TEMA 1 ¿QUÉ ES LA FILOSOFÍA



EL ESP?RITU DEL CAPITALISMOTodas las cosas tienen un espíritu que las vivifica, el capitalismo también. El espíritu del capitalismo vino a encarnar en la Inglaterra del siglo XVII sustituyendo al feudalismo, dando nacimiento, así, a uno de los movimientos sociales y económicos con más calado de la historia moderna: EL CAPITALISMO.El capitalismo, como fenómeno social, es estudiado por la sociología. Y es ahí, en la sociedad puritana protestante de la que surgió, donde describimos al espíritu del capitalismo en estado puro. El pensador, no se consideraba a sí mismo sociólogo, más lúcido a la hora de hacer una radiografía del espíritu del capitalismo ha sido Max Weber en un ensayo titulado la ética protestante y el espíritu del capitalismo. En este trabajo, como después veremos, Max Weber nunca tuvo la intención de enfrentarse ideológicamente a? Marx, aunque supiera bien que sus ideas podían chocar con ciertos pilares filosóficos del marxismo. Podemos sintetizar el análisis que hace Weber en su ensayo en estos dos puntos: PRIMERO. Según Weber, para la ideología protestante puritana, la adquisición del dinero es casi el valor supremo de la vida humana. En efecto, en esa sociedad se considera que el trabajo remunerado es una manera tan privilegiada para adquirir dinero, que el trabajo se presenta casi siempre como fin en sí mismo, no como un medio. Además, la austeridad?de la que hacen gala los protestantes hace que se use mínimamente la riqueza acumulada. Esto, aunado a la característica precedente, da lugar a una creciente acumulación de riqueza (capital) por medio del ahorro.Por último, si a?adimos a las dos anteriores características, que en esta sociedad se valora sobre manera la racionalidad, que?implica una fuerte adecuación de los medios a los fines, tenemos una gran eficiencia a la hora de conseguir una gran productividad en el trabajo. SEGUNDO. A lo anterior, la ética protestante?a?ade, según Weber, dos grandes características: el ascetismo, como una actitud y un modo de vida cuyo objeto es la perfección moral y espiritual del ser humano?a través de la renuncia a los placeres y de la práctica de una vida austera (ahorro); y el considerar al enriquecimiento?como se?al de predestinación a la salvación eterna. Esto hace que se persiga el enriquecimiento como un objetivo deseable tanto a nivel material como a nivel espiritual.En resumen, en el ámbito de la sociología y de la economía la importancia de la aportación de Max Weber radica en su lúcida constatación de que el espíritu del capitalismo es el hijo no sólo natural, ya que nació en su seno, sino el hijo deseado del puritanismo protestante. Un hijo legitimado, sobre todo, por su sentido del trabajo, por su pureza de costumbres, por su sentido del ahorro y, en definitiva, por su idea de que el éxito económico es una bendición divina.La historia posterior demostrará que cuanto más racional y burocrática se vuelve una organización, tanto más los individuos que trabajan en ella se convierten en eslabones de un proceso mecánico y pronto pueden llegar a olvidar el propósito y el significado de su comportamiento. Tanto es así que, ya en su época, según Weber, se habían perdido la actitud ante el trabajo y los valores éticos que inspiraron a los fundadores del capitalismo moderno: el ascetismo y la austeridad.Tiempos Modernos: la pérdida de la inocenciaTiempos modernos?(Modern Times?en?inglés) es un?largometraje?de?1936?escrito y dirigido, por Charles Chaplin, que fue también el actor principal. Esta película es un reflejo de las condiciones desesperadas de las cuales era víctima un empleado de la clase obrera en la época de la Gran Depresión, por la eficiencia de la industriali-zación y la producción en cadena. Extenuado por el frenético ritmo de la cadena de montaje, un obrero metalúrgico que trabaja apretando tuercas acaba perdiendo la razón. Después de recuperarse en un hospital, sale y es encarcelado por participar en una manifestación en la que se encontraba por casualidad. En la cárcel, también sin pretenderlo, ayuda a controlar un motín, gracias a lo cual queda en libertad. Una vez fuera, emprende la lucha por la supervivencia en compa?ía de una pobre joven huérfana a la que conoce en la calle.La película transmite claramente su mensaje: una crítica al sistema capitalista de esos días. Muestra el trabajo mecanizado, la producción en cadena, los bajos salarios, el estrés, la opresión, el hambre, la pobreza e injusticia social que vive esa sociedad, principalmente la clase baja y más vulnerable de Estados Unidos. En resumen, Tiempos Modernos?constituye el sonoro?bofetón que da Chaplin al capitalismo, sistema que en vez de simplificar la labor del trabajador, la ha complicado, sobre todo desde lo existencial: quizás por haber relacionado siempre la palabra ocio (algo en su etimología positivo) con improductividad, pero nunca con su verdadera antítesis, la explotación del hombre por el hombre, pero también del hombre por la máquina, a la que siempre creyó poder dominar.La película enfatiza en mostrar la forma como el maquinismo y el capitalismo les quitan la humanidad a los trabajadores. La aportación que Chaplin hace es una ridícula