EL ASESINATO DE ANDREU NIN, MÁS DATOS PARA LA POLÉMICA

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EL ASESINATO DE ANDREU NIN, M?S DATOS PARA LA POL?MICA

Pelai Pag?s i Blanch Departament Hist?ria Contempor?nia Facultat de Filosofia i de Geografia i Hist?ria

Universitat de Barcelona c/ Montalegre, 6. 08001. Barcelona

p.pages@ub.edu

Recibido: 29/06/2009 Acceptado: 16/01/2010

Resumen El art?culo recoge las distintas hip?tesis que se han ido barajando sobre el asesinato de Andreu Nin, cometido durante la guerra civil espa?ola, en junio-julio de 1937. Aunque parec?a que la reconstrucci?n realizada por Dolors Genov?s en 1992, a partir de documentaci?n de los archivos del KGB, era ya definitiva, a?n hay historiadores que la cuestionan y siguen apareciendo hip?tesis sobre la fecha y los autores del asesinato de Nin y sobre el lugar en que fue enterrado. La ?ltima aportaci?n la realiza el periodista Juan Cobo Orts, que acompa?a el art?culo, en su r?plica a un Joaqu?n Leguina y Lorenzo Hern?ndez.

Palabras clave: Andreu Nin, asesinato, Guerra civil espa?ola, historiograf?a.

Abstract The article picks up the different hypotheses around the murder of Andreu Nin, which happened during the Spanish civil war, in June-July of 1937. Although it seemed that the reconstruction carried out by Dolors Genov?s in 1992, from documentation of the archives of the KGB, was definite already, still there are historians who question it and hypotheses about the date and the authors of the murder of Nin, and about the place where he was buried, continue turning up. The last contribution is from the journalist Juan Cobo Orts, who accompanies this article. It is his answer to Joaqu?n Leguina and Lorenzo Hern?ndez.

Key words: Andreu Nin, murder, Spanish Civil War, historiography.

Ebre 38, N?m 4: 57-76

ISSN 1696-2672

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Pelai Pag?s i Blanch

El asesinato de Andreu Nin, m?s datos para la pol?mica

Setenta y dos a?os despu?s ?desde junio de 1937? el asesinato de Andreu Nin, el te?rico y dirigente marxista, l?der del Partido Obrero de Unificaci?n Marxista, sigue siendo el centro de una pol?mica, que se extiende mucho m?s all? de su inter?s historiogr?fico. Es cierto que en su d?a, en plena guerra civil, su desaparici?n tuvo lecturas contrapuestas: mientras para los militantes de su partido hab?a pocas dudas de que hab?a sido asesinato por agentes stalinistas, el Partido Comunista, siguiendo la versi?n oficialista elaborada desde Mosc?, lo presentaba como un dirigente de la quinta columna, al servicio del fascismo internacional, que hab?a huido a "Salamanca o a Berl?n". Por su parte, para la mayor?a de la clase pol?tica hab?a pocas dudas sobre el destino de Nin.

M?s de setenta a?os despu?s la pol?mica volvi? a saltar cuando a principios de mayo de 2008 el diario ABC de Madrid public? la noticia del hallazgo de una fosa com?n del per?odo de la guerra civil, en Alcal? de Henares, con cinco cad?veres, entre los cuales presumiblemente podr?an encontrarse los restos de Nin. La noticia, entre otros aspectos, destacaba: "El hecho adquiere una mayor trascendencia por el espeso silencio oficial que ha rodeado el hallazgo, ya que la supuesta fosa ha sido descubierta durante unas obras en un acuartelamiento de la Brigada Paracaidista (Bripac). Un silencio a?n m?s chocante si se considera que el lugar est? vinculado a la desaparici?n de Andreu Nin, l?der del POUM, asesinado por agentes de Stalin ante la pasividad del Gobierno republicano"1. Durante varias semanas el peri?dico sigui? publicando m?s aspectos relacionados con el tema, recogiendo testimonios de familiares de Nin, acusando al gobierno de haber querido esconder la noticia, al tiempo que se hac?a eco de ella la mayor?a de la prensa del conjunto del estado espa?ol.

1 La noticia, firmada por J. Albiol, fue publicada bajo el t?tulo "Hallada una posible fosa com?n en unas obras del Ej?rcito en Alcal? de Henares", ABC, 5 de marzo de 2008.

En octubre del mismo a?o Joaqu?n Leguina ?quien fuera en 1992 presidente de la Comunidad de Madrid? y Lorenzo Hern?ndez publicaron un art?culo en la revista mensual Claves de raz?n pr?ctica, bajo el t?tulo Andreu Nin. Muerto sin sepultura, donde relataban las gestiones que llevaron a cabo en 1993 con objetivo de buscar los restos de Nin2. Este art?culo fue replicado por Juan Cobo, citado en el trabajo anterior, y cuyos servicios hab?a requerido Leguina para participar en las gestiones a fin de encontrar los restos de Nin. La r?plica, bajo el t?tulo de Danzas macabras en torno a Andreu Nin, que publicamos en este mismo n?mero, fue escrita en diciembre de 2008, aunque hasta ahora ha permanecido in?dita.

De hecho el art?culo y las gestiones que llev? a cabo Joaqu?n Leguina desde la presidencia de Madrid no se explican sin la importancia que en su d?a tuvo el documental de investigaci?n Operaci? Nikolai, dirigido por Dolors Genov?s, y que fue realizado y emitido en 1992 por la Televisi?n catalana. En ?l, a partir de la documentaci?n hallada en los archivos de Mosc? ?de la antigua Tercera Internacional, pero tambi?n de la polic?a pol?tica NKVD? se esclarec?a de manera definitiva la autor?a y las complicidades sovi?ticas acerca del asesinato de Andreu Nin. De hecho el documental ven?a a corroborar una antigua hip?tesis que se ven?a barajando ?y que para muchos no ten?a duda? desde la misma guerra civil.

