Elías es arrebatado en un carro de fuego (2 Reyes 2:1-11)

El?as es arrebatado en un carro de fuego (2 R 2:1-11)

Dos hombres est?n caminando por un sendero. En el cielo azul del reino de Israel, el sol brilla con toda majestad. Uno de ellos es mucho mayor que el otro. Es el profeta El?as. Ha sido un fiel siervo del Se?or. Ha sido obediente presentando los mensajes que el Se?or le ha dado. Ha tenido experiencias inolvidables. Desafi? a los 450 profetas de Baal y logr? que Dios enviara un fuego del cielo que consumi? el holocausto. En dos oportunidades pidi? a Dios que enviara nuevamente fuego del cielo y as? murieron, en dos episodios distintos, dos capitanes irreverentes con sus insolentes soldados.

Padeci? un episodio de depresi?n severa de la cual el Se?or lo sac? y lo restaur? a su servicio. Tuvo una visi?n maravillosa del poder de Dios a trav?s de un fuego extraordinario, un viento irresistible y un terremoto tremendo. Se nos dice que el Se?or no estaba en ninguno de estos fen?menos, por lo cual Dios le hizo sentir su presencia haci?ndole o?r un "sonido apacible y delicado". El otro hombre era de edad madura, quiz?s de unos 30 a?os. Dios les ha hecho saber a los miembros de la comunidad de los profetas del Se?or que El?as va a ser "arrebatado". Por alguna raz?n que desconocemos, El?as se quiere desprender de la compa??a de Eliseo. Quiz?s piensa que la despedida puede ser muy dolorosa. Quiz?s espera que Eliseo insista en acompa?arlo.

El anciano se dirige ahora al m?s joven:

-- Qu?date aqu? porque el Se?or me ha enviado a Betel.

-- ?Vive el Se?or, y vive tu alma, que no te dejar?! -- responde Eliseo.

Las palabras de Eliseo demuestran tanta firmeza y determinaci?n que El?as no insiste.

Prosiguen el camino y llegan a Betel, lugar cuyo nombre significa "casa de Dios". Al llegar all?, salen a su encuentro los miembros de una comunidad de profetas del Se?or. Esta comunidad era una especie de "instituto b?blico". Estos profetas eran j?venes que ten?an intereses espirituales y, de alguna manera, sab?an que algo especial iba a suceder ese d?a. El Se?or ha hecho saber a muchos de ellos lo que va a suceder.

En el vers?culo 3, estos j?venes se acercan a Eliseo y le dicen:

-- ?Sabes que hoy el Se?or arrebatar? a tu se?or por encima de tu cabeza?

Se trata, sin duda, de una revelaci?n especial de Dios. En la historia del pueblo de Israel esto hab?a sucedido s?lo en una oportunidad. Fue en el caso de Enoc, aquel de quien las Escrituras nos dicen que camin? con Dios (Gn 5:24). Los ling?istas explican que el verbo que se usa para describir la experiencia de El?as es exactamente el mismo que se utiliza en el caso de Enoc.

Entonces Eliseo respondi? a los profetas:

-- S?, yo lo s?. Callad.

Durante los a?os que Eliseo ha pasado junto al hombre de Dios, se ha cimentado una amistad. Eliseo respeta al maestro que le ha ense?ado tanto. Al escucharlo orar a Dios con profunda devoci?n y reverencia, su alma ha sido tocada muchas veces. Pienso que al decirles "?Callad!" a los j?venes profetas, Eliseo demuestra su tristeza ante lo que va a suceder. Para m? esto es muy triste. Me duele en lo profundo del coraz?n.

Luego, El?as le dice:

-- Por favor, qu?date aqu?, porque el Se?or me ha enviado a Jeric?.

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Eliseo responde:

-- ?Vive el Se?or, y vive tu alma, que no te dejar?!

As?, ambos siguen el camino y llegan a ese bello oasis que es Jeric?. La escena es realmente hermosa. Por todos lados hay palmeras y toda clase de ?rboles frutales. Las floridas enredaderas adornan con sus delicados tonos violetas las paredes blancas de las casas que resaltan contra el celeste del cielo. Y en ese lugar, una escena vuelva a repetirse. Dice el vers?culo 5 que los j?venes profetas que estaban en Jeric? se acercaron a Eliseo y le preguntaron:

-- ?Sabes que hoy el Se?or arrebatar? a tu se?or por encima de tu cabeza?

