REPÚBLICA DE CUBA



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MINISTERIO DE SALUD PÚBLICA

Centro Latinoamericano de Medicina de Desastres

                             "Dr. Abelardo Ramírez Márquez"

 

Médicos de EE.UU. graduados en Cuba inician labores en Haití

 

Por Enrique Torres, enviado especial

Puerto Príncipe, 5 feb (PL) Siete médicos estadounidenses graduados en Cuba se sumaron hoy a la atención del pueblo haitiano, como parte del contingente de la isla caribeña que socorre a la devastada nación.

"Somos egresados de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), venimos para compartir con los hermanos cubanos que están aquí presentes, para dar nuestra solidaridad al pueblo de Haití, que está sufriendo esta tremenda catástrofe", expresó Elsie Walter.

Tras su llegada al hospital cubano de campaña en la localidad de Croix des Bouquets, a unos 20 kilómetros al noreste de esta capital, la joven galena dio las gracias a Cuba por abrirle una vez más las puertas, esta vez para ella tener el privilegio de brindar su solidaridad.

"La experiencia ha sido fantástica, como siempre ustedes nos han tratado muy bien, con esa hospitalidad, nos sentimos privilegiados de estar aquí", subrayó Walter, cuya llegada la víspera al hospital coincidió con una jornada de trabajo psicológico con los niños de la comunidad.

Los médicos norteamericanos, procedentes de Nueva York, Texas y Minnesota, comenzarán a atender a los pacientes este viernes en las salas y en recorridos por Croix des Bouquets, en conjunto con galenos haitianos también graduados en Cuba.

Walter vino acompañada de Nyla Manning, Murtine Pierre, Melissa Barber, Wing Wu, Melissa Rose y Keyshir Covington, egresadas indistintamente de la ELAM durante los años 2007, 2008 y 2009.

Las siete se encontraban en el proceso de revalidar su título para poder ejercer la medicina en Estados Unidos, sin embargo, ante el llamado que hizo movimiento Pastores por la Paz para venir a Haití, en particular el reverendo Lucius Walker, decidieron interrumpir su preparación.

Dos de ellas estaban laborando en Oakland, California, a la espera de la revalidación.

De acuerdo con la doctora Walter, ante el llamado de Pastores por la Paz, muchos expresaron el deseo de venir, pero a causa de diferentes compromisos que tienen en este momento les resultó imposible viajar.

"Hay otros que piensan incorporarse más adelante, porque sabemos que la brigada cubana va a estar aquí por un buen tiempo", indicó.

El hospital de Croix des Bouquets quedó activado el 25 de enero último, con servicios de cirugía, ultrasonido, rayos x, laboratorio, consultas de ginecología y obstetricia, sala de terapia intensiva y otra de hospitalización.

Aunque su denominación es de campaña, ofrece una medicina de excelencia, dotado de equipos de alta tecnología.

Según su director, el doctor William Álvarez, los médicos norteamericanos se insertarán en la dinámica de la instalación de forma escalonada, con el apoyo de los profesionales haitianos, quienes a la vez actuarán como traductores.

"Van a estar un mes, van a vivir en las mismas condiciones de los cubanos, incluso cada una vino con su módulo de agua, alimento y una mochila con medicamentos, y cuando llegaron los incorporaron a las reservas del hospital", precisó Álvarez.

En opinión del directivo, la llegada de los médicos estadounidenses es un apoyo, y a la vez un reto, ya que están en un escenario que nunca habían visto, con enfermedades como el mal de chagas y la leishmaniasis, no comunes en su país.

La misión médica cubana en Haití está presente en tres hospitales de Puerto Príncipe y en cuatro hospitales de campaña, ubicados en otras localidades afectadas por el sismo.

Además, en cinco Centros de Diagnóstico Integral (CDI), y se prepara para asumir el funcionamiento de otros cinco, de los cuales dos brindarán servicios en breve.

Cuba comenzó su colaboración con Haití en materia de salud en 1998, tras el paso del huracán George.

