, Emilio (ed.) (2019): Manual de lingüística española ...

Ridruejo: Manual de ling??stica espa?ola

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mentari en prosa de l'autor; aspecte que ?s especialment valu?s perqu? permet de cercar alhora text i comentari, i aix? llegir la prosa com a complement a la lectura del poema.

Aquesta nova edici?, preparada amb rigor i exhaustivitat per l'especialista ribi? Jordi Mal?, a partir d'ara ?s i ser? la publicaci? d'obligada refer?ncia en la poesia d'un escriptor essencial i imprescindible. Tot un encert que els lectors de Riba --i tamb? els fil?legs-- rebem ?amb un crit d'alegria?.

Ferran Carb? Universitat de Val?ncia

Ridruejo, Emilio (ed.) (2019): Manual de ling??stica espa?ola. Berl?n / Boston: De Gruyter, 697 p.

La obra que rese?amos sigue la estela de otras conocidas contribuciones como la de M. Alvar (dir.), Introducci?n a la ling??stica espa?ola, 2000; la de J. I. Hualde et al., Introducci?n a la ling??stica hisp?nica, 2010 (2.? ed.); o la de J. Mu?oz-Basols et al., Introducci?n a la ling??stica hisp?nica actual: teor?a y pr?ctica, 2017. En ellas, el enfoque hisp?nico global resulta predominante. Con respecto al presente manual, Emilio Ridruejo, el coordinador, se?ala (?0 Introducci?n?, pp. 1-13) que las decisiones concretas que ha habido que tomar dependen, en algunos casos, del plan general de la colecci?n, que incluye un volumen sobre el espa?ol de Am?rica. En cuanto a la estructura, agrupa los cap?tulos en cinco partes o bloques, un orden que seguimos para nuestro an?lisis.

El primer componente, y el considerado fundamental, es el diacr?nico, eje de los siete cap?tulos iniciales. Jos? Manuel Fradejas Rueda (?1 Fuentes textuales?, pp. 14-39) aborda la fuente b?sica de los estudios diacr?nicos, que son los textos escritos, tanto literarios como documentales, y se fija en c?mo se han editado y en las dificultades que plantean en el estudio de la historia del espa?ol: destaca las propuestas de representaci?n que ofrece el Corpus Hisp?nico y Americano en la Red: Textos Antiguos (Charta). Asimismo, repasa los corpus ling??sticos diacr?nicos m?s relevantes de los que dispone el espa?ol.

Sigue un cap?tulo de amplio alcance, ?2 Historia de la lengua? (pp. 40-66), en el que Mar?a Jos? Mart?nez Alcalde proporciona una visi?n general de la historia del espa?ol, en la que es dif?cil establecer l?mites entre las llamadas historia externa e historia interna o gram?tica hist?rica, y para la que las propuestas de periodizaci?n, que la autora presenta cr?ticamente, resultan problem?ticas, m?s a?n cuando se trata de fijar una cronolog?a unitaria para los distintos procesos evolutivos.

De modo m?s espec?fico, en el cap?tulo ?3 Evoluci?n diacr?nica de los sonidos del espa?ol? (pp. 67-95), Mar?a Jes?s Torrens ?lvarez se centra en los cambios dentro del nivel fon?tico-fonol?gico desde su origen latino, y se?ala que en su revisi?n se deben incorporar ?los avances tanto te?ricos como experimentales de los estudios sobre la sincron?a actual, de la misma manera que la perspectiva hist?rica proporcionar? la explicaci?n a la procedencia y direcci?n, si no de todos, s? de muchos de los cam bios en marcha hoy en d?a? (p. 68). Se establecen, as?, los principales mecanismos que producen los cambios de sonido en espa?ol, tanto en el pasado como en el presente, y las principales etapas que marcan estos cambios en la evoluci?n de la lengua (lat?n, castellano medieval y espa?ol cl?sico), sin olvidar el espa?ol actual.