exageración de lo que supuso el método de producción en cadena (inven-tado por Ford)?donde el trabajo especializado se ha reducido a hacer sólo una parte del giro de una tuerca, lo cual es terminado por otros, lo que acelera el trabajo. Sin embargo, este enajenante trabajo trae consecuencias físicas, corporales y psicológicas, que el genio de Chaplin las hace formar parte de lo divertido de la película. Transforma algo trágico en algo cómico sin faltar el respeto a los trabajadores. Pero más allá del aspecto cómico que da a su obra, Chaplin enfatiza como la empresa convertida en simple máquina productiva al servicio de la eficacia y la rentabilidad es el modelo que impera en el capitalismo globalizado actual. La Jaula de Hierro: Weber Vs Marx“Jaula de hierro” es la imagen metafórica que Max Weber emplea como símbolo y diagnóstico de una sociedad en la que el hombre vive mecánicamente, enjaulado, desencantado, sin sentido, esclavo de sus medios de producción. Según Weber, el aumento progresivo de la racionalización y burocratización de la vida social, basada en la eficiencia tecnológica, el control y el cálculo racional ha dado lugar a un modelo social que se ha convertido en una prisión para el hombre moderno.Sin duda, Weber es el pensador de un mundo que ha perdido su inocencia: un mundo cientificista, desencantado, sin sentido y burocratizado hasta el extremo de poner en seria amenaza la libertad y la paz interior de los hombres. Su diagnóstico de la sociedad de su tiempo, una sociedad racionalizada bajo la forma de una burocracia que lo controla todo (“la jaula de hierro”), anticipó, sin duda, los totalitarismos de la Alemania nazi y de la Unión Soviética.En resumen, Weber constata que el Estado Moderno depende completamente de la burocracia para mantener su existencia. El Estado Moderno es cada vez más depen-diente del saber Técnico Burocrático, hasta quedar atrapado en sus férreas e impersonales garras. Garras que una vez que te atrapan ya jamás te sueltan. Vista la eficacia de la burocracia para hacer del Estado Moderno una máquina casi perfecta y autónoma, es cuando el capitalismo decide que la burocracia es también el marco social más adecuado para la organización capitalista de la producción. El hecho de que exista una subordinación de todas las actividades a la aplicación de una norma ligada a una finalidad objetiva, hacen de la burocracia un modelo de racionalidad económica que el capitalismo industrial no duda en adoptar.Weber, como defensor que es de un esquema y sistema de valores propios del liberalismo, veía con preocupación y juzgaba peligrosas las nuevas condiciones de la sociedad industrial emergente, marcada, sobre todo, por la expansión creciente de las grandes burocracias públicas y privadas que iban anulando la libre iniciativa de los individuos. De este análisis queda clara la critica que Max Weber ejerce sobre el Marxismo, ya que el peligro latente que significa la Burocracia sobre los valores liberales, se aplica igualmente al proyecto socialista; puesto que abolir la propiedad privada como remedio a los problemas de las sociedades modernas le parecía a Weber contradictorio con los fines del marxismo. Weber se?ala acertadamente que ese proceso lleva inevitablemente?al fortalecimiento de la propiedad pública creando nuevos sujetos alienados en lugar de individuos libres. Weber sentencia, además, que puesto que el socialismo se basaba en una mayor imposición del control racional sobre la conducta económica, el resultado solo podría ser la expansión de la Burocracia. Por consiguiente, este autor sostendrá que el socialismo no constituiría una "Dictadura del Proletariado" sino una "Dictadura del Funcionariado". Y que esto viene a probar sin lugar a didas que la Burocracia de Estado se adapta a regímenes diversos.Para Weber la Burocracia es, pues, independiente de la naturaleza del régimen económico y social que impere en un momento dado. En consecuencia, tanto el capitalismo como el socialismo marchan irremediablemente hacia la burocratiza-ción y, por lo tanto, hacia la "Jaula de Hierro" del actor humano individual.Debemos empezar a liberarnos de nosotros mismosEl victimismo es lo que más nos desempodera. Pensar que somos víctimas impotentes de un sistema o de unas fuerzas sobrehumanas que nos esclavizan, es la forma más segura de perder el control de nuestras vidas. La liberación comienza al hacernos conscientes de que la jaula de hierro la hemos construido nosotros mismos, por eso somos nosotros mismos los tenemos que liberarnos. No encuentro mejor forma de expresarlo que citar a Cassirer: El hombre debe empezar liberándose a sí mismo; tiene que deshacerse de todas sus falacias e ilusiones, de sus idiosincrasias humanas y sus fantasías.?Los peque?os grupos que tratan de imponer sus deseos y sus fantásticas ideas a grandes naciones y al organismo político entero pueden tener éxito por breve tiempo, inclusive pueden alcanzar grandes triunfos, pero estos triunfos tendrán que ser efímeros. Pues, al fin y al cabo, existe una lógica del mundo social, lo mismo que existe una lógica del mundo físico. Hay ciertas leyes que no se pueden violar impunemente. Así se expresa ERNST CASSIRER en El mito