La fiebre del oro en Sonora - LANIC

[Pages:6]REVISTA DE EL COLEGIO DE SONORA / VOL. VII / NO. 1 2 .1 9 9 6

Derechos reservados de El Colegio de Sonora, ISSN 0 1 8 8 -7 4 0 8

La fiebre del oro en Sonora durante la d?cada de 1 8 5 0 y sus repercusiones diplom ?ticas con Estados Unidos

Lawrence Douglas Taylor Hansen**

Resum en: Mientras que, para principios de la d?cada de 1 8 5 0 , la atenci?n del m undo entero se enfocaba en los cam pos aur?feros en California, ocurr?a un m ovim iento sem ejante, aunque de proporciones m enores, con respecto al territorio de Altar en el norte de Sonora. El art?culo com ienza con una breve descripci?n de los intentos de explotar los dep?sitos de oro y plata en la regi?n durante el virreinato, as? com o su papel en la creaci?n de ciertos m itos y leyendas referentes a la gran riqueza que supuestam ente exist?a debajo del subsuelo sonorense. Se exam ina en particular, la expedici?n procedente de California que penetr? a la zona en la prim avera de 1 8 5 1 en busca de oro, y que constituy? un antecedente importante relativo a las expediciones filibusteras encabezadas por Joseph Morehead, Charles de Pindray y otros aventureros extranjeros a lo largo de los cincuenta. El art?culo concluye con una evaluaci?n del significado de la fiebre del oro de este periodo con referencia al desarrollo posterior del noroeste de Sonora, y de la integraci?n del estado a los m ercados co m erciales de Estados Unidos y de otras regiones de M?xico.

*

Este art?culo constituye una versi?n revisada y am pliada de una ponencia pre-

sentada en la XXIV Mesa Redonda de la Sociedad Mexicana de Antropolog?a,titulada "Antropolog?a e Historia del Occidente de M?xico," Tepic, Nayarit,4 al 1 1 de agosto de 1 9 9 6 . ** Investigador del Departam ento de Estudios de Adm inistraci?n P?blica de El Co-

legio de la Frontera Norte . Se le puede enviar correspondencia a El Colegio de

la Frontera Norte, Autopista Tijuana-Ensenada Km . 1 8 , San Antonio del Mar, Baja California, M?xico, tels: ( 6 6 ) 3 1 -3 5 -3 5 , fax:( 6 6 ) 3 1 -3 0 -6 5

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Abstract:While at the beginning of the 1 8 5 0 's the w orld's attention w as focussed upon the California goldfields, a sim ilar m ovem ent, although of greatly reduced proportions, w as occurring w ith regards to the Altar District in northw estern Sonora.The article discusses earlier attem pts by Spanish and Mexican colonizers to exploit deposits of precious m etals in the region, as w ell as the role of these early discoveries in the creation of m yths and legends regarding the great riches w hich supposedly underlay Sonora's soil. It particularly analyzes the gold-hunting expeditions w hich set out for Sonora in the early 1 8 5 0 's,together w ith their connection w ith the filibuster m ovem ents led by Morehead, Pindray, and other foreign adventurers. It concludes w ith an evaluation of the gold rush's im pact upon the developm ent of Sonora's econom y and society in the latter half of the nineteenth century.

In tro du cci? n

Mientras que, para principios de la d?cada de 1 8 5 0 , la atenci?n del m undo entero se enfocaba en la fiebre del oro en California, ocurr?a un m ovim iento sem ejante, aunque de proporciones considerablem ente m enores, con respecto a la regi?n de Altar en el norte de Sonora. El presente trabajo tiene com o prop?sito analizar el papel de este episodio particular en la form aci?n hist?rica de Sonora, as? com o sus repercusiones sobre el desarrollo subsecuente de la regi?n.

La fiebre del oro en Sonora durante la d?cada de 1 8 5 0 , no constituy? el prim ero de tales m ovim ientos en el noroeste de M?xico. Desde el periodo colonial, el oro y la plata hab?an actuado com o im anes que atra?an a colonos a las tierras ?ridas e inh?spitas del noroeste. A m ediados del siglo XVIII,em pero, ocurri? una serie de descubrim ientos m ineros de cierta im portancia en el desierto de Altar, que de hecho constituyeron las prim eras fiebres del oro au t?nticas del continente. Despu?s de la guerra entre M?xico y Estados Unidos ( 1 8 4 6 -1 8 4 8 ) , muchos extranjeros, alentados por el descubrim iento de oro en California, tam bi?n com enzaron a inte-

