un año que se ajusta bastante bien al esquema temporal admitido por los defensores de la misma: entre la generación del 98 y la del 14 hay dieciséis años, y entre la del 14 y la del 27, trece. Cifras ambas bastante próximas a esos quince años que vendrían a marcar el cambio de promociones.

Sea filológicamente válido o no, lo cierto es que el sintagma generación del 27 ha sido utilizado, al menos desde que Dámaso Alonso lo hiciera en 1948 (1969), como marbete agrupador de un conjunto de escritores que presentan unos rasgos comunes que explican la pervivencia del concepto.

Sobre esos cientificismos (que cada vez me asustan menos) habría mucho que hablar. Esquivo toda discusión. Lo que quiero es, simplemente, afirmar que esos escritores no formaban un mero grupo, sino que en ellos se daban las condiciones mínimas de lo que entiendo por generación: coetaneidad, compañerismo, intercambio, reacción similar ante excitantes externos.

Las denominaciones que los críticos han utilizado para designar a este grupo literario han sido varias y se han utilizado con mayor o menor justificación. Entre otras, se han barajado las siguientes: 

a) Generación de la Dictadura, por el hecho de haberse dado a conocer sus integrantes durante el régimen político del General Primo de Rivera; se trata de una denominación utilizada por Max Aub, coetáneo de ellos.

b) De Guillén-Lorca, denominación propuesta por el crítico Joaquín González Muela: dichos poetas representarían los dos extremos estilísticos del grupo (intelectualismo / popularismo) y, además, un cierto liderazgo compartido.

c) De los años 20 o de fechas más precisas: generación del 24-25 (Debicki, 1968), del 25 (denominación preferida, en 1957, por Cernuda [1972]) y, naturalmente, del 27; la primera engloba el decenio en el que aparece el grupo y se desarrolla la fase más conocida de su producción, y las restantes registran momentos concretos en su historia.

d) De la República, denominación defendida por García Posada (1999, contradiciendo posturas suyas anteriores a esta fecha) y que alude a la vinculación más o menos intensa de estos autores con la nueva propuesta política que representó el régimen político que derribó la monarquía.

e) De la Revista de Occidente, por el apoyo que desde esta publicación y otras en la órbita regida por Ortega se dio a los autores del 27, que publicaron con regularidad en ellas.

f) De la vanguardia, denominación defendida por Juan Manuel Rozas (1986), por representar estos poetas una fórmula literaria nueva frente a planteamientos más tradicionales.

g) De los poetas-profesores, denominación inventada por Juan Ramón Jiménez, por el hecho de que varios de ellos se dedicaron a la docencia: Guillén, Salinas y Cernuda en universidades españolas y extranjeras; Alonso en la Cátedra de Filología Románica de la Universidad Central de Madrid; Diego en la Enseñanza Media.

h) De la amistad, denominación utilizada por Cano (1973), por ser esta la palabra que mejor define la relación mantenida entre los poetas del grupo.

La publicación en 1932 de Poesía española. Antología (1915-1931), por parte de Gerardo Diego, supuso una plataforma de lanzamiento para todos los poetas del grupo y, especialmente, para aquellos menos conocidos como Emilio Prados o Manuel Altolaguirre.

Los poetas del 27 reconocieron como maestros de su grupo a Juan Ramón Jiménez en un primer momento y a Pablo Neruda en los años treinta. Aunque siguieron caminos personales distintos, mostraron intereses literarios y estéticos afines, muy alejados de la estética modernista y noventayochista.

Todos ellos comparten la voluntad de integrar en sus obras la tradición y la vanguardia. Su estética busca la síntesis entre diferentes formas de creación: conjugan la tradición literaria y la voluntad de renovación, prestan atención tanto a la poesía española como a la extranjera, cultivan tanto las formas métricas populares como las cultas, buscan la perfección formal de la poesía pura pero transmitiendo la experiencia personal.