del Estado, obra publicada en 1946.? Cassirer procuró entender la naturaleza humana explorando cada uno de sus símbolos en todos los aspectos de la experiencia humana. La religión, la ciencia, el lenguaje, los mitos, la ética, la política y el arte conforman nuestro universo simbólico. Por eso, frente a la definición clásica del hombre como animal racional, Cassirer lo define como animal simbólico, por considerar aquella insuficiente, al no recoger la complejidad de la realidad humana. ?stas son sus palabras:Nuestra ciencia, nuestra poesía, nuestro arte y nuestra religión constituyen solamente la capa superior de un estrato mucho más antiguo, el cual llega hasta una gran profundidad. Las fuerzas del mito fueron reprimidas y sojuzgadas por fuerzas superiores. Mientras estas fuerzas intelectuales están en plenitud, el mito está domado y sujetad; pero cuando empiezan a perder su energía, el caos se presenta nuevamente. Entonces el pensamiento mítico empieza nuevamente a erguirse y a inundar toda la vida social y cultural del hombre.Así es. Afortunadamente frente a un espíritu tan tiránico como el del capitalismo, aparentemente tan racional, se levantan, en el fondo de nuestra consciencia, como mitos, nuestras aspiraciones más profundas: libertad, fraternidad e igualdad. Aspiraciones que seducen más que ese canto de sirena, el espíritu del capitalismo, que nos asegura que tendremos pan a cambio de que renunciemos a nuestra esencia humana. Un ejemplo:La tiranía de la moda y la bellezaDurante la década de los 80, la industria de la belleza promovía un “retorno a la feminidad”, un florecimiento de todas esas cualidades femeninas innatas supuesta-mente suprimidas en la década feminista de los 70. Pero la verdad es que las características “femeninas” que más aclamará entonces la industria cosmética son groseramente antinaturales, logradas con propuestas crecientemente duras, punitivas y poco saludables. Veamos.Una y otra vez mediante la publicidad, la industria de la belleza insistía en su versión de la tesis de la reacción: el progreso profesional de la mujer había degradado su aspecto e incitaban al temor acerca del costo del éxito ocupacional de las mujeres. En el anuncio aparecía una mujer vestida de traje, con un portafolio en una mano y un ni?o en la otra, apresurada camino de la guardería, descubriendo su rostro agrietado en el reflejo de un escaparate. En anuncio, evidentemente, quería hacer sentir a la mujer culpable porque en su escala de valores había priorizado otras cosas antes que la belleza del cutis. Es así como la industria empezó a recuperar su propia salud económica persuadiendo a las mujeres de que eran ellas las pacientes enfermas, y que el profesionalismo era su enfermedad. La belleza se hizo objeto de la medicina mientras su ejército de promotores con batas de laboratorio, y los médicos reales, prescribían pociones avaladas por los profesionales, inyecciones para la piel, tratamientos químicos para el pelo, cirugía plástica para prácticamente cada centímetro de piel. Siguiendo las órdenes de la belleza de los ?80, los médicos literalmente experimentaron y enfermaron a muchas mujeres. Los procedimientos con acido butírico (botos) para el cutis les quemaron la piel. Las siliconas dejaron dolorosas deformidades en los pechos. La liposucción causo graves complicaciones, infecciones e incluso la muerte. Interiorizados, los dictados de la belleza generaron una epidemia de problemas de alimentación. Además, la industria de la belleza ayudó a agudizar el aislamiento físico que sentían tantas mujeres de los ?80 que no se sometían a la pauta universal, simplemente porque se negaban a cambiarse físicamente mediante la cirugía estética.En verdad ésta es otra fea encarnación del espíritu del capitalismo, frente al que afortunadamente se levanta la defensa de la dignidad de la mujer como movi-miento relativamente reciente. Están son algunas de sus alternativas y propuestas: Nuestro cuerpo refleja nuestra biografía personal y nuestra trayectoria, debemos aprender a aceptarlo y valorar nuestro propio cuerpo en las diferentes etapas de su vida. Es nuestro refugio y el que nos permite sentir, desear, expresarnos y querer, por ello debemos cuidarlo y apreciarlo. Debemos desarrollar esa conciencia y valoración corporal, uniendo cuerpo y mente, viviendo con armonía con nosotras mismas y con el mundo que nos rodea cargándonos de energía. Desarrollar al máximo la capacidad de sentir, la esencia de la sensualidad, disfrutar de nuestro cuerpo (técnicas de relajación, masajes… etc.) Aprender a vivir y sentir de forma autónoma y construir así una imagen de nosotras mismas autosuficiente e independiente de normas estéticas impuestas: construir nuestra propia imagen en base a cualidades y valores. El paso del tiempo hace que muchas mujeres se sientan más libres y sabias. Tranquilas, sin guerras interiores, satisfechas, y de esa satisfacción intima surge la nueva idea de belleza. La aceptación y la estima propias son el mejor remedio para protegernos del acoso que impone el mercado de la imagen. Moverse por el amor propio, nunca en base a la aprobación ajena. ................
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