A 212 mil asciende el número de víctimas mortales en Haití

TeleSUR _ Hace: 43 minutos

A 212 mil se elevó el número oficial de víctimas mortales en Haití tras el terremoto de magnitud 7,3 que devastó a esa nación el pasado 12 de enero, de acuerdo con lo señalado este viernes por el primer ministro, Jean Max Bellerive desde Puerto Príncipe.

"La última cifra que he recibido de mis colaboradores es de 212 mil" fallecidos, declaró Bellerive, en horas de la madrugada a medios internacionales.

Agregó que esa cifra es susceptible de "aumentar algo" respecto al número final de las personas que perdieron la vida en una de las peores tragedias registradas en las últimas décadas.

Esa cantidad no incluye a los cadáveres que fueron enterrados por sus familiares, los que fueron incinerados por su avanzado estado de descomposición y quienes aún permanecen bajo los escombros.

Por otro lado, Bellerive informó que la cantidad de heridos ronda las 300 mil personas, de las cuales, la mayoría ya ha recibido atención médica.

En más de un millón se estimó el número de damnificados, que sumado a los que no tenían casa antes del temblor, se eleva a dos millones los haitianos que viven en las calles.

Acusados plagiarios de niños

Diez estadounidenses fueron acusados este jueves en la capital haitiana por haber sacado a 33 niños de ese país de forma ilegal.

Las autoridades de la nación caribeña lamentaron que ese hecho ensombrezca el elevado número de víctimas fatales que ascendió a 212 mil en Haití.

El grupo de norteamericanos fue acusado de "secuestro de menores y asociación criminal", según detalló el fiscal de Puerto Príncipe, Mazar Fortil.

Jean-Max Bellerive, primer ministro de Haití, lamentó que el tema de los estadounidenses se robe la atención en un país donde "hay otro millón que sufre en las calles".

Por su parte, una de las integrantes del grupo de misioneros acusados del secuestro, señaló al llegar a la Fiscalía que tienen "confianza en Dios de que esto terminará bien".

Los 10 religiosos fueron interceptados el viernes pasado en la frontera con República Dominicana intentando sacar de Haití a 33 niños de entre dos meses y 12 años, sin documentos de adopción.

Rescata Cuba alegrías infantiles en devastado Haití

Puerto Príncipe, 5 feb (PL) Niños de la localidad haitiana de Croix des Bouquets recobraron la risa, el canto y los bailes luego del terremoto, esta vez bajo un proyecto de expertos cubanos que procuran mitigar los efectos psicológicos del sismo.

Guerlanda, Christopher y Olser, al igual que otros pequeños regresaron escurridizos y sin sonrisas en los labios a lo que fuera su parque infantil más cercano, ahora convertido en un hospital de campaña habilitado por Cuba en ese poblado, a unos 20 kilómetros al noreste de esta capital.

Fueron llevados en la tarde de este jueves por sus padres, a quienes líderes de la comunidad convocaron en coordinación con los especialistas cubanos, empeñados en proteger a los infantes, el sector poblacional más vulnerable en casos de catástrofes, como el sismo del 12 de enero y las sucesivas réplicas que arrasaron Haití.

Por sus mentes jamás podría pasar lo que se avecinaba, luego del calvario de los días recientes, cuando las imágenes de casas y escuelas destruidas, familiares desaparecidos o mutilados y la falta de alimentos y agua, entre otras carencias, constituían el recuerdo más cercano.

El primero en hablarles a padres e hijos, fue el doctor cubano Cristóbal Martínez, quien asistido por una víctima del sismo como traductora de creole explicó la esencia del Programa de mitigación del daño psicosocial de la población infanto juvenil damnificada por el terremoto.

Tras la breve introducción, dirigida fundamentalmente a los padres y autoridades, dio luz verde a la fiesta infantil.

Lecturas de cuentos, entonación de canciones infantiles haitianas y sesiones de dibujos en las que los niños fueron los pintores permitieron a los pequeños echar a un lado, el menos por un tiempo, la pesadilla.