Mar?a Elena Azofra Sierra, en el cap?tulo ?4 Morfosintaxis diacr?nica? (pp. 96-132), explica con detalle la evoluci?n de las categor?as gramaticales, las estructuras y la organizaci?n discursiva. Defiende el an?lisis conjunto de cuestiones formales y funcionales en la historia del lat?n al espa?ol. Desarrolla la morfosintaxis nominal, la verbal, el origen y la evoluci?n de los adverbios, los elementos de relaci?n (preposiciones, conjunciones y nexos relativos), la sintaxis de la oraci?n simple, el afianzamiento de estructuras sint?cticas complejas y el enriquecimiento progresivo de procedimientos de construcci?n textual.

En el cap?tulo ?5 Historia del l?xico? (pp. 133-166), Gloria Claver?a Nadal muestra la constituci?n y la evoluci?n del l?xico del espa?ol a trav?s de sus diferentes estratos o capas. El componente nuclear

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es el patrimonial, surgido de la evoluci?n del lat?n hisp?nico, al que se unen algunas voces prerromanas. Seguidamente, atiende a los pr?stamos de otras lenguas: cultismos (del lat?n y del griego), germanismos, arabismos, voces de otros romances (galicismos, italianismos, catalanismos, lusismos), indoamericanismos y anglicismos. A continuaci?n explica los mecanismos internos de formaci?n de palabras, con frecuencia heredados del lat?n (derivaci?n, composici?n y otros), as? como las grandes l?neas de la evoluci?n sem?ntica, que giran en torno, b?sicamente, a la met?fora y a la metonimia.

Tambi?n se incluye en este bloque diacr?nico el cap?tulo ?6 Toponimia? (pp. 167-183), de Stefan Ruhstaller, donde se exploran las particularidades de los nombres de lugar usados en espa?ol: estructura morfosint?ctica, motivaci?n sem?ntica, disposici?n estratigr?fica (aqu? se destaca, adem?s, la relevancia de la toponimia en la reconstrucci?n del moz?rabe), diversidad en su difusi?n geogr?fica y social y en su mantenimiento y renovaci?n. En suma, se?ala el autor, la investigaci?n toponom?stica nutre tanto a la ling??stica como a otras disciplinas (historia, arqueolog?a).

Emilio Ridruejo cierra este apartado eminentemente diacr?nico con ?7 La norma del espa?ol y su codificaci?n? (pp. 184-212). Tras considerar el concepto de norma ling??stica, recorre las etapas hist?ricas, desde la ?poca de Or?genes (siglos viii a xi, con diglosia lat?n-romance), la fijaci?n de una norma de escritura para el castellano en el siglo xiii, con el papel relevante de Alfonso X, la codificaci?n iniciada a finales del siglo xv, la difusi?n de la norma por parte de la imprenta, el paso del modelo toledano al norte?o, en el que se basar? la RAE en el siglo xviii, la controversia en torno a la incorporaci?n de galicismos al espa?ol, el aumento del prescriptivismo acad?mico en el siglo xix, hasta llegar, ya a partir de mediados del siglo xx, a una mayor flexibilidad normativa en lo que se refiere a las variedades, en la l?nea de una norma panhisp?nica, cuyos aspectos positivos y, sobre todo, negativos, valora. En la actualidad, ?la norma externa del espa?ol goza de un nivel de difusi?n y aceptaci?n no conocido con anteriori dad? (p. 205). Ridruejo tambi?n destaca el influyente papel de los medios de comunicaci?n social en la fijaci?n de la norma y afirma que a?n es dif?cil evaluar la incidencia que tendr? en ello la irrupci?n de Internet, pero que existe incertidumbre.1

En la segunda parte del manual, que se destina a la gram?tica, se agrupan los trabajos que describen el sistema del espa?ol actual. En el cap?tulo ?8 Los sonidos del espa?ol? (pp. 213-240), Dolors Poch Oliv? presenta una descripci?n fon?tica del espa?ol de Espa?a que contempla las unidades segmentales (vocales y consonantes) y las suprasegmentales (estructura de la s?laba, acento y entonaci?n2) en su unidad y en su dinamismo, y a partir de criterios articulatorios y ac?sticos.