2. CARACTERÍSTICAS LITERARIAS

1. Estética

Según Fernando Lázaro Carreter, la estética de los poetas del 27 se define por la tendencia al “equilibrio” o síntesis entre polos opuestos dentro de un mismo autor:

- equilibrio entre lo intelectual y lo sentimental: la emoción tiende a ser refrenada por el intelecto;

- equilibrio entre la pureza y la autenticidad humana: entre la poesía pura y la poesía preocupada por los problemas del hombre (su poesía se irá humanizando con el tiempo);

- equilibrio entre una concepción romántica del arte (que nace del arrebato y la fuerza de la inspiración) y una concepción clásica (creada por el esfuerzo riguroso que busca la perfección);

- equilibrio entre lo minoritario y lo mayoritario: alternan el hermetismo y la claridad, con tendencia a buscar cada vez un público más amplio;

- equilibrio entre lo culto y lo popular: aman tanto la poesía de corte clásico (la de los grandes autores) como toda la poesía nacida en el pueblo (la recogida en los cancioneros y romanceros, el folclore andaluz,…)

- equilibrio entre lo universal y lo español: no desdeñan ninguna obra, venga de donde venga;

- equilibrio entre la tradición y la renovación: son seguidores tanto de los autores antiguos y clásicos como de todas las aportaciones vanguardistas.

2. MÉTRICA Y ESTILO

La métrica del 27 es variada, con una cierta tendencia al verso libre, aunque no falten estructuras tan tradicionales.

a. Métrica tradicional

En cuanto a la métrica, en la línea de la lírica popular (romancero y cancionero tradicional) y de la lírica culta (se inspiran en grandes autores clásicos como Garcilaso, San Juan, Jorge Manrique, Góngora, Bécquer…), compondrán cancioncillas del más puro sabor popular, romances, sonetos, redondillas, décimas y cuartetos asonantados.

a. Ejemplos de cancioncillas de tipo popular:

Torerillo en Triana y Canción al niño Jesús, de Gerardo Diego; Arbolé, arbolé, Baladilla de los tres ríos, Falseta, Camino, Gacela del amor con cien años, de Lorca; El mar, la mar y Se equivocó la paloma de Rafael Alberti…

b. Ejemplos de romances:

Romance del Duero de G. Diego; San Rafael y Muerte de Antoñito el Camborio de Lorca…

c. Ejemplos de sonetos:

El ciprés de Silos, Giralda, Cumbre de Urbión, Sucesiva, Aquella noche y Tuya, de G. Diego; En la muerte de José Ciria y Escalante, de Lorca; Malva-luna-de-yelo y El toro de la muerte, de Alberti; Nevermore, Añoranza, Epitafio, Mañana será Dios y Dolor humano, de Domenchina; Cómo era, Oración por la belleza de una muchacha, Hombre y Dios y Hermanos, de D. Alonso; La niebla, de Altolaguirre…

d. Otras estrofas clásicas:

Beato sillón, de Guillén (décima); Anillo de Guillén (serventesios).

b. Innovaciones métricas

En cuanto a las innovaciones métricas, debemos citar aquellas propias de la vanguardia, como el empleo de caligramas, collage, y disposiciones tipográficas que simulan el tema o el título de la composición. Si bien es cierto que en los poemas que se recogen en la antología no se encuentran ejemplos destacados, puede citarse el poema “Columpio” de G. Diego que simula el balanceo de un columpio.

Los poetas del 27 desarrollaron ampliamente el verso libre o versículo. Contaron con el precedente de su maestro Juan Ramón, pero la mayor influencia provendrá del Surrealismo y de los dos grandes poetas sudamericanos Cesar Vallejo y Pablo Neruda (al poeta peruano César Vallejo le dedica Diego el poema Valle Vallejo de la antología, escrito precisamente utilizando el verso libre o versículo). Si en la métrica clásica se utilizan el cómputo de sílabas, la distribución de pausas y acentos y la rima, para conseguir el ritmo, el versículo responde a una concepción del ritmo diferente: la medida y las pausas son variables; los acentos no aparecen con regularidad, aunque su distribución puede quedar dentro de ciertos límites a diferencia de la prosa ordinaria; no existe la rima regular. El ritmo se consigue en el versículo con la repetición no ya de elementos fónicos, sino en la repetición de ideas, de palabras, de estructuras sintácticas (anáforas y paralelismos).

