IGLESIA Y SOCIEDAD EL PERU: Mirando hacia Siglo

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Catalina Romero

IGLESIA Y SOCIEDAD EN EL PERU: Mirando hacia el Siglo XXI l

L a Iglesia Cat?lica es una de las principales instituciones de la sociedad peruana y comenzar por hacer esta afirmaci?n es casi decir una verdad de perogrullo. Cobre todo despu?s de que en las ?ltimas encuestas de poder, prestigio y reconocimiento de eficiencia, la Iglesia ha venido ocupando en el Per? los primeros lugares en el aprecio de la poblaci?n. Sin embargo, ?sta contin?a siendo una instituci?n desconocida para la mayor?a de los peruanos. Nacidos en un pa?s cat?lico, aprenden de sus padres oraciones y devociones enriquecidas por la cultura local a las que se a?aden pr?cticas sacramentales,deberes y obligaciones m?nimos en una catequesis parcial que pocas veces profundiza una educaci?n religiosa. Ciertamente ?sta no llega a explicar el complicado funcionamiento de la iglesia local, menos a?n de sus conexiones nacionales, continentales y universales.

La experiencia infantil que se tiene de la iglesia permanece a veces como una imagen cristalizada de un universo oculto y misterioso al que es m?s f?cil criticar que comprender. Es m?s, para muchos dejar atr?s la dimensi?n religiosa y la participaci?n en la vida eclesial es una condici?n para alcanzar la madurez y el desarrollo personal y social. Podemos entender entonces que sea muy dif?cil que se conozcan los

1. La autora es tambi?n miembro del Instituto Bartolom? de Las Casas F?mac, donde ha realizadouna investigaci?nsobre los cambios en la Iglesia Cat?lica en las ?ltimas d?cadas.

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procesos de cambio internos y externosque ha vivido la Iglesia Cat?lica en las ?ltimas d?cadas y a?n m?s que se perciban los cambios en la importancia que tiene la Iglesia Cat?lica en la vida social y pol?tica del pa?s .

En la encuesta sobre el poder en el Per? que publica anualmente la revista DEBATE podemos observar que a partir del a?o 1982aparece la Iglesia Cat?lica sistem?ticamentemencionada entre las instituciones que mejor funcionan, tienen una influencia positiva o un buen desempe?o2. En el a?o 1982 ocup? el quinto lugar, en el 83 no aparece mencionada, pero en el 84 pasa al segundo lugar, en el 85 y 86 ocupa el primer puesto, el que repite en los a?os 88 y 91, altern?ndolos con un segundo o tercer lugar a lo sumo en los a?os'restantes.

Cuadro 1 Valoraci?n de instituciones en el Per? 1981-1992

C.N.Trip. Fiscal?a FF.AA. FF.AA. Iglesia Iglesia Presid. Iglesia Medios

Iglesia 0rg.Pop.

Pod.Ejec. FFAA. Fiscal?a Iglesia FF.AA. FF.AA. Municip. FF.AA. Iglesia

P.Ejec. Iglesia

FF.AA. BCR Revistas Apra Apra BCR Iglesia Medios Gr.Emp.

FF.AA. Radios

JNE .

Contrla. Contrla. Econ.Inf. SL Grem.Emp. Sindic. Sindic. Sindic.

Gabinete Iglesia Diarios Narcotr. BCR Pod.Ejec. FF.AA. Gr.Emp. Part.Po1.

JNE Diarios

Gabinete MUNcip.

2. La informaci?n publicada por DEBATE no permite una comparaci?n muy rigurosa, pues la pregunta var?a algunos a?os. Por ejemplo, despu?s de preguntar por las

instituciones que mejor y peor cumplen, en 1987se pregunt? por la instituci?n que

m?s influencia tiene, y en 1988 por las instituciones que ten?an m?s poder y mejor desempe?o. En 1990no se publica informaci?nsobreeste rubro. Adem?s en algunos a?os se privilegia la presentaci?n gr?fica y no num?rica dejando en cierta arnbig?edad el orden.

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Esta valoraci?n de las instituciones entre las ?lites3 corresponde a una presencia diferente de la Iglesia Cat?lica en la sociedad peruana que a menudo es analizada en t?rminos de la vieja asociaci?n tenida con el poder pol?tico, que es imprescindible renovar si queremos mirar hacia el futuro.

Las preguntas sobre la naturaleza del poder que se busca y ejerce

con distintos niveles y tipos de legitimidad y autoridad han sido poco

exploradas en las ciencias sociales contempor?neas y es lo que har? en esta presentaci?n mirando hacia atr?s para buscar la proyecci?n hacia el futuro.

