Cuentos de amor y de culpa



Cuentos de amor y de culpa

Cuadro inicial: (Templo a oscuras. Entra procesión de peregrinos. Una voz lleva el ruego como una letanía.)

Nosotros pecadores de esta tierra

Te pedimos que nos perdones y nos libres de nuestros males

Por mi culpa, por mi culpa , por mi grandísima culpa

Te pedimos Dios todopoderoso

Que en tu infinita bondad puedas perdonar a estros siervos tuyos

Por mi culpa, por mi culpa , por mi grandísima culpa

Te pedimos que por la sangre de tu Cordero derramada

Para el beneficio de todos, laves nuestra maldad

Por mi culpa, por mi culpa , por mi grandísima culpa

No nos ocultamos delante de Ti y te confesamos nuestros pecados

No te hemos obedecido, no te hemos adorado, no te hemos amado

Por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa

No te hemos declarado ante el mundo con fe

No hemos ayudado al hermano

No hemos dado toda nuestra vida para tu gloria

Somos indignos de estar en tu presencia

Por mi culpa, por mi culpa , por mi grandísima culpa

Vamos hacia Ti, despojados de todo orgullo

Vamos hacia Ti despojados de soberbia

Vamos hacia Ti como hijos abortivos

Vamos hacia Ti, como pecadores ciegos

Vamos hacia Ti como siervos infieles

Vamos hacia Ti … para recibir tu perdón

Por mi culpa, por mi culpa , por mi grandísima culpa

(LA CULPA: Riendo sarcástica )

- ¿Escucharon!? (Riendo) Me causa gracia escucharlos! Por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa! (Mirando al público) Pero no!, no es lo que ustedes piensan, no,! En realidad, digo … a veces me da pena … porque.. porque (Se tienta) Por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa? (Ríe) Bueno permítanme presentarme, para que entiendan mi sentido del humor… YO SOY LA CULPA. Si, YO, LA CULPA. Soy ese misterioso y multiforme sentimiento que controla los más recónditos deseos del ser humano, soy esa carga pesada atada al cuello de aquellos que quieren ser libres en un mundo de esclavos, soy ese carcelero implacable que agobia a los seres humanos durante su evolución, soy esa terrible fuerza que puede atar todos los deseos y todas las posibilidades, todas las esperanzas de cada uno de ustedes. Soy como un ALIEN que sale dentro de ustedes de los lugares menos pensados, de los sitios más insospechados de su alma, soy ese MONSTRUO que puede devorarlos en cuerpo y alma y transformar cada vida en una cadena de letanías y lamentaciones. (Ríe de nuevo) …por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa.

Soy esa molestia que alguna vez todos quieren eliminar … para hacer su voluntad o su propia conveniencia, o para ser felices, para alcanzar el cielo con sus manos. (Mirando al público) En especial Uds.!!!! No es verdad queme quieren borrar de su existencia? No son Uds. los que cantan ese himno: “Hay una fuente sin igual, que mi Jesús abrió, y en ese puro manantial, mis culpas el borró.”

Las ganas! Qué me van a borrar! Miren a estos que posaron, santos de última generación, peregrinos de toda hora, hacen del culto a Dios una norma de sus vidas, hacen de la oración un hábito similar al de respirar. Pero dale, que dale: Por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa.

La verdad que a veces me siento culpable, sí yo la culpa, me siento culpable (se ríe de sí mismo). Porque sucede que aquellos que tienen más estatura moral, aquellos más santos, parecen sentir más culpa que los otros. Yo la CULPA parece que torturo más a los que tienen mayor conciencia moral, en lugar de hacerlo con los que tienen más baja esa conciencia. Y no puedo evitarlo!

Disculpen si les caigo un poco antipática, pero es el libreto que me ha tocado representar en la obra de la historia humana. Pero se imaginan esa historia sin mi existencia. Se imaginan una historia del hombre sin el sentimiento de la culpa, qué clase de hombre sería aquel que fuese inmune a mi trabajo.