Ejemplos que aparecen en la antología además del citado anteriormente de Diego: Ciudad sin sueño y Niña ahogada en el pozo, de Lorca; Espantapájaros, de Alberti; Insomnio y A un río le llaman Carlos, de D. Alonso; Unidad en ella, Criaturas en la aurora, etc. de Aleixandre; No decía palabras, etc. de Cernuda…

c. Estilo

La renovación del lenguaje poético va a venir por la utilización de la imagen y la metáfora. Jorge Guillén decía que “hablaban por imágenes”. La metáfora y la imagen visionaria relacionan los objetos, no por su semejanza física, sino por las emociones que despiertan. Precisamente será esta proliferación de imágenes lo que contribuya a la dificultad de su poesía, a que se la haya tildado de hermética y claramente intelectual. Y este gusto por la imagen no solo aparece en la poesía más vanguardista, también en la de corte clásico y popular, si bien es cierto que la dificultad crece en los poemas de los poetas más vinculados con el Surrealismo: la casi totalidad de la obra de Aleixandre; el Lorca de Poeta en Nueva York, el Alberti de Sobre los ángeles…

3. TEMAS

Estos poetas, como veremos con la lectura de la antología, abordan los temas esenciales de la existencia: el amor, la muerte, la angustia vital… En palabras de J. Guillén: “los grandes asuntos del ser humano –amor, universo, destino, muerte- llenan las obras líricas y dramáticas de esta generación”. A estos temas tradicionales se añaden los vinculados con la modernidad como el progreso, lo cosmopolita, los deportes, lo urbano, el cine, el arte, la literatura…

En líneas generales, los ejes temáticos del grupo poético son:

- La modernidad. Los poetas, por influencias de las vanguardias, se dejan seducir por los nuevos tiempos y quieren dar a sus poemas un aire urbano, cosmopolita y moderno. La ciudad aparece unida a la visión futurista, impregnada de optimismo. Amaron la ciudad, valoraron el confort, el cine, la publicidad; pero también observaron el aspecto negativo del desarrollo urbano.

Ej. Underwood Girls (pág. 63) de Salinas; Ciudad sin sueño (pág. 128) de Lorca; Guía estival del paraíso y Cita triste de Charlot (págs. 142 a 143) de R. Alberti…

- La naturaleza y el paisaje. Desaparece el paisaje en su sentido tradicional; en su lugar aparece una naturaleza simbólica, asociada a evocaciones de la infancia, a antiguos amores, a la pureza…, es decir, se convierte en parte del yo poético, que llega en algunos casos a una visión panteísta (sistema filosófico y religioso en el que se identifica a Dios con todo lo que existe)

Ej. Un acorde de nubes (pág. 228) de Emilio Prados; Eternidad (pág. 239) de M. Altolaguirre; En los almendros precoces (pág. 159) de Domenchina; Cumbre de Urbión (pág. 103) de G. Diego. También los poetas del 27, como los del 98, cantan al paisaje de España, a la que critican y aman por igual. Abundan los poemas ambientados o dedicados a Castilla y Andalucía. Ej. Acuarela (pág. 62) de P. Salinas; El ciprés de Silos (pág. 97), Romance del Duero (pág. 99), Giralda (pág. 102), Torerillo en Triana (págs. 105-108) de G. Diego; Canción del jinete (pág. 117), San Rafael (págs. 120-121), Baladilla de los tres ríos (pág. 123-124) de F. G. Lorca; De Aranda de Duero a Peñaranda de Duero (pág. 142), Por encima del mar, desde la orilla americana del Atlántico (pág. 155-156) de R. Alberti…

- El amor: Aúna los rasgos de la lírica tradicional y de la vanguardista. El amor se concibe como una fuerza que da sentido a la vida, rompe con la soledad del ser humano y le permite elevarse sobre el mundo precario en que vive, pues cuando una persona ama alcanza la plenitud. Admite todas las manifestaciones posibles y se cantó al amor heterosexual y al homosexual. Pero el choque entre esta actitud y la realidad en que vivían llevó muchas veces al dolor (Lorca, Cernuda)

Ej. Poemas de P. Salinas, el gran poeta del amor dentro de este grupo, sobre todo sus libros La voz a ti debida (1934) y Razón de amor (1936). De estos libros son los poemas Para vivir no quiero, ¡Qué alegría vivir sintiéndose vivido! de las págs. 66 y 67 de la antología.