Y ?l respondi?:

-- S?, yo lo s?. Callad.

Esta es la segunda vez que un grupo de profetas le declara a Eliseo que su maestro va a ser llevado por el Se?or. La escena me recuerda cuando, muchos a?os despu?s, el ap?stol Pablo se dirige a Jerusal?n donde va a ser arrestado. Los creyentes le aconsejan que no vaya a Jerusal?n y ?l responde: "Yo estoy listo no s?lo a ser atado, sino tambi?n a morir en Jerusal?n por el nombre del Se?or Jes?s" (Hch 21:13).

Luego, por tercera vez, El?as pide que lo dejen solo. Quiz?s no quiere que otros est?n presentes cuando el "traslado" se produzca. Tambi?n es posible que est? probando si Eliseo tiene las cualidades que necesita para ser su sucesor.

-- Por favor, qu?date aqu?, porque el Se?or me ha enviado al Jord?n -- dice El?as.

Eliseo r?pidamente responde:

-- Vive el Se?or, y vive tu alma, que no te dejar?.

Era muy raro que Eliseo se opusiera a la voluntad de su tutor y amo. Pero esta vez lo hace. Creo que El?as est? probando a Eliseo una vez m?s. Sin duda, lo ha examinado muchas veces. Pero El?as quiere estar completamente seguro de que Eliseo es un hombre comprometido.

Dios hace maravillas en los momentos de p?rdida

Fueron, pues, los dos hacia el Jord?n. Dos hombres caminan juntos pero uno solo va a regresar. La imagen me recuerda a Abraham, caminando con su hijo para ofrecerlo en sacrificio a Dios (Gn 22).

El vers?culo 7 relata que "llegaron cincuenta hombres de los hijos de los profetas y se pararon al frente, a lo lejos. Tambi?n ellos dos se pararon junto al Jord?n".

-- ?Qu? har?n ahora? -- se preguntaban los hijos de los profetas --.

En este punto no hay paso y el r?o es peligroso.

"Entonces El?as tom? su manto, lo dobl? y golpe? las aguas, las cuales se apartaron a uno y otro lado; y ambos pasaron en seco" (2 R 2:8).

Visualizo la pared de las aguas del Jord?n; c?mo el r?o contin?a su flujo; esa pared que va creciendo en altura. Al principio, no era muy alta; quiz?s se elevaba dos o tres metros. Pero ahora empieza a verse m?s alta. Eliseo mira con asombro ese muro que va elev?ndose momento a momento. ?Qui?n est? sosteniendo ese muro de agua? Parece

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un acuario gigante; pero no hay vidrios que contengan el l?quido, sino que es el poder de Dios.

Al empezar a cruzar el lecho del r?o, Eliseo parece un poco temeroso. Quiz?s diga algo as? como: "?Y qu? pasar?a si la pared de agua se viene abajo?". El?as entonces le responder?a: "Lo que sostiene esa pared invisible del Jord?n es la mano de Dios, y sabemos que esta mano es omnipotente". Como lo expresar?a despu?s otro profeta: "Cuando pases por las aguas, yo estar? contigo; y cuando pases por los r?os, no te inundar?n" (Is 43:2).

Me imagino que Eliseo dice: "?Qu? alivio! Por fin pasamos ese lecho. Aunque estaba seco, ten?a miedo de hundirme y de que las arenas me tragaran vivo".

Ha llegado el momento de descubrir la verdad. El?as mira fijamente al disc?pulo con quien ha compartido durante tantos a?os sus experiencias espirituales. Sabe que Eliseo ha madurado espiritualmente mucho desde el d?a cuando lo conoci?. Es consciente de que realmente ama y teme al Se?or.

-- Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea arrebatado de tu lado.