ACTO I: SIN CULPA CONCEBIDA

PERIODISTA: Está seguro que no hay nadie vivo? Ninguno de los treinta mil?

REPRESOR: Treinta mil? Por favor? Vos debés ser medio zurdita no? Treinta mil? Te aseguro que no habrán sido más de diez mil, y los que dicen que están viviendo en México también deliran, los limpiaron a todos, no había otro remedio

PERIODISTA: ¿Qué quiere decir “los limpiaron”?

REPRESOR: Los mataron, los mataron a todos qué iban a hacer? Mirá si los metíamos presos y después los amnistiaban a todos como en 73. No se podía correr el mismo riesgo, no había otro camino.

PERIODISTA: Salvo el camino de la justicia

REPRESOR: El camino de la justicia?!! Negativo, a los subersivos no se les puede probar nada: ellos no dejan huellas, ni pruebas No había prueba contra ninguno de ellos. El camino e la justicia, haceme el favor, se ve que vos no viviste esa época.

PERIODISTA: Cómo los mataban?

REPRESOR: No sé, algunos los matábamos en los tiroteos, pero a otros yo los entregaba vivos, lo que pasaba después no era asunto mío.

PERIODISTA: Ud. participó de los vuelos en los que tiraban gente al río?

REPRESOR: No, yo nunca estuve en los vuelos.

PERIODISTA: Pero sabe cómo eran

REPRESOR: Yo hablo por las cosas que hice. A mí me decían andá a buscar a ta y yo iba y lo traía. Vivo o muerto lo dejaba y me iba al siguiente operativo.

PERIODISTA: Y no sabía lo que pasaba en los centros de detención.

REPRESOR: Qué querés que te diga, que eran como un convento de Carmelitas dirigidos por la Madre Teresa? Era el lugar para encarcelar y quebrar al enemigo. Aunque a veces hasta llegábamos a tenerles afecto.

PERIODISTA: Usted los secuestraba y luego los torturaba.

REPRESOR: Yo nunca torturé. no me correspondía.

PERIODISTA: Y si se lo hubiesen ordenado?

REPRESOR: Y si me lo hubiesen ordenado?! Sí, claro que sí. A mi me enseñaron a destruir, no me enseñaron a construir, me enseñaron a destruir. Sé poner minas y bombas, se infiltrarme, sé desarmar una organización, sé matar. Todo eso lo sé hacer bien. Soy bruto, pero tuve un solo acto de lucidez en mi vida, meterme a militar. Y allí me enseñaron dos cosas fundamentales: la ropa sucia se lava en casa, por eso yo hablo por mí, no soy como otros que delatan a camaradas. Son unos traidores, unos canallas. Y la segunda enseñanza fundamental es que las órdenes se cumplen, lo que dicen lo contrario son unos cretinos.

PERIODISTA: Quien le daba las órdenes y las misiones?

REPRESOR: Mi jefe, mi superior. Me decían te toca éste, va a estar en tal lado, y nos daban una carpeta que no terminaba nunca. Yo me reía, les decía: Eh! si tengo que leer todo esto no arranco más. No se podía creer la información que tenían sobre todo.

PERIODISTA: Usted no se arrepiente de nada?

REPRESOR: No. Yo no me arrepiento de nada. No soy perfecto, pude haberme equivocado en algo menor, pero en lo esencial no me arrepiento de nada. Hice mi trabajo, fui y soy leal, cumplí mis órdenes y debo decir que con eficiencia. No tengo nada de que arrepentirme.

PERIODISTA: No tiene temor a que se conozca la verdad

REPRESOR: La verdad, qué cosa es la verdad? Algún día yo voy a escribir la historia. No la escribo por que es una tara que tengo: me duele la mano de agarrar la lapicera. Las manos no me sirven para escribir. Igual yo no creo que haya que decir la verdad. no es cierto que la verdad no ofende. La verdad ofende. No hace falta saber, los que quieren saber son morbosos. Sí pasaron cosas horribles. Los subversivos y nosotros las conocemos y no queremos hablar más. (se para de golpe, se dirige hacia la puerta de la tumba)

REPRESOR: La verdad, qué cosa es la verdad? (Sale)

LA CULPA: Es como yo les decía. Sin culpa no existiría sociedad, no existiría la cultura, la humanidad terminaría por extinguirse.