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resarse en la regi?n.A ra?z de este inter?s, varios grupos de estadunidenses y hom bres de otras nacionalidades partieron rum bo a Sonora en busca de una fortuna en oro y otras fuentes de riqueza. Algunos de los m iem bros de estas expediciones, sobre todos los dirigentes, albergaban sue?os m ?s am biciosos, que inclu?an la conquista de Sonora por la fuerza y su colonizaci?n por m edio de inm igrantes de Estados Unidos y Europa. En este sentido, la fiebre de oro en Sonora de la d?cada de 1 8 5 0 actu? com o factor catalizador que condujo a una serie de enfrentam ientos entre m exicanos y extranjeros en esta regi?n y que term inaron con la reivindicaci?n del derecho soberano de M?xico de gobernar sobre este te rrito rio .

El periodo anterior a la guerra de 1 8 4 6 -1 8 4 8

Aunque los prim eros reales de m inas en Sonora hab?an sido establecidas en la d?cada de 1 6 4 0 , para 1 7 0 0 ya se encontraban en decadencia. En 1 7 3 6 , en la regi?n m onta?osa de Arizona cerca de la l?nea internacional actual,un indio yaqui descubri? grandes pepitas de plata en la form a de bolas y planchas, que provoc? un flujo de gam businos al sitio. La form a peculiar de la plata encontrada provoc? sospechas por parte de las autoridades de que constitu?a en realidad un tesoro il?cito, que por derecho pertenec?a a la corona espa?ola. Cuando por fin el gobierno real decidi? adue?arse del sitio, ?ste ya se encontraba pr?cticam ente abandonado debido al agotam iento del m ineral, as? com o por las incursiones de los apaches. A pesar de su breve existencia, las m inas de Arizonac sirvieron para perpetuar la leyenda del norte de Sonora com o regi?n en donde abundaban yacim ientos m inerales de gran valo r.1

1

Ignaz Pfefferkorn ( 1 9 4 9 ) , pp. 8 9 -9 1 ;Juan Nentvig ( 1 9 8 0 ) ,pp. 1 4 7 -1 4 8 ; Jos?

Francisco Velasco ( 1 8 5 0 ) , pp. 1 9 0 -1 9 2 , 3 4 2 -3 4 3 ; Hubert How e Bancroft

( 1 9 8 9 ) ,3 4 2 -3 4 3 ; Hubert Ho w e Bancroft ( 1 8 8 9 ) , pp. 5 2 5 -5 2 8 ; F.J.H. Merrill

( 1 9 0 6 ) , pp. 1 1 1 1 -1 1 1 2 ;Alberto Francisco Pradeau ( 1 9 8 2 ) , pp. 1 0 6 -1 8 1 ; Pa-

tricia Roche Herring ( 1 9 7 8 ) ,pp. 2 4 5 -2 5 7 .

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A ra?z de la decadencia en la producci?n de plata durante la segunda m itad del siglo XVIII y los problem as de seguridad provo cados por los ataques ind?genas, muchos de los criollos, m estizos e indios de Sonora optaron por el m ?todo alternativo de extraer el oro de placeres ubicados en los lechos de los arroyos y r?os secos, o en las bases de las m onta?as. El descubrim iento de yacim ientos de oro en 1 7 5 9 ,en San Antonio de la Huerta, sobre el r?o Yaqui en el sur de Sonora y, durante la siguiente d?cada, en Bacanuchi y Bacoachi en el noreste, dio lugar a algunas fiebres de oro peque?as en estas zonas. Los m ineros que trabajaban en estos placeres eran operadores independientes con poco capital. Utilizaban herram ientas sim ples -- una palanca de hierro bastaba para arrancar el m ineral de la capa de tierra o piedra en que se encontraba-- , y las pepitas de oro puro que sacaban no requer?an ser sujetas a un pro ceso de purificaci?n. Las colonias de m ineros establecidas eran ef?m eras, dado que duraban unos pocos a?os en el m ejor de los caso s.2

Los descubrim ientos de oro m ?s significativos de este periodo ocurrieron en el desierto de Altar en el noroeste de Sonora. En esta regi?n, se guardaba uno de los m ayores yacim ientos de oro aluvial en M?xico. Debido a la acci?n de la erosi?n causada por el viento y las lluvias, las m onta?as de la antigua sierra hab?an sido reducidas al nivel de sus bases. El oro proveniente de las venas de cuarzo de las antiguas m onta?as se hab?a quedado depositado en form a de pepitas y polvo dentro del abanico aluvial que circundaba estas bases. En otros casos, se encontraba enterrado dentro de los antiguos lechos de r?os y cubierto por capas de caliche ( grava cem entada) .3

