Consideraciones de Estados Unidos sobre una lista de ...



Consideraciones de Estados Unidos sobre un listado de sitios patrimoniales de la OEA

La Lista de Sitios Patrimoniales de las Américas es una propuesta única que no tiene relación alguna con el Listado Mundial de Patrimonios. De hecho, no existe algún otro listado con similitudes a lo que se está proponiendo. La única similitud existente entre estos dos, es que ambos tienen el objetivo de ser listados de sitios patrimoniales importantes. El Listado Mundial de Patrimonios tiene una agenda muy extensa y como parte de una Convención Internacional es obligatorio para los países, traduciéndose en acciones y obligaciones de los gobiernos nacionales. No estamos proponiendo una Convención Inter-Americana. La propuesta de la Lista de Sitios Patrimoniales responde directamente a los mandatos de los Presidentes y Jefes de Estado de las Américas en la Cumbre de Quebec de identificar y proteger el multiculturalismo en las Américas. Esta propuesta pretende ser un listado internacional de primer nivel para la diversidad del patrimonio cultural de las Américas en la misma forma que el Registro Nacional en los Estados Unidos es el listado de nuestro multiculturalismo nacional.

La propuesta de Estados Unidos recibió apoyo entusiasta de parte de las delegaciones de cultura en la tercera reunión preparatoria llevada a cabo en Washington y posteriormente en la Reunión Ministerial en Cartagena. Se comprendió que gran parte de los sitios patrimoniales en las Américas, los cuáles reflejan nuestra diversidad cultural, no han recibido hasta hoy, ni se cree que recibirán en un corto plazo, reconocimiento oficial por parte de nuestros gobiernos. Las razones para que esto no suceda son variadas y oscilan entre una ignorancia intencional hacia el patrimonio cultural de ciertos grupos por parte de las autoridades hasta por razones legales y técnicas que limitan la naturaleza, antigüedad y categoría de estos sitios patrimoniales.

Un ejemplo de una categoría de sitio patrimonial no aceptada serían los asentamientos vernáculos históricos, a los cuales muchos gobiernos en las Américas rechazan por la falta de “monumentalidad” o “historicidad”, o debido a que surgen de un estilo de vida de tradiciones no aceptadas o promovidas por la corriente cultural principal. Otro ejemplo de esto es la subvaloración de los estilos de arquitectura del siglo 19 (comúnmente asociados con la era Republicana), tanto a nivel de estructuras individuales como de ensambles o distritos, vis-a-vis el patrimonio arquitectónico y urbano del período colonial, el cuál es glorificado universalmente en las Américas. Un último ejemplo sería el de muchas culturas no Europeas en las Américas (autóctonas e importadas) que atribuyen importancia a distintos lugares en formas que no están codificadas en la ley o no son aceptadas por la corriente principal de la sociedad.

De muchas maneras, el Listado Mundial de Patrimonios refuerza ciertas restricciones, al apoyarse en candidaturas que estén respaldadas o administradas por los gobiernos nacionales. Los gobiernos nacionales elaboran un listado tentativo de sitios para ser propuesto para su inscripción en el Listado Mundial de Patrimonios a través de un proceso público que responde a presiones políticas, intereses económicos, restricciones legales e investigación académica y que puede ser acusado de arbitrario. Por esta razón, el compendio de sitios de las Américas actualmente inscrito en el Listado Mundial de Patrimonios, no refleja la naturaleza heterogénea de nuestros sitios patrimoniales ni la riqueza cultural de las Américas y probablemente no lo hará en el futuro próximo.

El siguiente resumen enumera algunas de las diferencias entre la Lista de las Américas propuesta y el Listado Mundial de Patrimonios.

▪ Los sitios inscritos en la Lista de las Américas tendrán que reunir ciertos criterios, tales como importancia, autenticidad/integridad y significado. Está previsto que los criterios sean establecidos en reuniones de especialistas convocadas por ICOMOS Américas. ICOMOS ha demostrado tener la capacidad y experiencia en guiar este proceso hacia los consensos nacionales e internacionales.