Me responsabilizan de muchas desgracias. Todos hablan mal de mí. Cuando una persona está triste, no falta quien me dispare a quemarropa de que está así porque siente culpa, por eso está como está. Cuando alguien se hunde en la melancolía, le diagnostican empacho de “culpas”. Si tiene remordimiento ¿qué otra cosa estaría torturándole sino la culpa? Si sabotea sus propios éxitos, lo hace porque no merece disfrutarlos debido a una montaña de culpas. La Culpa siempre la Culpa. Porque se ensañan conmigo?

Miren aquí dos asesinos acechan en la cárcel al Duque de York, hermano del Rey, su legítimo heredero. Pero su otro hermano, el inescrupuloso Ricardo, ese ser vil que no puedo penetrar con mis artes, ese monstruo que es impermeable a mis insinuaciones, ese ambiciosos que quiere ocupar el lugar del rey y contrata a estos asesinos para eliminarlo.

ACTO II. LA DUDA

AS1. Ya estás decidido a hacerlo!?

AS2: - Estoy más decidido a dejarlo con vida!

AS1: Vuelo a lo de Ricardo para contárselo

AS2: No, por favor esperá un poco que este ataque de remordimientos se me pase. No suele durarme más de lo que se tarda contar hasta 20.

AS1: Acordate de la recompensa que recibiremos cuando lo hayamos hecho.

AS2: Demonios, me había olvidado de la recompensa!

AS1: Dónde está tu remordimiento ahora!

AS2: En la bolsa de dinero de Ricardo.

AS1: Así que cuando abra la bolsa para darnos nuestra recompensa la culpa saldrá volando.

AS2: No importa; que se vaya. Pocos o nadie la quieren! No quiero trato con ella; a cualquiera lo vuelve un cobarde. Uno no puede robar sin que lo acuse, no puede jurar sin que le tape la boca, no puede acostarse con la mujer del vecino sin que lo pesque. Es un espíritu ruboroso y vergonzante que se amotina en el pecho del hombre. Te llena de obstáculos: una vez hizo que devolviera una bolsa de oro que encontré por casualidad. Deja en la ruina a cualquiera que la conserve; la destierran de los pueblos y las ciudades por ser cosa peligrosa y todo el que pretenda vivir bien, se esfuerza por fiarse de sí mismo. Y vivir sin ella.

AS1: Por Dios, justo ahora la tengo al lado, convenciéndome que no mate al Duque.

AS2: Apodérate del diablo que hay en tu alma y no le hagas caso: te hace insinuaciones sólo para que te arrepientas.

AS1: Soy fuerte, no podrá vencerme. Vamos acuchillemos al duque y arrojemos su cuerpo al pozo que está en el cuarto contiguo.

AS2: Mira, se está despertando.

AS1: Vamos, ya ahora!

AS2: No, mejor conversemos.

DUQUE: Guardias! Dónde están! Ven acércate y dame una copa de vino.

AS1: En seguida tendrás vino suficiente, señor

DUQUE: En nombre de Dios, quién eres? Tu voz es de trueno, pero humilde tu aspecto.

AS1: Ahora mi voz es la del Rey, mi aspecto el mío.

DUQUE: Qué mortífera es tu lengua. Tus ojos me amenazan, porqué palideces? Quién te envió? Para qué venís?

AS1Y 2: Hemos venido, para …

DUQUE: Asesinarme?

AS1 Y 2: Eso es.

DUQUE: Para decirlo apenas tenéis corazón, no tendréis corazón para cumplirlo.

AS1: Prepárate morir, mi señor.