1. IGLESIA Y SOCIEDAD: PLANTEANDO EL PROBLEMA

Es frecuente encontrar en los estudios sobre la Iglesia y el Estado, o la Iglesia y la sociedad en general, una hip?tesis recurrente que se autocomprueba: ya sea la religi?n, en su relaci?n con cualquier otra esfera del comportamiento humano, o la Iglesia (cuyo modelo es la Cat?lica) en relaci?n con el Estado u otras institucionesbuscan el poder. Poder para controlar las otras esferas del comportamiento humano y de su organizaci?nsocial. Esta relaci?n aparece para algunos como una constante (Vallier, 1979; P?sara, 1986);es decir, como un motivo invariable en la Iglesia.

Ciertamenteel poder es una dimensi?n importante en esta relaci?n, pero verla como una constante indiferenciada, no nos ayuda a comprender la complejidad de una relaci?n que recorre todos los ?mbitos de la vida, que va de lo privado a lo p?blico, que atraviesa la fe y la pol?tica, que est? en lo cotidiano y en los grandes acontecimientos, etc. Pero estamos frente a una relaci?n compleja y din?mica, que cambia, porque cambia la religi?n misma y su marco institucional; y porque cambia la sociedad con la que se relaciona. Cambian los interlocutores, cambia la relaci?n social.

3. La encuesta se env?a a "l?deres representativos de la dirigencia gremial y laboral, funcionarios p?blicos y empresarios, intelectuales y acad?micos, miembros del clero y la Fuerza Armada, periodistas y pol?ticos, tecn?cratas y profesionales independientes, con el objetivo de recoger opiniones" sobre distintos temas. No sabemos

cu?ntos llegan a contestar, ni cu?l es el perfil de los que responden.

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Por ejemplo; se supone que la Iglesia Cat?lica es una instituci?n poderosa, que lo era en la Edad Media, que llega a Am?rica legitimando la Conquista con su poder, que contin?a siendo poderosa durante la Colonia, la Rep?blica, y hasta ahora, en que la diferenciaci?n interna (pluralidad de corrientes)y externa (pluralidad de religiones) podr?an debilitar su poder; pero el supuesto es que algo suceder? y que continuar? siendo poderosa.

?De qu? poder se habla? ?De d?nde proviene ese poder? ?Qui?n lo sustenta en cada per?odo hist?rico? ?D?nde est?n las bases de legitimidad, cu?les son los objetivos, qui?nes los interlocutores? ?En qu? espacios opera, el p?blico o el privado, o en ambos?

En particular, cuando analizamos el papel de la Iglesia Cat?lica en Am?rica, debemos situarla en un espacio y tiempo diferentes al europeo. Si tenemos en cuenta que en el siglo XVI ya se hab?a producido la Reforma, y las guerras religiosas en Europa, podemos percibir que el "poder" de la Iglesia Cat?lica estaba muy debilitado. El "poder" de la Contrareforma no es el mismo que el anterior a la Reforma. Pasa por concesiones a los poderes pol?ticos, y termina por subordinarse a ellos, intercambiando legitimidad religiosa por protecci?n pol?tica y militar, con las consecuencias que conocemos.

No debemos olvidar que las posibilidades de las religiones no tienen l?mites, se instalan en la vida cotidiana y personal de los individuos, y ejercen control desde la propia conciencia.Ordenan el mundo y el lugar de las personas en ?l. Pero si esto adquiere determinadas formas en las sociedades europeas y asi?ticas no-modernas, ?c?mo cambia la relaci?n entre religi?n y sociedad cuando se diferencia el espacio privado del p?blico? ?qu? diferencias hay cuando una religi?n se impone desde el Estado, o fuera del Estado, o contra el Estado? o, cuando lo hace desde la sociedad civil, con apoyo de las clases "pudientes", o con el apoyo de los pobres y desvalidos, o con la oposici?n de unos y otros por tratarse de una nueva o extra?a religi?n.

Las preguntas sobre el lugar de las religiones en la historia, como lo frasea Mari?tegui en su ensayo sobre el factor religioso, quedaron congeladas en una ?poca. Y si bien Weber desarrolla una gran teor?a sobre las religiones y la econom?a, y la pol?tica, tambi?n es un te?rico de la secularizaci?n que lo lleva a afirmar que en los tiempos modernos,

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la religi?n ya no cumplir?a el mismo papel, porque la tendencia era a la desaparici?n, y a que su papel fuera asumido por otras esferas institucionales. Por eso la sociolog?a se plantea la pregunta sobre la religi?n de una manera muy especializada. Como un campo diferenciado de acci?n social, limitado al ?mbito subjetivo o institucional. O como parte de la ideolog?a dominante y del poder de una clase que en s? mismo no tiene consistencia propia. Cuando se analizan sociol?gicamente otros problemas, aunque la religi?n se encuentre delante, no se toma en cuenta como factor explicativo.