Note que El?as no dice "antes que yo muera". Tampoco dice que despu?s de muerto va a tratar de utilizar sus influencias celestiales para cumplir el pedido. Quiz?s, usted o yo hubi?ramos tra?do nuestra lista de "supermercado" para que el profeta anotara nuestro pedido: "Quiero un equipo de m?sica est?reo, un televisor gigante con antena parab?lica y con cable, una computadora de ?ltima generaci?n". Pero el vers?culo 9 nos dice que Eliseo mira con ojos penetrantes al profeta y dice:

-- Te ruego que me des una doble porci?n de tu esp?ritu.

?No ser? demasiado presumido y ego?sta Eliseo al pedir nada menos que una doble porci?n del esp?ritu de El?as? Pero las Escrituras no nos dicen que ?l haya solicitado algo incorrecto.

El?as responde:

-- Has pedido algo dif?cil. Si me ves cuando sea arrebatado de tu lado, te ser? concedido; si no, no.

La "doble porci?n" no significa que quiere tener el doble de poder espiritual ni el poder para hacer milagros doblemente m?s grandes. La doble porci?n es la del primog?nito.

Note usted que El?as sabia exactamente que iba a ser arrebatado. Sin duda, conoc?a la historia de Enoc y se habr? preguntado a s? mismo qu? fue exactamente lo que sucedi? cuando aquel hombre mencionado en el cap?tulo 5 de G?nesis desapareci?.

El?as y Eliseo contin?an caminando. ?C?mo me gustar?a estar cerca de esos dos hombres y escuchar de qu? conversan! Probablemente, El?as le est? dando al joven profeta los consejos finales antes de una larga despedida.

De repente, los dos hombres se ven separados por una fuerza irresistible. Eliseo ve algo incre?ble. Algo as? como un carro de fuego tirado por caballos de fuego. Bueno, todos los idiomas tienen limitaciones. No era una hoguera ni una nube con forma de caballos sino que eran caballos que resplandec?an y ten?an un centellear como de fuego.

Si pudi?ramos ver la escena en una grabaci?n, ser?a interesante observarla con c?mara lenta. Es posible que, al ver los caballos llameando y fulgurando, Eliseo se apartara, saliera corriendo y se cubriera los ojos.

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Ahora aparece un torbellino; un viento que gira como un trompo a una velocidad vertiginosa. El?as ha aprendido a no temer la presencia del Se?or. Ha escuchado ese viento "que romp?a las pe?as". Ha experimentado ese terremoto brutal en el monte Horeb. Ha presenciado en ese mismo lugar un fuego que proven?a de la presencia del Se?or. De pronto, siente como si una fuerza lo tomara y lo colocara suavemente dentro del torbellino. Los caballos comienzan a trotar cada vez m?s r?pido y, de la misma manera que un avi?n acelera, despega y sube a las nubes, el carro aumenta su velocidad y empieza a elevarse. En mi imaginaci?n veo al profeta mirando hacia atr?s, agitando su mano en una despedida final a su disc?pulo.

El vers?culo 12 nos describe a Eliseo gritando con voz fuerte y desgarradora:

-- Padre m?o, padre m?o! ?Carro de Israel, y sus jinetes!

El profeta El?as se ha ido. Ha dejado su manto, y Eliseo se apresura a tomarlo y a apretarlo contra su pecho con gran devoci?n.

Durante varios d?as, 50 hombres han buscado el cuerpo de El?as y no lo han encontrado. El?as ha sido trasladado a un lugar mejor. La pr?xima aparici?n de El?as ser? junto a Mois?s y al Se?or Jesucristo en el monte de la transfiguraci?n.

Eliseo toma el manto de El?as y comienza su ministerio. El per?odo de aprendizaje ha finalizado. Desde ahora ?l servir? al Se?or y est? bien equipado. Sin duda, El?as le dijo palabras similares a las que ser?n pronunciadas por el ap?stol Pablo a Timoteo, muchos a?os despu?s: "Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qu? avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad" (2 Ti 2:15).

?Por qu? el Se?or arrebat? a El?as?

El arrebatamiento de El?as ha cautivado a todos los lectores de las Escrituras a trav?s de los siglos. ?Por qu? el Se?or arrebat? a El?as? Las Escrituras no lo dicen.