Profesores de la Escuela Nacional de Arte de Haití colmaron de vida el espectáculo, con un hábil empleo de ritmos tradicionales, fundidos con textos promotores de optimismo, en los que hacían corear al auditorio que el país saldrá de la tragedia y vencerá a la miseria.

En los rostros de las decenas de pequeños, entre ellos Guerlanda, Christopher y Olser, las sonrisas y los deseos de bailar afloraron sin límites, incluso la insistencia en que la cámara de Prensa Latina dejara evidencia gráfica de los dibujos que hicieron.

De acuerdo con el doctor Martínez, la estrategia es mitigar los efectos negativos que ha tenido el terremoto en la salud mental de los pequeños.

"El juego para el niño es una necesidad psicológica primaria, si satisfacemos la necesidad del juego, ya le estamos dando algo", comentó el experto.

Martínez considera que aunque haya un desastre muy grande, si el niño va a la escuela, come, juega y puede divertirse, ya en su conciencia pasó el desastre.

"Ya no existe, porque ya él tiene lo que necesita, cuando estos niños estén en la escuela y puedan jugar y practicar un deporte, que en definitiva es un juego", la batalla está prácticamente ganada, comentó.

A nivel internacional se ha reconocido que los factores de riesgo de daño psicosocial en este sector de la población en casos de desastre son de tipo familiar, escolar, individual y comunitario.

El programa cubano pretende actuar en una de las aristas del individual, con el fomento del juego, la recreación y el deporte.

Los expertos cubanos prevén extender el plan a otras áreas del país afectadas por el sismo, entre ellas Leoganne, al suroeste de Puerto Príncipe, donde ya fue seleccionado un grupo 15 de activistas haitianos en la Comunidad Simón Bolívar, encargados de mejorar la salud mental de sus conciudadanos de menor edad.

Aprender de Haití

4 Febrero 2010

 

Por muy “natural” que parezca, ninguna catástrofe es natural. Un seísmo de intensidad idéntica causa más víctimas en un país empobrecido que en otro rico e industrializado. Ejemplo: el terremoto de Haití, de magnitud 7,0 en la escala de Richter, ha ocasionado más de cien mil muertos, mientras que el de Honshu (Japón), de idéntica fuerza (7,1), acaecido hace seis meses, apenas provocó un muerto y un herido.

“Los países más pobres y los que tienen problemas de gobernabilidad están más expuestos a riesgos que los otros”, confirma un reciente informe de la ONU (1). En una misma ciudad, el impacto humano de una calamidad puede ser muy distinto según las características de los barrios. En Puerto Príncipe, el seísmo se ensañó con las desvencijadas barriadas populares del centro. En cambio, los distritos privilegiados de la burguesía mulata comerciante apenas padecieron estragos.

Tampoco son iguales los pobres ante la adversidad. La Federación Internacional de la Cruz Roja sostiene que, en caso de desastre, “las mujeres, los discapacitados, los ancianos y las minorías étnicas o religiosas, víctimas habituales de la discriminación, son más castigados que los demás” (2).

Por otra parte, aunque un país no sea rico, si se dota de una política eficaz de prevención de catástrofes puede salvar muchas vidas. En agosto de 2008, el ciclón Gustav, el más violento de los últimos cincuenta años, azotó el Caribe con vientos de 340 kilómetros por hora. En Haití mató a 66 personas. Sin embargo, en Cuba no causó ninguna víctima mortal.

¿Es Haití un país pobre? En verdad, no hay países pobres; sólo existen “países empobrecidos”. No es lo mismo. En el último tercio del siglo XVIII, Haití era la Perla de las Antillas y producía el 60% del café y el 75% del azúcar que se consumía en Europa. Pero, de su gran riqueza sólo se beneficiaban unos 50.000 colonos blancos, y no los 500.000 esclavos negros que la producían.

Invocando los nobles ideales de la Revolución Francesa, esos esclavos se sublevaron en 1791 al mando de Toussaint Louverture, el Espartaco negro. La guerra duró trece años. Napoleón envió una expedición de 43.000 veteranos. Triunfaron los insurrectos. Fue la primera guerra racial anticolonial y la única rebelión de esclavos que desembocó en un Estado soberano.