- La muerte: Arrebata la belleza de la vida y es el destino de todos los seres humanos. Luchar contra ella produce un sentimiento de frustración y un sentido trágico de la existencia. A veces el poeta acepta la muerte con resignación y entereza.

Ej. Doncel póstumo (pág. 158) de J.J. Domenchina; Invitación a la muerte (pág. 223) de E. Prados; Crepúsculo (pág. 235) de M. Altolaguirre…

- El compromiso, la preocupación social. El compromiso con el hombre, simplemente en lo humano o claramente politizado es un tema recurrente en la poesía del 27. La huella de la Guerra Civil española y de la Segunda Guerra Mundial queda patente en una serie de composiciones que versan sobre la injusticia, la destrucción y la miseria de una sociedad que ha vivido el desastre de la guerra y donde los poetas expresan su anhelo de paz. Asimismo protestan contra la injusticia social que padecen diversos grupos sociales marginados.

Ej. Los intranquilos (pág. 86), Las ánimas (pág.89), El vencedor, Opina un civilizado (págs.89 y 90) de Jorge Guillén; Insomnio (pág. 173) de D. Alonso…

- Las artes y la poesía. Influidos claramente por las vanguardias literarias, las artes se convirtieron en tema de creación poética. La misma creación poética es tema de sus poemas.

Ej. El poema (pág. 70) de P: Salinas; En mitad de un verso (pág. 111) de G. Diego; Falseta (pág. 125) de F. G. Lorca; Zurbarán (pág. 150) y Retorno de la invariable poesía (pág. 151) de R. Alberti; Óleo. Niño de Vallecas (pág. 200) de V. Aleixandre; Góngora (pág. 214) de L. Cernuda… También el arte taurino estará presente en poetas como G. Diego y F. G. Lorca.

- Recuerdo y añoranza de la patria y los amigos. Tras la Guerra, muchos se exilian y desde sus países de acogida, la nostalgia del mundo perdido, se convierte en tema poético.

Ej. A través de una niebla caporal de tabaco 15 (pág. 151-152) y Por encima del mar 18 (pág. 153) de R. Alberti; Añoranza (pág. 165-166) de J. J. Domenchina; Es la tierra de nadie (pág. 237) de M. Altolaguirre…

- Las inquietudes íntimas. El enfrentamiento entre los deseos del ser humano y la realidad que lo rodea provoca una serie de incógnitas sobre la condición humana, los deseos inalcanzables y la angustia de la existencia.

Ej. Tréboles y Ars vivendi (págs. 88 y 89) de J. Guillén; Dolor humano (pág. 163) de J. J. Domenchina; Monstruos (pág. 175) de D. Alonso; y, sobre todo, los poemas de Luis Cernuda: No decía palabras, Yo fui, Himno a la tristeza (págs. 208-209) y La noche del hombre y su demonio (216)…

- La religión y Dios. Dios aparece en las invocaciones de estos poetas como un interlocutor al que muchas veces se le increpa.

Ej. Canción al niño Jesús (pág. 108) de G. Diego; Oda al Santísimo Sacramento del altar (pág. 133) de F. G. Lorca; Hombre y Dios (pág. 177) y Búsqueda de la luz. Oración (pág. 181) de D. Alonso…

2. CORRIENTES POÉTICAS PRESENTES EN SU POESÍA

Los poetas del 27 recibieron influencias de diferentes corrientes poéticas.

1. POESÍA PURA

La influencia de la poesía pura se debe a Juan Ramón Jiménez. La poesía pura elimina todo lo anecdótico y lo sentimental. “Poesía pura es todo lo que permanece en un poema después de haber eliminado todo aquello que no es poesía" según Jorge Guillén. El carácter abstracto y metafísico, así como la densidad conceptual hacen que esta poesía resulte hermética para el gran público. Ortega y Gasset en La deshumanización del arte ya había analizado este rasgo del arte moderno, un “arte intelectual” es siempre un arte minoritario.

Este tipo de poesía busca alcanzar la esencia de las cosas, es decir, aquello que no está sujeto a las coordenadas del tiempo y del espacio sino que permanece eterno e inmutable. El propio Jorge Guillén dijo que “poesía pura es todo lo que permanece en el poema, después de haber eliminado todo lo que no es poesía”. Características de esta poesía:

-Marcada ausencia de todo lo narrativo. Búsqueda de lo que se considera esencial de la realidad.