Con el cap?tulo ?9 Morfolog?a flexiva del espa?ol? (pp. 241-275), de Margarita Lliteras, nos sumergimos en el n?cleo de la descripci?n gramatical, a trav?s de un acercamiento a los paradigmas morfol?gicos del espa?ol. Se contrasta la flexi?n con la derivaci?n: las diferencias entre los dos procesos obedecen en gran medida al comportamiento gramatical de la flexi?n frente a la naturaleza l?xica de la derivaci?n, y a que existen paradigmas flexivos pero no derivativos. Despu?s de esto, se observan las anomal?as en ciertas unidades flexivas que presentan rasgos propios de la derivaci?n. Para terminar, se tratan los problemas de clasificaci?n que afectan a los comparativos sincr?ticos, las vocales tem?ticas y las categor?as h?bridas.

A la sintaxis se dedica un cap?tulo doble, escrito por Manuel Iglesias Bango y Carmen Lanero Rodr?guez. En ?10.1 Las estructuras sint?cticas simples? (pp. 276-312), se presentan los componentes esenciales de la estructura sint?ctica de los enunciados, que son las unidades m?nimas comunicativas. Se describen los tipos de sintagmas y sus funciones. El punto m?s extenso desarrolla la estructura del sintagma verbal u oraci?n (con los complementos argumentales, los no argumentales y los perif?ricos,

1.En relaci?n con la pol?tica ling??stica actual de las Academias, se podr?a haber abundado en la dif?cil conciliaci?n de panhispanismo y pluricentrismo. Por otra parte, no habr?a estado de m?s un apunte sobre el llamado espa?ol internacional, que va m?s all? del ideal acad?mico y resulta m?s ?gil para resolver las dudas inmediatas que se suscitan en los medios de comunicaci?n.

2.En este terreno, menciona dos proyectos fundamentales: AMPER (Atlas Multimedia de la Prosodia del Espacio Rom?nico) y Atlas Interactivo de la Entonaci?n del Espa?ol.

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as? como el atributo y el predicativo, y la per?frasis verbal como n?cleo de un sv). En las ?ltimas p?ginas del cap?tulo se analiza la estructura del sintagma nominal, del sintagma adjetival, del sintagma adver bial, y se hace referencia al llamado sintagma interjectivo. En ?10.2. Las estructuras sint?cticas complejas? (pp. 313-352), se vuelve sobre la distinci?n entre oraci?n simple, oraci?n compuesta (coordinaci?n) y oraci?n compleja (subordinaci?n). Se exponen las caracter?sticas de la coordinaci?n (que incluye la yuxtaposici?n) y sus tipos, y, en la revisi?n de la subordinaci?n, tras abordar las oraciones sustantivas y las adjetivas, se circunscriben las subordinadas adverbiales a las estructuras inversas con relativos, a las consecutivas y a las comparativas, en tanto que las tradicionalmente llamadas adverbiales impropias (causales, finales, concesivas y condicionales) se reagrupan como oraciones de causalidad u oraciones argumentativas.

Joaqu?n Garrido (?11 Estructura del discurso?, pp. 353-378) parte de las caracter?sticas de la oraci?n (`enunciado'), para centrarse en las unidades complejas que se van construyendo, en una ?continuidad entre la gram?tica de la oraci?n y la organizaci?n de las unidades superiores a ella en el discurso? (p. 359). Propone la hip?tesis de la estructura de constituyentes del discurso, que aplica a una columna period?stica, y que se basa en las relaciones de agregaci?n (an?loga a la coordinaci?n) e integraci?n (an?loga a la subordinaci?n) que llevan a las unidades intermedias, las cuales se encajan para ir forjando las unidades superiores del tipo de texto.

Este bloque de descripci?n sincr?nica finaliza con el trabajo de Salvador Pons Border?a, ?12 Pragm?tica? (pp. 379-401), que constituye un completo estado de la cuesti?n donde resume los inicios del estudio pragm?tico del espa?ol (per?odo 1990-1995) y su desarrollo (en el cual confluyen las evoluciones internas de la ling??stica espa?ola y las influencias externas de la pragm?tica te?rica), los materiales y fuentes que permiten su estudio, sus principales l?neas de investigaci?n (lenguaje oral y conversaci?n, marcadores del discurso, cortes?a, prosodia, humor e iron?a), sus avances, as? como sus carencias (que en buena parte tienen que ver con el espa?ol de Am?rica).