El yacim iento aluvial m ?s significativo de esta regi?n fue encontrado en 1 7 7 0 , en las cercan?as de Cieneguilla ( el pueblo actual de La Ci?naga) . Las noticias de este descubrim iento, as? com o las de otros en el m ism o distrito, caus? que cientos de buscadores de oro llegaran a la regi?n de otras partes de la provincia. Para 1 7 7 2 , du-

2

Pfefferkorn ( 1 9 4 9 ) , pp. 9 2 ; Nentvig ( 1 9 8 0 ) , pp. 1 1 6 -1 1 7 ; Peter Gerhard

( 1 9 8 2 ) , pp. 2 8 5 ;Robert C. West ( 1 9 9 3 ) , pp. 7 9 -8 3 .

3

West ( 1 9 9 3 ) ,pp. 8 3 .

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rante el periodo de apogeo del m ineral, hab?a entre cinco y siete m il m ineros en la zona, un sesenta por ciento de los cuales eran indios yaquis.4

A ra?z de la carencia de agua en la regi?n para lavar el m ineral con objeto de separar el oro del detritus acom pa?ante, se desarroll? una t?cnica de lavado de oro "en seco." Despu?s de depositar el m ineral dentro de una batea de m adera c?nica, los m ineros lo aventaban al aire con el prop?sito de quitar, con la acci?n del viento, los m ateriales m ?s livianos, m ientras que el oro, que era m ?s pesado, se quedaba en el fondo del recipiente. La t?cnica, aunque sencilla, no era m uy eficiente, dado que ?nicam ente se pod?an recuperar las pepitas o fragm entos de oro m ?s pesados, m ientras se perd?a una porci?n considerable del m ineral que se encontraba en form a de polv o.5

Aunque para m ediados de la d?cada de 1 7 7 0 , la producci?n de oro en Cieneguilla hab?a dism inuido , se encontraron nuevos yacim ientos en otros sitios del desierto. Cuando una serie de placeres en particular, quedaban agotados, los m ineros se m udaban a un nuevo sitio con el prop?sito de repetir el proceso de explotaci?n.6 La producci?n de oro gradualm ente dism inuy? durante las ?ltim as d?cadas del siglo XVIII y la prim era m itad del siglo XIX, a ra?z del agotam iento de los placeres y de los ataques de los indios apaches, seris, y p?pagos. Aun as?, la cantidad de m ineral que se produc?a en la zona era considerable. Entre 1 8 3 5 y 1 8 4 8 , por ejem -

4

Pedro Tueros, el funcionario real encargado de la adm inistraci?n del m ineral

de San Ildefonso de la Cieneguilla, a Pedro Corbal?n, el intendente fiscal, 2 3

de julio de 1 7 7 2 ; y Francisco Antonio Crespo, el gobernador de Sonora,al vi-

rrey Antonio Mar?a Bucareli, 2 3 de enero de 1 7 7 4 , am bos en Kieran McCarty

( 1 9 7 6 ) , pp. 2 0 -2 4 ;Luis Navarro Garc?a,( 1 9 6 4 ) ,pp. 2 0 5 - 2 0 6 , 2 5 4 , 2 6 6 ; Velas-

co ( 1 8 5 0 ) , pp. 1 9 4 -1 9 6 ; Carl Lum holtz ( 1 9 1 2 ) , pp. 1 8 2 ; Ignacio del R?o

( 1 9 8 1 ) , pp. 1 6 2 -1 8 3 .

5

John W. Caughey ( 1 9 4 8 ) ,pp. 2 3 -2 6 ;Otis E.Young ( 1 9 6 5 ) ,pp . 3 0 6 , 3 0 7 , 3 1 3 ,

3 1 4 ; West ( 1 9 9 3 ) , pp. 8 4 -8 5 . Una excelente descripci?n de esta t?cnica, que

fue utilizada por los sonorenses que inm igraron a los yacim ientos de oro de

California,se encuentra en William Redm ond Ryan ( 1 9 7 3 ) , vo l. II, p p. 1 3 -1 5 .

6

Manuel Barragua, Francisco Castro, y Antonio Rom ero al capit?n Pedro de

Allande y Saavedra ( 2 4 de noviem bre de 1 7 7 7 ) , en McCarty ( 1 9 7 6 ) ,pp. 3 1 -

34.

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