En primer lugar, creo que el arrebatamiento de El?as fue una experiencia muy dolorosa para Eliseo. Las despedidas de un ser amado son siempre dif?ciles. Cuando la muerte viene en forma s?bita, el impacto es brutal. Cuando la enfermedad anuncia en forma repetida que el alejamiento va a ocurrir, el dolor es distinto. Es probable que la cantidad total de dolor finalmente sea la misma, pero en el caso de la muerte repentina se siente un dolor muy inmediato, y quiz?s el gran alivio es que quien muri? "no sufri? por mucho tiempo". Cuando el desenlace final viene despu?s de un proceso largo, el consuelo es que hubo tiempo para hablar, quiz?s de sanar algunas heridas y sobre todo de poder despedirse. En el momento del arrebatamiento, Eliseo exclama: "?Padre m?o, padre m?o!", demostrando no s?lo su dependencia como hijo espiritual de El?as sino tambi?n la sensaci?n de alguien que ha quedado hu?rfano. Pero a pesar del dolor natural que produce la p?rdida de un ser querido, los creyentes no quedamos desamparados, porque el Se?or Jes?s dijo "no os dejar? hu?rfanos" (Jn 14:18).

En segundo lugar, el hecho de que El?as haya sido "trasladado" sin ver la muerte nos habla en forma simb?lica de todos aquellos que ser?n arrebatados en el aire para recibir al Se?or Jes?s en su segunda venida por los suyos (1 Ts 4:17). Por supuesto, su traslado nos hace pensar tambi?n en la ascensi?n de nuestro amado Salvador (Lc 24:51).

Hay caracter?sticas en el traslado de El?as que tienen ciertas similitudes con el arrebatamiento de los creyentes durante la segunda venida de Cristo:

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? La informaci?n precedente acerca de que iba ser "quitado". El creyente es amonestado a "velar, pues, porque no sab?is en qu? d?a viene vuestro Se?or" (Mt 24:42).

? El elemento "sorpresa" de la situaci?n de arrebatamiento. En la venida del Se?or "dos estar?n en el campo uno ser? tomado y el otro ser? dejado" (Mt 24:40).

? El medio utilizado. El profeta sube en un torbellino. En la segunda venida "seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes, para el encuentro con el Se?or en el aire" (1 Ts 4:17).

? El?as fue trasladado en alma y cuerpo. Los creyentes ir?n con el Se?or con un cuerpo transformado. "Los muertos ser?n resucitados sin corrupci?n y nosotros seremos transformados" (1 Co 15:52).

Nos llama la atenci?n que El?as tuvo el honor y el privilegio de subir en forma corporal a la presencia del Se?or. Cuando consideramos su vida, nos preguntamos qu? es lo que hizo ?l para merecer ese honor tan grande. El?as pas? momentos de debilidad y depresi?n psicol?gica. Las mismas Escrituras nos dicen que "era un hombre sujeto a pasiones, igual que nosotros" (Stg 5:17). Si El?as pas? por las mismas dificultades que tantos otros hombres de fe, entonces la respuesta a la pregunta no est? en sus cualidades como hombre sino, una vez m?s, en la manifestaci?n de la gracia de Dios. Es maravillosamente parad?jico que el profeta que quer?a morir y que en muchas oportunidades estuvo a punto de ser asesinado, no haya experimentado la muerte.

Algunos temas para la predicaci?n y el estudio en grupos

? El arrebatamiento de los creyentes en la segunda venida del Se?or.

? La fidelidad y constancia de Eliseo en su proceso de aprendizaje.

? La solicitud de Eliseo: c?mo pedir a Dios lo que m?s conviene.

Preguntas para reflexionar y discutir

? Si el Se?or llegara hoy en su segunda venida, ?considera usted que se halla preparado para recibirlo?

? ?Qu? conductas considera que deber?a cambiar para estar preparado para su encuentro con Dios?

? ?Cu?les son las preocupaciones cotidianas que dificultan su progreso espiritual?

? Haga una lista de las cosas que habitualmente pide al Se?or en sus oraciones y l?ala atentamente. ?Considera que est? pidiendo sabiamente, como lo har?a Eliseo?

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