La tercera secci?n de esta obra se consagra al l?xico. En el cap?tulo ?13 La morfolog?a derivativa del espa?ol? (pp. 402-431), Joaqu?n Garc?a-Medall se enfoca, desde un punto de vista descriptivo, en los recursos de los que dispone ?el espa?ol peninsular actual (y la mayor parte de los dialectos americanos)? (p. 402) para crear nuevas palabras. Atiende a la prefijaci?n, la sufijaci?n, la composici?n, los acortamientos, siglas, hipocor?sticos y acr?sticos y, en ?ltimo t?rmino, a la interfijaci?n o infijaci?n; tangencialmente menciona algunos aspectos te?ricos que concitan el inter?s de los morf?logos del espa?ol.

Inmaculada Penad?s-Mart?nez (?14 Fraseolog?a?, pp. 432-452) recoge la doble vertiente del t?rmino fraseolog?a, que designa tanto la disciplina como el conjunto de unidades ling??sticas que investiga, y aboga por ce?irlo al primer uso. A continuaci?n se detiene en el objeto de estudio de la fraseolog?a, que desgrana en el repaso de las denominaciones que reciben sus unidades (sobre todo unidad fraseol?gica y fraseologismo; conjunto y material fraseol?gico), en la definici?n de las unidades fraseol?gicas y sus caracter?sticas, y en su clasificaci?n, que --desde una concepci?n amplia de la fraseolog?a-- distingue entre colocaciones,3 locuciones, paremias y f?rmulas oracionales; se interesa especialmente por los refranes y las locuciones. Completa el estudio con una revisi?n de las investigaciones m?s destacadas sobre el tema expuesto.

El cap?tulo ?15 El l?xico de especialidad? (pp. 453-479), de Julia Sanmart?n S?ez, caracteriza esta parcela del l?xico a partir de las situaciones comunicativas espec?ficas y de los g?neros discursivos en los que se inserta, y recorre las perspectivas que lo describen: una terminol?gica y otra lexicol?gica. Se entiende que el l?xico de especialidad tambi?n muestra variaci?n ling??stica. Asimismo, se enfoca este l?xico en relaci?n con su aspecto conceptual (su distinto conocimiento por parte de especialistas o profanos, la existencia de sinonimia y polisemia) y desde la perspectiva formal (dos mecanismos lexicogen?ticos: 1. internos al sistema, con recursos formales o sem?nticos; 2. externos a ?l: pr?stamos). Al final se comprueba que el l?xico de especialidad carece de fronteras estrictas.

3.Sin embargo, en la p. 448 indica que las colocaciones son ?un tipo de combinaci?n l?xica que, por no contar con los rasgos de la fijaci?n y la idiomaticidad, habr?a que excluir de la fraseolog?a?.

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Manuel Alvar Ezquerra y M.? ?ngeles Garc?a Aranda, en ?16 Lexicograf?a? (pp. 480-505), trazan la evoluci?n hist?rica de la producci?n lexicogr?fica del espa?ol, a trav?s de los principales per?odos y las grandes figuras. Describen sucintamente los inicios de la lexicograf?a medieval, la labor de Nebrija, la lexicograf?a biling?e del espa?ol con otras lenguas europeas, los primeros diccionarios mono ling?es del espa?ol (en especial el de Covarrubias), la lexicograf?a del siglo xviii (el Diccionario de Autoridades, el Diccionario castellano de Terreros y diversos repertorios pluriling?es), la nutrida producci?n del xix (con el Nuevo diccionario de Salv? o el Diccionario de construcci?n y r?gimen de la lengua castellana de Cuervo) y la del siglo xx (con obras sobresalientes como las de Casares, Moliner o Seco y colaboradores).

La cuarta parte gira en torno a la variaci?n del espa?ol. En primer lugar se destinan tres cap?tulos a los ?dialectos hisp?nicos?: al asturiano-leon?s y al aragon?s, que se tratan desde una dimensi?n esen cialmente diacr?nica, por ?la contribuci?n tan destacada que las variedades habladas en ambos dominios han supuesto para la configuraci?n del espa?ol general, en gran medida como resultado de la castellanizaci?n temprana e intensa de gran parte de sus territorios? (pp. 9-10), y a las hablas andaluzas, desde un planteamiento sincr?nico, ?como muestra de las variedades meridionales del espa?ol, que se suelen ver como puente entre el espa?ol peninsular y el espa?ol de Am?rica, que no es tratado en este manual? (pp. 10-11).4 Jos? Ram?n Morala Rodr?guez y Mar?a Cristina Egido Fern?ndez, en ?17 El leon?s? (pp. 506531), describen los rasgos voc?licos, conson?nticos y gramaticales del leon?s medieval (centrado en el siglo xiii), a partir de fuentes notariales y, secundariamente, literarias. Asimismo, explican el proceso de castellanizaci?n paulatina que sigui? en buena parte de su territorio, en especial al sur, desde el siglo xiv, y mencionan los rasgos leoneses que mantiene el castellano hablado en la zona castellanizada, as? como las aportaciones del leon?s a la conformaci?n del propio castellano como lengua hist?rica, para lo cual se apoyan en el l?xico.