El 1 de enero de 1804, se proclamó la independencia. Sonó como un aldabonazo en el continente americano. Los esclavos negros demostraban que, por su propia lucha, sin la ayuda de nadie, podían conquistar la libertad. Afro-América emergía en la escena política internacional.

Pero el “mal ejemplo” de Haití -así lo calificó el Presidente de Estados Unidos, Thomas Jefferson- aterrorizó a las potencias que seguían practicando la esclavitud. No se le perdonó. Y nadie reconoció, ni ayudó a la nueva república negra, pesadilla del colonialismo blanco. Aún hoy, el viejo terror no ha desaparecido. Pat Robertson, tele predicador estadounidense, ¿no acaba acaso de afirmar: “Miles de haitianos han muerto en el seísmo porque los esclavos de Haití hicieron un pacto con el diablo para obtener su libertad” (3)?

El nuevo Estado independiente fue boicoteado durante decenios con la idea de “recluir la peste” en ese país. Haití cayó en guerras civiles que arrasaron su territorio. Se perdió la necesaria etapa de construcción de un Estado-nación. Institucionalmente, a pesar de la gran calidad de sus numerosos intelectuales, el país quedó estancado.

Después vino el tiempo de la ocupación por Estados Unidos que duró de 1915 a 1934. Y de la guerra de resistencia. El héroe de la rebelión, Charlemagne Péralte, fue crucificado por los marines, clavado en la puerta de una iglesia… Washington acabó por ceder Haití a nuevos dictadores, entre ellos: Papa DocDuvalier, uno de los más despóticos.

En los años 1970, aún gozaba Haití de soberanía alimentaria, sus agricultores producían el 90% de los alimentos que consumía la población. Pero el Plan Reagan-Bush, impuesto por Washington, obligó a suprimir los aranceles sobre la importación de arroz, producto básico del cultivo local. El arroz estadounidense, más barato porque estaba subvencionado, inundó el mercado local y arruinó a miles de campesinos que emigraron en masa a la capital, donde el seísmo los ha atrapado…

La única experiencia de gobierno realmente democrático, fue la de Jean-Bertrand Arístides, dos veces Presidente (1994-1996 y 2001-2004). Pero sus propios errores y la presión de Washington lo empujaron al exilio. Desde entonces, de hecho, Haití se halla bajo tutela de la ONU y de un conglomerado de ONGs internacionales. El Gobierno de René Breval ha sido sistemáticamente privado de medios de acción. Por eso resulta absurdo reprocharle su inoperancia ante los efectos del seísmo. Hace tiempo que el sector público fue desmantelado y sus principales actividades transferidas, si eran rentables, al sector privado, o a las ONGs cuando no lo eran. Antes de convertirse en el Ground Zero del planeta, Haití ya era el primer caso de “colonialismo humanitario”. La tragedia reforzará la dependencia. Y por consiguiente las resistencias. El “capitalismo de choque”, descrito por Naomi Klein, hallará una nueva ocasión de reclamar -en nombre de la eficacia- la privatización integral de todas las actividades económicas y comerciales ligadas a la reconstrucción.

Estados Unidos está en primera línea, con sus Fuerzas Armadas desplegadas en una ofensiva humanitaria de gran envergadura. Resultado sin duda de un generoso deseo de socorrer. Pero también de indiscutibles intereses geopolíticos. Washington prefiere invadir Haití de ayuda que ver invadidas sus costas por decenas de miles de boat people haitianos. En el fondo, se trata de la misma vieja obsesión: “recluir la peste”…

Notas:

(1) Riesgo y pobreza en un clima cambiante. Invertir hoy para un mañana más seguro, Naciones Unidas, Nueva York, mayo de 2009.

(2) Informe Mundial sobre los desastres 2009, Cruz Roja Internacional, Ginebra, julio de 2009.

(3) Christian Broadcasting Network, 14 de enero de 2010.

(Tomado de Le Monde Diplomatic) 

 

 

Para más información visitar nuestro sitio Salud y Desastres



Ciudad de , 5 de febrero 2010

"Año  52  de  "

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