Al plantear un an?lisis de las bases de legitimidad del poder de la Iglesia en la sociedad peruana, el ?mbito de estudio es este ?ltimo, y no s?lo el de la Iglesia como espacio institucional aislado. La hip?tesis es que la Iglesia pas? de compartir el poder pol?tico con el Estado, a desarrollar un poder religioso basado en una nueva relaci?n de evangelizaci?n con la poblaci?n pobre del Per?, es decir con la mayor?a de peruanos, y en una valoraci?n del mensaje religioso mismo al desarrollar una teolog?a dialogante con el mundo.

2 . LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX: CAMBIANDO LAS BASES DE LEGITIMIDAD

En el Per?, entre 1945 y 1980, tienen lugar grandes cambios a nivel religioso y eclesial pero, salvo Julio Cotler y Pablo Macera que dedican algunas p?ginas y l?neas respectivamente a la religi?n, no son percibidos como tales por otros autores por la secularizaci?n -hist?rica y te?rica- de la sociolog?a de la que hemos hablado anteriomente4.

En t?rminos de legitimidad del poder, vemos largos per?odos de la historia en los que la Iglesia Cat?lica comparti? el poder pol?tico colonial, en una relaci?n de subordinaci?n a ?ste normada por el Patronato Regios. Pero tambi?n encontramos per?odos en los cuales

4. Una de las novedades para pensar el futuro es que junto con otros paradigmas, puede estar cayendo tambi?n el de la secularizacion. En este sentido opina Jos? Casanova en su libro Public Religions in the Modern World.Chicago: The University of Chicago Press. 1994.

5 . El Patronato es un r?gimen que garantiza la protecci?n de la Iglesia y le otorga el monopolio religioso en un territorio, a cambio de ceder ciertos poderes al Estado como el nombramiento de Obispos y sacerdotes, la demarcaci?n territorial, la re-

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logr? una base aut?noma de poder, una legitimidad propia religiosa, que le permiti? tomar distancia del Estado, a?n bajo el r?gimen de Patronato. Este es el caso de la Independencia, en donde pese a que el jefe de la Iglesia era el Rey de Espa?a, el clero independentista separ?

sus identidades y mantuvo fidelidad al Papa, pero no al Rey, diferen-

ciando su identidad pol?tica de la religiosa. La diferenciaci?n de roles e identidades no implica la desaparici?n de una de ellas, ni la separaci?n total. Es m?s, podemos estar hablando de conflictosde identidad institucional que no exist?an antes y que se resuelven al aceptar la diferenciaci?n de esferas institucionales.

Al comenzar el siglo veinte, ven?a declinando la labor de la Iglesia Cat?lica, por la disminuci?n del clero (Klaiber), la influencia de la mentalidad positivista y libre pensadora en el medio intelectual y pol?tico, el repliegue de la Iglesia a las ciudades, colegios para las clases altas, etc. Cada vez m?s las bases de su poder depend?an de su relaci?n con el Estado peruano, bajo cuyo Patronato estaba. Con esto quiero decir, que si alg?n poder ten?a la Iglesia, ?ste ven?a de su reconocimiento pol?tico por el Estado peruano, de los privilegios que le otorgaba, de la posici?n social que le daba al clero. La autoridad de la Iglesia era principalmente pol?tica, y esto era reconocido por los mismos sacerdotes que se percib?an as?. La denuncia de Gonz?lez Prada sobre la trilog?a del poder no hac?a m?s que describir una realidad.

Un te?rico de la secularizaci?n, David Martin habla de la posibilidad de "legitimaci?n acumulativa" (Martin, 1978, p. 36) que se da en los pa?ses no cat?licos, y que no existe cuando se ha vinculado en un s?lo sistema org?nico el poder pol?tico y la cultura con el catolicismo y, por tanto, en lugar de desarrollar la naturaleza aut?noma de la religi?n, acumulando legitimidad sobre una base propia, ha resultado en una asociaci?n entre religi?n y poder pol?tico donde la primera acaba subordinada al segundo. La p?rdida de autonom?a de la Iglesia en la ?poca Tridentina es vista por Martin como una forma de secularizaci?n, habiendo perdido la Iglesia la fuente de su carisma religioso aut?nomo. Martin a?ade: "Una iglesia directamente incorpo-

colecci?n de diezmos, etc. Este ha regido en el Per? desde la Conquista con una interrupci?n de aproximadamente cincuenta a?os (entre 1821-24 y 1875-80) hasta 1979 en que cambia a un Acuerdo o Concordato entre la Santa Sede y el Estado

peruano.

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rada en la estructura de poder quedar? envuelta en las ruinas de tal estructura" (Martin, 1978, p. 96). Seg?n ?l la fusi?n de pol?tica y religi?n, la corona y la Iglesia, de la disciplina religiosa y el control social, deviene en una uni?n r?gida que tender?a a polarizar la sociedad ya que cada vez que son cuestionados los sistemas pol?ticos tambi?n lo son los religiosos. En este tipo de sistema no ser?a posible la acumulaci?n de legitimidad, porque estas no son aut?nomas entre s?.