-Consideración del poema como algo autónomo, cerrado y autosuficiente, como si en el poema se encerrase la auténtica realidad.

-Gusto por la palabra exacta, desnuda y limpia, sin acumulación de adjetivos, ni adornos retóricos.

-Predominio del estilo nominal, lo que acentúa la idea de estatismo e inactividad.

-Empleo frecuente de expresiones exclamativas e interrogativas que transmiten el asombro del poeta frente al conocimiento del mundo.

-Preferencia por el verso corto y las estrofas con medida. La décima es la más usual.

Poemas de la antología que participan de estas características: Más allá (pág. 77), Beato sillón (pág.79), Meseta (pág.82) de Jorge Guillén; Acuarela, Fe mía (Pags.62-63) de Seguro Azar de Pedro Salinas; Calle de arrabal (pág.170) de D. Alonso…

2. POESÍA POPULAR

Muchos poetas del 27 sienten una auténtica veneración por las formas populares: el Romancero, el Cancionero tradicional, la obra de Gil Vicente, Juan del Encina… En su labor de recuperación, recrean las formas y el sentir de la poesía tradicional, para darles un nuevo sentido. Características de esta poesía:

-Preferencias por las formas tradicionales de la poesía popular: canciones, romances, seguidillas…

-El poema es la expresión de un sentimiento íntimo y vivido.

-Frecuente aparición de ambientes naturales y paisajes o espacios cercanos a las vivencias del poeta.

-Presencia de estructuras dramatizadas para acentuar la tensión del poema.

-Abundancia de repeticiones que dotan de ritmo y agilidad al poema.

-El estribillo se convierte en el eje central del poema, como en las composiciones populares.

Poemas de la antología que participan de estas características: Romance del Duero (pág.99-100) de G. Diego; Canción del jinete, Arbolé arbolé, Suicidio, San Rafael, Muerte de Antoñito el Camborio, Baladilla de los tres ríos, Sorpresa, Falseta, Juan Breva, Camino y La sangre derramada (págs.117-128) de García Lorca; los poemas de R. Alberti de las págs. 141 a 143…

3. POESÍA NEORROMÁNTICA

El tratamiento del tema del amor en los poetas del 27 tiene su inspiración en Gustavo Adolfo Bécquer. Características de esta poesía amorosa:

-El amor en todas sus fases (preludio, consumación y adiós) es el tema central.

-El poeta expresa su propia experiencia, unas veces de forma alegre, otras, de forma dolorosa.

-Idealización de la persona amada.

-Fusión del amor y la muerte.

Poemas de la antología que participan de estas características: poemas de las págs. 65 y 66 de P. Salinas; Sucesiva (Pág.104), Tuya (pág.109) de G. Diego; Unidad en ella (pág.188), Los besos (pág. 196) de V. Aleixandre. Casida de la mujer tendida (pág. 132) de Lorca…

4. POESÍA VANGUARDISTA

El Futurismo, el Ultraísmo, el Creacionismo y, más tarde, el Surrealismo dejan huella en algunos poetas del 27. Características vanguardistas son:

- Importancia de la imagen. El poema se convierte en una acumulación de imágenes sin referente real.

- Empleo del ingenio y del humor como forma de expresar lo irracional.

- Predilección por temas como el cine, los deportes, el automóvil…

- Experimentación lingüística y poética por medio de la supresión de la rima, de los enlaces sintácticos y de los signos de puntuación.

- Nueva disposición tipográfica de las palabras en la página. Interés por el valor visual del poema, además del auditivo (caligramas).

- Construcciones irracionales, ilógicas basadas en relaciones insólitas. Uso de la imagen surrealista alejada de las relaciones directas con la realidad. El poema se convierte en algo sugerente que hay que leer desde una perspectiva alejada de la lógica de la realidad. El mundo de los sueños se constituye en germen de la poesía.

Poemas de la antología que participan de estas características: Underwood girls de Salinas; Guitarra (pág. 97) de Gerardo Diego; Ciudad sin sueño. Nocturno de Brooklyn Bridge (pág. 128), Niña ahogada en el pozo (pág. 130); Playa (pág. 233) de Altolaguirre.