DUQUE: Os han elegido para matar aun inocente? Cuál es mi crimen? Dónde la evidencia que me acusa? Qué jurado legal ha dado su veredicto? Antes de que la ley me condene, amenazarme de muerte es contra la ley. Por la preciosa sangre de Cristo, derramada como prenda de nuestros pecados os conjuro si aspiráis redención, a que partáis sin poner vuestras manos sobre mí.

AS1: Lo que hacemos, lo hacemos por mandato

AS2: Y quien lo ha mandado es nuestro rey.

DUQUE: No es verdad! El gran rey de reyes inscribió: No matarás en las tablas de Su ley. Os atreveréis a despreciar Su mandamiento y cumplir el de un hombre? Tened cuidado! Lleva en sus manos la venganza para arrojarla sobre aquellos que quebranten Su ley.

AS1: Y esa misma venganza la arroja sobre ti, porque tu mataste con tu daga traicionera a un joven príncipe que habías jurado amar y defender. ¿Cómo puedes invocar la temible ley de Dios ante nosotros? ¿Qué te impulsó a cometer semejante crimen?

DUQUE: El amor por mi hermano, el demonio y mi furia.

AS1: Pues el amor por tu hermano, nuestro deber y tu culpa son lo que nos lleva a asesinarte.

AS2: Haz las paces con Dios, señor, pues tienes que morir.

DUQUE: ¿Tienes en el alma un pensamiento tan piadoso como es aconsejarme que con Dios me reconcilie y a la vez eres tan ciego respecto de tu alma que por asesinarme te enfrentas con Dios? Tened compasión y salvad vuestras almas.

AS1: Compasión, no, eso es de cobardes y mujeres.

DUQUE: No tener compasión es de bestias, salvajes y demonios. (Al AS2) Amigo mío, advierto un dejo de piedad en tu mirada. Si tus ojos no me engañan ponte de mi parte y ruega por mí. Un príncipe que mendiga que mendigo no lo compadece?

AS1: (Que se había acercado por atrás ) Toma esta y esta otra!

AS2: Un acto sanguinario y desesperado. ¿Cómo me gustaría lavarme las manos como Pilatos de este crimen.?

AS1: ¿Pero que dices? Por el cielo que nuestro amo sabrá lo flojo y cobarde que eres.

AS2: Ojalá supiera que salvé a su hermano. Toma tú la paga y dile mis palabras: que me arrepiento de la muerte del Duque.

AS1: Yo no: márchate cobarde, como lo que eres. Bueno esconderé el cadáver en algún agujero hasta que el Ricardo disponga su funeral. Y cuando tenga mi paga me marcharé.

LA CULPA: Bueno! Algo logré. Uno a uno. No soy omnipotente! Pese a lo terrible que me presentan, hay muchos que son sordos a mis palabras, son inmunes a mi poder. Si no miren la muerte, el terror, la miseria, la injusticia, que hay alrededor. Pero si no fuese por mí. Cuánto peor sería el mundo.

Por eso, qué injusto que tengan tan mala opinión de mí!

No es justo, no es justo que yo sienta culpa por ser la Culpa!

Y quiero que ser liberada de esta carga! Quiero que sobre todo Uds. me liberen de esta culpa!.

Pero soy honesta, estimado espectador, y quiero que sepan que no sólo actúo en casos extraordinarios como los que han visto hasta ahora, sino que estoy presente en la vida cotidiana, vulgar y ordinaria de todos Uds. Quiero que conozcan toda la verdad, quiero que me identifiquen bien y vean el daño que puedo hacer, para que me juzguen a conciencia.

ACTO III. EL CRIMEN Y CASTIGO

(Entra Nora)

- Esta es doña Rosa, tiene 70 años, viuda, vive sola en un departamento de 2 ambientes.

(Entra Rosa, se desplaza con cierta agilidad, arreglando las cosas. Se sienta mira TV leer una revista)

LA CULPA: -Tiene una hija, Iris, 30 años, casada con 1 hijo. Una relación normal entre madre e hija.

(Llega Iris, golpea la puerta )

Madre: Quién es?