Pero en el Per? en la segunda mitad del siglo, al entrar en crisis el dominio olig?rquico, no ocurre lo mismo con la Iglesia. Esto se debe a que se produce una transformaci?n fundamental en las bases de legitimidad del poder eclesial. Este adquiere una dimensi?n religiosa que resulta de un cambio radical en la ubicaci?n social de una gran parte del personal eclesi?stico, en una renovaci?n de la relaci?n social en t?rminos religiosos por cambios en la definici?n de los propios objetivos religiosos, de la reorganizaci?n de la instituci?n en t?rminos de membrec?a com?n y cuadros administrativos (laicado y clero), y capacidad de producir una teolog?a que le da una nueva presencia a la Iglesia en la sociedad civil y en el Estado.

Este proceso tiene lugar tanto en Per? como en otros pa?ses de Am?rica Latina. Pero no ocurre ni en todo el pa?s ni en todos los pa?ses latinoamericanos. Afecta a algunas comunidades, lugares, ?mbitos eclesiales, pero en el Per?, Brasil y Centro Am?rica adquiere una extensi?n que es muy significativa.

Este proceso tiene sus ra?ces en la d?cada de los cuarenta, cuando un grupo de laicos y sacerdotes peruanos -entre los cuales no puedo dejar de citar a don C?sar Arr?spide de La Flor, al P. Gerardo Alarco, Ms. Jos? Dammert Bellido, P. Felipe Mc Gregor, y por supuesto al Cardenal Juan Land?zuri entre muchos otros- tomaron conciencia del Per? como problema y tarea, afirmando a la vez su identidad religiosa y eclesial. Se contin?a con una generaci?n de sacerdotes peruanos ordenados alrededor de los sesenta entre los cuales destacan Carlos Alvarez Calder?n, Gustavo Guti?rrez, Jorge Alvarez Calder?n, entre otros. Este grupo es diferente al que surgi? de la experiencia de 1945 al compartir el gobierno con Jos? Luis Bustamante y Rivero una serie de personalidades independientes cat?licas, que desemboc? luego en la Democracia Cristiana y continu? en su variante Popular Cristiana que influy? tambi?n en un sector del clero peruano diocesano y reli-

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gioso. Entre ambos, los caminos se cruzaron en los inicios pero se distinguieron en la pr?ctica posterior por su visi?n de la relaci?n entre fe y pol?tica.

El cambio se alimenta con el apoyo misionero de la Post-guerra que estimula al clero y religiosas de Europa y Norte Am?rica a reforzar la evangelizaci?n de Am?rica Latina ante el peligro del comunismo y el protestantismo; y se potencia con el encuentro de un pueblo en movi-

miento, con aspiraciones y deseos de liberarse y progresar.

La hip?tesis m?s com?n para explicar los cambios de la Iglesia en el Per? es que se produjo ?qu??a partir de 1968,con el gobiemo militar de Velasco Alvarado (Astiz, Cotler, Klaiber). Lo l?gico, es que una instituci?n identificada con el poder y con el Estado, cambie cuando ?ste cambie, sea cual sea la posici?n que ?ste asuma. Pero la comparaci?n permite ver que esto no es tan autom?tico. Basta observar los casos de M?xico, Cuba y Nicaragua, para mencionar revoluciones; y los casos de Brasil o Chile, para mencionar ex-dictaduras. En todos estos casos la Iglesia supo oponerse al poder del Estado cuando lo consider? ileg?timo, injusto, o contrario a sus propios valores religiosos.

Si la religi?n y la Iglesia adquirieron tanta visibilidad e importancia durante el gobiemo militar de Velasco es porque en las d?cadas anteriores hab?a adquirido una base propia de legitimidad religiosa, que le daba un nuevo poder esta vez sobre una base de reconocimiento social a su labor religiosa. Siendo poseedora de una legitimidad propia, aut?noma de la del Estado, se pod?a apelar a la religi?n o a la Iglesia como respaldo legitimador en un caso en el que el poder pol?tico se situaba fuera de la constitucionalidad.

I

Estamos hablando entonces de poderes diferentes, de bases de

legitimidad diferentes, de una relaci?n de interlocuci?nque no se hab?a

producido antes. Y no se trata s?lo de una diferenciaci?n de esferas o

sistemas de acci?n, como dir?a Parsons, sino de la producci?n de iden-

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tidades nuevas, de capacidades de integrar a otros, del surgimiento de

conflictos entre campos antes armoniosos vividos as? subjetiva y obje-

tivamente.

En las d?cadas de 1960 y 1970 la Iglesia extendi? su actividad evangelizadora a las zonas rurales, mineras, industriales, urbano-po-

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