En paralelo al cap?tulo anterior, Jos? M.? Enguita Utrilla (?18 El aragon?s?, pp. 532-557) dirige su inter?s hacia las variedades medievales de este romance, sobre las que existen diversos testimonios de conciencia ling??stica que avalan su singularidad. Menciona las fuentes, sobre todo jur?dico-administrativas, pero tambi?n literarias, en aragon?s medieval, y ofrece una vasta caracterizaci?n de sus rasgos ling??sticos generales en todos los planos, as? como de sus variedades internas (zona pirenaica frente a las ?reas centrales y meridionales). Asimismo, expone el proceso de castellanizaci?n de Arag?n y la situaci?n ling??stica actual de la regi?n.

Antonio Narbona Jim?nez, en ?19 Las hablas andaluzas? (pp. 558-581), considera fundamental el conocimiento de la historia para entender cabalmente el espa?ol que hoy se habla en Andaluc?a. Alude a los destacados cambios ling??sticos de la regi?n en las ?ltimas d?cadas y a su evidente heterogeneidad ling??stica, lo que no impide que se haya conformado una conciencia de identidad relativamente homog?nea. Recuerda que las variedades andaluzas han sido muy investigadas, pero que quedan ?mbitos por explorar y que cabe enfrentar los t?picos y estereotipos que circulan en publicaciones sin valor cient?fico. Repasa, con el apoyo de varios mapas, la diversidad de pronunciaciones, en especial de /s/, y las divergencias l?xicas, que se est?n atenuando. En la parte final del cap?tulo alude a la conciencia ling??stica de los andaluces a la hora de valorar su propio uso de la lengua, y constata --al tiempo que, con buen criterio, apoya-- la creciente nivelaci?n ling??stica que se va abriendo paso y la cada vez mayor competencia idiom?tica de los andaluces, lo que favorece la unidad de la lengua espa?ola dentro de su pluralidad.

En otro ?mbito de variaci?n, Jos? Luis Blas Arroyo (?20 La socioling??stica del espa?ol en Espa?a?, pp. 582-613) recoge los avances fundamentales de la socioling??stica variacionista en Espa?a a lo largo de las ?ltimas d?cadas y dibuja el recorrido de las futuras l?neas de investigaci?n en este terreno. Repasa la caracterizaci?n del m?todo variacionista y los conceptos asociados a ?l (variable ling??stica, contexto variable), y abunda en las variables en las que se han enfocado los investigadores en los distin-

4.Constituye un planteamiento cl?sico, a la vez que se comprende por razones de espacio, pero no resultar?a inadecuado brindar una mirada m?s amplia a las variedades geogr?ficas del espa?ol de Espa?a en la que se recogieran las particularidades de todas las ?reas, sin olvidar las de contacto con otra lengua.

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tos niveles ling??sticos (fonol?gico, en el que se iniciaron los trabajos socioling??sticos; gramatical, m?s complejo y reducido a unas pocas variables, y, en menor proporci?n, pragm?tico-discursivo y l?xico). A continuaci?n, presenta los factores sociales que pueden actuar sobre los fen?menos de variaci?n ling??stica: diferencias generolectales (sexo), que, cuando se producen, suelen ser graduales, diferencias generacionales (edad), con patrones de distribuci?n que se repiten, y diferencias de estratificaci?n so cial, con las clases acomodadas al frente de la norma y de las variantes m?s prestigiosas. En la parte final del trabajo se refiere a la aproximaci?n socioling??stica al cambio ling??stico.