▪ No habrá restricciones que tengan que ver con la fuente u origen de las nominaciones de los sitios a la Lista de las Américas. Las nominaciones serán aceptadas de cualquier grupo bona fide: gubernamental y no gubernamental; comunidades, etnias, universidades, etc. La finalidad es sobrepasar la agenda política, las barreras económicas y legales y la investigación académica eurocéntrica, que comúnmente determinan los sitios que serán inscritos en los registros locales, nacionales y en el Listado Mundial de Patrimonios. En la Lista de las Américas, las comunidades serán las que decidan cuál es su patrimonio y lo propondrán para su inclusión en la Lista.

▪ Los sitios nominados para la Lista de las Américas no necesitarán un reconocimiento oficial previo como monumentos o sitios patrimoniales por parte de las autoridades gubernamentales, ni la aprobación de las mismas para ser presentados como candidatos. El proceso de nominaciones está pensado de forma que sobrepase las restricciones existentes.

▪ La inscripción de cualquier sitio en la Lista de las Américas no implicará, al menos en este momento, legislación para su protección, limitaciones en el uso y administración del sitio. De hecho los sitios inscritos pueden estar en perfecto estado de conservación o en grave peligro de desaparecer. Lo importante durante la etapa inicial de la Lista de las Américas es ampliar el reconocimiento a una representación mas completa de la diversidad hemisférica así como se manifiesta en los sitios patrimoniales. Debido a que el registro oficial en inventarios locales y nacionales impone limitaciones a lo que los propietarios privados pueden hacer en sus sitios, muchos de ellos son excluidos exitosamente del reconocimiento nacional y del listado oficial por intereses políticos y económicos buscando evitar las limitaciones impuestas por derechos de propiedad. Por no requerir alguna acción de protección ya sea del gobierno o del sector privado, la inscripción en la Lista de las Américas está despolitizada.

▪ La inscripción en la Lista de las Américas no requerirá la existencia de planes de administración para el sitio ni compromisos irrevocables para preservar la perpetuidad del sitio por parte del gobierno o del sector privado. Este es un requisito del Listado Mundial de Patrimonios que implícitamente excluye a miles de patrimonios de la remota consideración de pertenecer al listado. Por no requerir estos compromisos, comunidades de escasos recursos, las cuáles no tienen la capacidad de desarrollar e implementar una administración apropiada y protección de sus sitios no serán excluidas de tener sus sitios inscritos en un listado.

El objetivo inmediato de la Lista de las Américas, es el de incluir la suma total del muy diverso patrimonio cultural de las Américas a través del reconocimiento internacional a nivel hemisférico. No se pretende en un futuro inmediato tener un vínculo con el Listado Mundial de Patrimonios. Sin embargo, algunos de los efectos positivos que podemos prever son los siguientes:

▪ Preparar el terreno para la adopción de un criterio más amplio de registro en los Estados Miembros de la OEA, llevando a un reconocimiento y protección oficial completo de los sitios patrimoniales. Asimismo se busca ampliar la posibilidad para elevar nominaciones por parte de las comunidades y otras fuentes no gubernamentales.

▪ Actuar como un “listado tentativo” no oficial o indicador, para las inscripciones de las Américas en el Listado Mundial de Patrimonios. La Lista de las Américas puede a su vez servir como herramienta en el proceso de prueba de una adecuada diversidad que será estudiada para las Américas en la reunión de Sao Paulo convocada por ICOMOS Brasil e ICOMOS México.

▪ Atraer la atención pública a sitios patrimoniales que han sido ignorados desde hace mucho tiempo a nivel nacional e internacional, así como proveer una herramienta para un mayor financiamiento y el desarrollo guiado del turismo.

▪ Identificar para todos los gobiernos nacionales la existencia de ciertos sitios que pueden haber sido ignorados, cuya naturaleza y protección debe ser tomada en consideración en toda planeación territorial, social y económica para el desarrollo.

▪ Asistir a comunidades en el reconocimiento y protección de sus sitios patrimoniales, ayudándolos a observar que sus patrimonios pueden tener una mayor importancia a nivel nacional, hemisférico e internacional. En otras palabras, identidad de la comunidad, orgullo local y empoderamiento para nivelar las tradiciones culturales minoritarias con las principales corrientes dominantes.

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