5. POESÍA SOCIAL

Acabada la Guerra Civil, algunos miembros del grupo han muerto (F. G. Lorca) y los otros han iniciado el camino hacia el exilio, salvo Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre y Gerardo Diego. En el exilio, algunos escriben desde la nostalgia y el desarraigo. En España, la poesía se llena de un tono angustiado y existencial. Características de esta poesía:

• El hombre es un ser inmerso en su circunstancia político-social.

• La temática se centra en lo humano, lo social, la lucha de clases, el paro…

• La poesía debe ser útil, debe servir para poner remedio a los males que atacan a la realidad.

• El tono es unas veces combativo y otras, de rechazo e indignación.

• El lenguaje es directo y el vocabulario y la sintaxis no entrañan mucha dificultad.

Poemas de la antología que participan de estas características: Las ánimas, El vencedor, opina un civilizado… (págs. 89 a 91) de J. Guillén; Espantapájaros, El toro de la muerte, Hace falta estar ciego (págs. 148-149) de R. Alberti; los poemas 7 La vida –ayer rozagante y 8 Nevermore (pág.160-161) de J.J. Domenchina; Insomnio (pág. 173) de D. Alonso…

3. ETAPAS DEL 27

Vamos a distinguir tres grandes etapas en el quehacer literario de nuestros autores, advirtiendo que no todos los poetas las cumplen en la misma medida ni al mismo tiempo.

Primera etapa: hasta 1927, aproximadamente (etapa de formación)

• Entre los tanteos iniciales, se nota la presencia de tonos becquerianos, junto a resabios modernistas.

• Influjo de las primeras vanguardias: Ultraísmo y Creacionismo (Gerardo Diego)

• El magisterio de Juan Ramón les orienta hacia la poesía pura. Decía Guillén que poesía pura es todo lo que permanece en el poema después de haber eliminado de él todo lo que no es poesía”, definición que expresa el anhelo de depura el poema de “anécdota humana”, de toda emoción que no fuera estrictamente artística. El instrumento de este arte puro es la metáfora.

• Influjo de la lírica popular, en la poesía de Lorca o Alberti, por ejemplo.

• Paralelamente, la sed de perfección formal les lleva hacia los clásicos: cultivo de estrofas tradicionales, rigor en el trabajo poético.

• Fervor por Góngora. El autor del Polifemo se había propuesto, tres siglos atrás, hallar un lenguaje especial para la poesía, netamente alejado del lenguaje usual. En esta propuesta coincide plenamente con nuestros poetas.

Segunda etapa: de 1927 a la guerra civil (etapa de consolidación)

• Comienza a notarse cierto cansancio del puro formalismo. Se inicia el proceso de rehumanización, más rápido y claro en unos que en otros, pero en todos hay un deseo de comunicación más cercana.

• Irrupción del surrealismo. Pasarán a primer término los más hondos sentimientos humanos: el amor, el ansia de plenitud, las frustraciones, las inquietudes existenciales o sociales…

• Ha comenzado una nueva época de poesía española… trascendente, humana y apasionada dice Dámaso Alonso. Dos fechas significativas son: 1930 en que se publica el ensayo de Díaz Fernández, El nuevo Romanticismo, propugando un arte para la vida; y 1935 en que Neruda funda la revista Caballo verde para la poesía, donde aparece el Manifiesto por una poesía sin pureza.

• La mayoría de estos poetas no quieren sustraerse a las nuevas inquietudes y a las nuevas preocupaciones sociales y políticas. Lorca señala que con Poeta en Nueva York un acento social se incorpora a mi obra. Alberti, Cernuda o Prados iniciarán su militancia política y de forma más o menos activa todos se mostrarán partidarios de la República.

Tercera etapa: después de la guerra (etapa de disgregación)

• Pasa la guerra civil. Lorca ha muerto; los demás –salvo Aleixandre, Dámaso Alonso y Gerardo Diego- parten a un largo exilio. El grupo se ha dispersado pero ninguno abandonará ya los caminos de una poesía entrañablemente humana.

• Todos ellos siguieron creando hasta edad avanzada. La concesión del Premio Nobel en 1977 a Aleixandre fue, en cierto modo, la confirmación de la importancia de todo un grupo que dio a la lírica española una nueva Edad de Oro.

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