En el ?ltimo cap?tulo de esta secci?n, ?21 Espa?ol coloquial? (pp. 614-637), Antonio Briz explora los rasgos ling??sticos y las estrategias que se asocian al uso coloquial del lenguaje, definido por la inmediatez, la informalidad y la planificaci?n sobre la marcha, y en el que afloran manifestaciones sociolectales y dialectales. Hay relajaci?n ling??stica, pragm?tica y social, fuerte dependencia de la interacci?n al contexto, l?xico poco preciso, arg?tico, con met?foras frecuentes, caracter?sticas f?nicas particulares, inten sificaci?n de los actos de habla, menor atenuaci?n, descortes?a fingida o habla simult?nea, entre otros fen?menos. Para terminar, se proporciona un estado de la cuesti?n relativo a la investigaci?n sobre lo coloquial, que cobra impulso con la elaboraci?n de corpus orales --a?n insuficientes-- y la aplicaci?n de las teor?as socioling??sticas y, sobre todo, de las pragm?tico-discursivas.

El bloque final de la obra est? integrado por dos contribuciones sobre el aprendizaje de la lengua. En ?22 Adquisici?n del espa?ol como primera lengua? (pp. 638-656), Teresa Solias Ar?s estudia el ?mbito de la adquisici?n de la primera lengua, con un enfoque espec?fico en los mecanismos de adquisici?n del espa?ol. Parte de la investigaci?n te?rica desarrollada sobre el tema, con referencia especial a la hip?tesis emergentista-constructivista. Expone la metodolog?a de obtenci?n de datos, en la que predominan los estudios longitudinales, y contin?a con el repaso de las caracter?sticas generales del lenguaje infantil, las etapas de adquisici?n (preling??stica, ling??stica), con una mirada particular a la lengua espa?ola, y termina con un apartado sobre el orden de aprendizaje de la gram?tica del espa?ol.

Y se completa el volumen con un cap?tulo instrumental, ?23 Espa?ol como segunda lengua y como lengua extranjera? (pp. 657-684), en el que Mara Fuertes Guti?rrez glosa los avances de una disciplina aplicada que ha progresado notablemente en las ?ltimas d?cadas, y que se beneficia del desarrollo de los correspondientes estudios te?ricos. Examina el tratamiento de la pronunciaci?n en el aula, la ense?anza de la gram?tica y sus problemas tradicionales (contraste indicativo/subjuntivo, imperfecto/perfecto simple, ser y estar, valores de se, usos del art?culo y orden de palabras) y la adquisici?n de la competencia l?xica.

De todo lo anterior se sigue que el Manual de ling??stica espa?ola aglutina una enorme variedad de temas y de enfoques, cada uno de ellos con un inter?s y un valor intr?nsecos, y de los que se hacen cargo, adem?s, reconocidos especialistas en su campo. Puede ser de gran utilidad para estudiantes del grado de filolog?a hisp?nica o de diversos m?steres relacionados con la materia en que se precisa una formaci?n de base: como indica Ridruejo al principio, el objetivo es ?proporcionar conocimientos t?cnicos sobre el espa?ol? (p. 1), y esto se consigue plenamente. Si contemplamos el manual como obra de conjunto, entendemos la dificultad para organizar el orden de algunas aportaciones o para reforzar la armaz?n general: por ejemplo, el cap?tulo de Pons sobre la pragm?tica y el de Briz sobre el espa?ol coloquial presentan vasos comunicantes, a pesar de figurar en bloques alejados; de hecho, en el primer trabajo son frecuentes las referencias al segundo (aunque no a la inversa). En general, las remisiones internas resultan escasas y asistem?ticas. Por otra parte, en algunos art?culos se realizan alusiones a Am?rica, que apuntan a la necesidad de disponer del volumen que complete la realidad de una lengua que conviene unir y no separar. Desde el punto de vista formal, destaca el cuidado ling??stico de la obra, a pesar de algunos errores y erratas (por ejemplo, ?ha llegado ha decir?, p. 15; ?Al car?cter de tierra de nadie tierra de nadie de las ?reas?, p. 171; ?en general y, sobretodo, tienen?, p. 647) que no deslucen su calidad. En definitiva, nos congratulamos de la publicaci?n de un material ingente, valioso y necesario.

Antonio Torres Universitat de Barcelona

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