Iris: Hola mamá, soy yo Iris!

Madre: (Cambia de postura y empieza a caminar rengueando) Ya voy nena, ay esperá que no puedo caminar. (abre la puerta)

Iris: (Entrando agitada) Como estás mamá!

Madre: Ay querida no sabés como me duele la espalda, no puedo caminar casi. Qué haces por acá? Hace mucho que no venís a verme.

Iris: Pero si estuve el martes pasado! Además mamá siempre te estás quejando, quedate tranquila, mirá peor estoy yo de los nervios que pasé en la reunión por el viaje de egresados de Ricardito.

Madre: ¿El martes pasado? No me acuerdo. Estás segura? Viniste con Ricardito!

Iris: Yo quiero que Ricardito vaya al viaje. Pero las empresas no me dan seguridad, Ricardito es muy chico. Yo no sé como hay padres que son tan desaprensivos.

Madre: Pero como Ricardito ya terminó el secundario.

Iris: Pero no, tiene 12 años solamente, es muy chicos. Algunos padres quieren que vayan en avión, te imaginás: en AVIÓN. Mirá si pasa algo. Viste lo de LAPA el año pasado. Yo que voy a estar intranquila aunque vayan en micro, con todos los accidentes que hay, ¡que me hablen de ir en avión.!

Madre: Pero cómo, van de viaje ahora al terminar la primaria? Tan chiquitos?! En mi época esas cosas no existían. Yo ya te lo dije vos no sabés criar a tus hijos, demasiados mimos, demasiados gustos les das.

Iris: Yo no sé que voy a hacer! Me puso loca cuando le pregunté al de la empresa si iba un médico en el viaje y todos me miraron como si estuviese loca. Imaginate: son 800 km. de ida y otros 800 de vuelta, mirá si le da una apendicitis, un ataque de alergia, y no hay quien lo atienda.

Madre: Pero Ricardito es alérgico?

Iris: No, nunca tuvo nada, pero y ¿los nervios del viaje?, si tiene miedo al estar solo, si se asusta y no me ve. Vos sabés que las causas de las alergias están aquí en la cabeza, igual que tu dolor de huesos.

Madre: Yo de la cabeza estoy bien querida, la que está mal sos vos, que permitís que un chico de 13 años se vaya de viaje con todos los peligros que hay por allí.

Iris: (Fastidiada) ¡Pero si es por eso es que estoy dudando!, tengo que pensarlo bien. No sé como hay padres que no piensan en la seguridad de sus hijos. Nos dicen tan tranquilos que van hacer una subida a la sierra! Quién sabe los peligros que habrá, y cómo los cuidarán?!, y si hay serpientes, y si se cae por un precipicio, y si viene un tornado o una tormenta? Quién se va hacer cargo?

Madre: No hay nadie como la madre de uno para cuidar a un hijo. Los hijos deben estar con lo padres mi querida.

Iris: Y eso no es nada, van a hacer un baile en una discoteca. Pero si Ricardito tiene apenas 13 años! Cómo se les ocurre hacerlos ir a una discoteca con todos los degenerados que van allí, con la droga que corre por esos lugares.

Madre: Si estás tan preocupada, no lo mandés y listo.

La CULPA: - Pobre Ricardito, se va a quedar sin el viaje y yo soy la culpable. Porque el problema de Iris, en realidad no son los aviones, los micros, las enfermedades, los precipicios, las serpientes, o el boliche. SOY YO!

Iris: Qué fácil que la haces vos! No te das cuenta que él quiere ir, que si lo mando y le pasa algo no voy a poder vivir con la culpa. Y si no lo mando, con toda la ilusión que el tiene, va a sufrir y también me voy a sentir culpable.

La CULPA: No les dije.

Iris: Lo que más me indigna son los padres de los otros chicos. Que soy una exagerada, que tengo que tener más confianza, que tengo que modernizarme, que estoy pensando siempre lo peor. Pero ellos seguro que no sufrieron lo que sufrí yo.

Madre: Y vos que sufriste, me querés decir? Yo estoy sufriendo con mi espalda.

Iris: Qué sufrí?!?!, pero te olvidaste lo que le pasó a Ricardito cuando tenía 2 años y lo dejaba en la guardería.

Madre: No me olvidé. Me acuerdo muy bien, me acuerdo que te dije mil veces que no tenías que dejarlo en manos de extraños, que yo te lo podía cuidar perfectamente, algunos días de la semana.

Iris: Ah claro!, miren qué generosa, miren con lo que me sale ahora. Pero te olvidás que cada vez que te lo traía me hacías un escena de dolores de espaldas, de cuello, que te bajaba la presión, que te subía la presión, que no podías caminar!

Madre: Claro, claro, lo que faltaba ahora resulta que la culpa de que Ricardito perdiese un dedo es mía.

Iris: No, no, no dije éso. No empecemos de nuevo con todo este tema.

Madre: Mirá como te ponés. Dale, dale. Mostrá el cariño que le tenés a tu madre! Seguro que a tu querida suegra no le hablás de ese modo!

Iris: No metas a mi suegra esta discusión, que no tiene nada que ver. Porque cada vez que vengo te proponés volverme loca.

LA CULPA: Acá viene de nuevo, miren estimados espectadores el poder de mi obra.

Madre: YOOOO! Pero si la que viene a tirarme todos los problemas son vos!

Iris: Pero, ¿por qué cada vez que hablás me haces sentir culpable de algo?

Madre: Mirá nena, no te preocupés tanto por Ricardito, porque después va a crecer, se va a olvidar de vos y te va a tratar como todos los hijos tratan a sus padres cuando son viejos e inútiles. Se olvidan de las noches de insomio que pasamos junto a sus camas cuando enfermaban, se olvidan de todos las cosas que nos privamos para que ellos lo tuviesen todo, se olvidan de los momentos de angustia que pasamos por sus accidentes y problemas, se olvidan de nosotros … mirá tu hermano hace como un mes que no viene, ni llama. Y no lo digo por mí solamente, cuánto hace que no vas a ver a tu padre.

Iris: Ver a papá?

Madre: El cementerio lo tenés a 15 minutos de tu casa. ¿Tanto te cuesta? Yo con la edad que tengo que apenas me puedo mover voy todos los domingos.

Iris: Papá está muerto!

Madre: Ya sé que está muerto, ésa es mi desgracia, me quedé sola, hubiera sido mejor que me muriese yo. (Empieza a descomponerse)

LA CULPA: Atentos estimados espectadores, porque estoy por entrar en escena nuevamente.

Iris: ¿Ahora te acordás de papá! Si ahora vas todos los domingos al cementerio es porque te sentís culpable, o te creés que no sabemos que lo destruiste cuando se enteró de tus amoríos con el tío Carlos.

Madre: (shokeada) Pero, pero ¿cómo sabés eso? ¿Desde cuándo …? ¿Quién te lo dijo? (empieza a descoponerse)

Iris: Pero qué importa quien me lo dijo. ¿Porque te crees que mi hermano no quiere pisar esta casa?. Si además lo único que sabes hacer es quejarte, inventarte enfermedades y poner culpas en los demás.

Madre: (Tiene un ataque) Yo, nena .. mi corazón.

Iris: No me vengas con esos cuentos ahora. (Se va furiosa) Cuando se te pase llamame.

Madre: No … no te vayas , me falta el aire … nena … nena … (muere)

LA CULPA: (Se acerca a la madre y hace como que le detecta la respiración. Se dirige al público)

- Pobre Rosa. Terminar así. Yo, la Culpa la tenía tan acorralada que quería librarse de mí echándome hacia los demás. No me juzguen mal, hubiese querido ayudarla, pero yo no puedo. Como tampoco podré salvar a Iris. Pobre Iris, haré de su vida un infierno. La perseguiré y la torturaré todos los días de su vida, por la muerte de su madre, así como lo hice con el accidente de su hijo.

- El mal que hay en el hombre y yo nacimos juntos, nos nutrimos de la misma energía: la agresión y la destrucción, el para eliminar al prójimo, y yo para frenar su instinto asesino.

He sido indispensable pero a veces tan terrible como el mal que intento dominar, y puedo destruir una vida.

Como pude destruir la vida de Pedro.

ACTO IV. EL LLANTO

Allí está Pedro, entrando al patio, Jesús está en el templo, lo están juzgando, decidiendo su destino. Él que había jurado defenderlo hasta la muerte, ahora duda y tiene miedo.

Mujer1: Te conozco?!

Pedro: (Niega con la cabeza)

Mujer1: Sí, tu eres uno de los que seguía a ese que llaman el Cristo.

Pedro: Qué? Te estás equivocando de persona, nunca lo he visto siquiera.

(Intenta irse por el fondo, pero entra otra mujer que lo retiene con su mirada)

Mujer2: No eres tú uno de los discípulos de ese hombre que están juzgando?

Pedro: No, no, no lo soy, nunca he seguido a ese hombre.

Mujer1: Sí eres uno de ellos. Yo te ví en el huerto! No fuiste el que sacó la espada! Qué valiente te veías en ese momento!

Pedro: Estás ciega! Nunca estuve en ese lugar. No conozco a ese hombre, Jamás lo he visto!

LA CULPA: (Cerca de Pedro) En ese momento cantó el gallo y Pedro se acordó que Jesús le había dicho que lo iba a negar 3 veces. Entonces lloró amargamente.

(Canto: Por mis culpas Cristo lloro)

LA CULPA: Pude haber destruido a Pedro entonces. Pude haber arruinado su vida cuando su amigo Jesús murió. Pero entonces pasó algo maravilloso, como saben Jesús resucitó, volvió a la vida y si bien la resurrección fue un acto extraordinario de Dios, yo no me refería a la resurrección.

Estaban Jesús y Pedro a orillas del mar de Galilea

(Música. Entra Jesús y se sienta. Pedro camina a si alrededor, duda de habla con Jesús)

(Voz de Pedro en off)

ACTO V . EL AMOR

Pedro: Desde que volvió no me animo a hablarle de aquella noche, estoy seguro que él lo sabe, no me ha dicho nada … (se sienta al lado de Jesús)

Pedro: Jesús, mi señor, quería hablarte de lo que pasó aquella noche … yo …

Jesús: Pedro, hijo de Juan, me amas?

Pedro: Sí, mi Señor, sabes que te amo.

Jesús: Entonces puedes cuidar de mis corderos.

Pedro: Pero aquella noche, yo …

Jesús (como deteniéndolo) Pedro, me amas?

Pedro: Sí, mi Señor, sabes que te amo.

Jesús: Entonces puedes cuidar de mis corderos.

Pedro: (Se arrodilla a sus pies)

Jesús: (como deteniéndolo) ¿Pedro, realmente me amas?

Pedro (Se arrodilla y acurruca a los pies): Jesús, si tú lo sabes todo. Sabes que te amo.

Jesús: (acaricia a Pedro) Entonces cuida mis ovejas. Te aseguro que cuando eras más joven, te vestías para ir a donde querías; pero cuando ya seas viejo, extenderás los brazos y otro te vestirá, y te llevará a donde no quieras ir.

EPÍLOGO

La CULPA: Queridos espectadores, Yo la culpa me retiro del escenario, pero quedaré en sus vidas. No puedo hacer nada para que se libren de mí, y quizás así deba ser, y aunque no quiero destruir a nadie, no puedo evitar ser lo que soy. Pero Uds. si tienen el poder de sanar las heridas que puedo causar. Tienen el poder de perdonar y de amar como Cristo perdonó y amó a Pedro y así logró transformar su sentimiento de culpa en una fuerza arrolladora, la fuerza de la vida que triunfa sobre la muerte.

Hasta siempre, (irónica) o hasta luego.

(Canto: Hay una fuente sin igual)

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