Pero, desde entonces ?aunque casi nadie haya discutido abiertamente la autor?a sovi?tica? s? que ha habido historiadores que han tendido a justificar la represi?n sufrida por el POUM durante la guerra. Es el caso, por ejemplo, de Antonio Elorza y, m?s recientemente, el de ?ngel Vi?as, si olvidar alg?n historiador extranjero, como el alem?n Frank Schauff o la brit?nica Helen Graham, que en este caso relativiza la participaci?n sovi?tica. El asesinato de Andreu Nin, pues,

2 Claves de raz?n pr?ctica, n? 87, noviembre de 2008.

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lejos de ser un tema cerrado, sigue generando discusiones entre los historiadores e incluso hay aspectos concretos ?cu?ndo, d?nde y por qui?n fue asesinado, el sitio exacto donde fue enterrado? que a?n no han sido esclarecidos.

Las hip?tesis durante la guerra Como acabo de se?alar ya en plena guerra civil hubo pocas dudas sobre la suerte que hab?a corrido Andreu Nin, a partir del momento en que, tras su detenci?n, el d?a 16 de junio de 1937, fue separado del resto de sus compa?eros y desapareci? misteriosamente de la reclusi?n a que hab?a sido sometido en Alcal? de Henares. Efectivamente, cuando a partir del mes de julio de 1937 se pudo constatar la desaparici?n de Nin ?que no se hallaba en ning?n centro oficial de reclusi?n y sobre el cual ninguna autoridad pod?a dar raz?n de su paradero? sus compa?eros de partido tuvieron pocas dudas sobre la suerte que hab?a corrido y aunque a?n no se ten?a constancia fehaciente de su destino final, exist?an pocas dudas sobre el hecho de que hab?a sido asesinado por los comunistas. Las dos revistas clandestinas que empez? a publicar el POUM, La Batalla y Juventud Obrera, denunciaron desde el mismo momento de su aparici?n, en el mes de julio, el destino de Nin. Y destacadas personalidades del movimiento obrero europeo, como Victor Serge o el propio Le?n Trotsky, denunciaron el mismo verano de 1937 el asesinato de Nin, la autor?a comunista y las complicidades sovi?ticas 3.

A finales de 1938 un destacado militante del POUM Ignacio Iglesias, escribi? un informe, que se public? de manera an?nima en Barcelona, por parte de las Ediciones del POUM, bajo el t?tulo La represi?n y el proceso contra el POUM4. En

3 He recogido las distintas posiciones en mi libro PAG?S, Pelai (2009): Andreu Nin. Una vida al servei de la classe obrera, Barcelona: Ed. Laertes. 4 IGLESIAS, Ignacio (1938): La represi?n y el proceso contra el POUM. Marsella: Ediciones del POUM. Aunque como lugar de edici?n figuraba Marsella, en realidad el folleto fue publicado en Barcelona.

?l, adem?s de hacer un balance de la represi?n a que estaba siendo condenado el partido y de la denuncia del proceso a que fue sometido en octubre de 1938, dedicaba un apartado a Nin. En ?l se afirmaba que el dirigente del POUM, tras su detenci?n en Barcelona fue trasladado a Valencia ?donde permaneci? rigurosamente incomunicado durante tres d?as en los calabozos de la Direcci?n de Seguridad? y de all? a Madrid, detenido, primero, en los calabozos que la Brigada Especial pose?a en el Paseo de la Castellana y, m?s tarde, en la checa de la calle Atocha. De aqu? volvi? al Paseo de la Castellana, desde donde fue trasladado a Alcal? de Henares, a alguno de los locales que el Partido Comunista pose?a. El objetivo de este ?ltimo traslado "obedec?a a un plan: hacerlo desaparecer, dando a entender que hab?a sido raptado por la Gestapo alemana"5. Se trataba de la versi?n que se dio a conocer, efectivamente, cuando el d?a 22 de junio de 1937, Nin llevaba s?lo seis d?as detenido, se produjo el asalto de un grupo armado contra el centro de reclusi?n donde estaba encerrado, y a partir de estos momentos nada m?s se supo de ?l.

Ignacio Iglesias publicaba las indagaciones que a t?tulo personal llev? a cabo Olga Tareeva, la mujer de Nin, entrevist?ndose con el ministro de Justicia del Gobierno Negr?n, el dirigente del Partido Nacionalista Vasco, Manuel Irujo. En el documento que redact?, fechado el 9 de agosto de 1937, donde recog?a las entrevistas con Irujo, la primera de las cuales tuvo lugar el mismo d?a 22 de junio de 1937, se hac?a constar que los ministros del gobierno no ten?an conocimiento de la detenci?n de Nin y del resto de compa?eros ni de la clausura de los locales del Partido, y de que Irujo pose?a la convicci?n de que Nin segu?a vivo, aunque "es muy dif?cil encontrarlo". Cuando el 20 de agosto de 1938 Olga puso una denuncia sobre la desaparici?n de Nin ante el Juzgado de Guardia de Barcelona, destacaba que la orden de detenci?n de Nin, proced?a de la Direcci?n

5 Ib?dem, p. 49

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General de Seguridad de Madrid, si bien la orden estaba firmada por el jefe de polic?a de Barcelona, Burillo. Pero en esta denuncia Olga comparaba la desaparici?n de Nin con los casos de los alemanes Kart Liebknecht y Rosa Luxemburg y con el del italiano Giaccomo Matteotti. Era evidente ya que Nin hab?a corrido la misma suerte que los otros revolucionarios europeos.

Tras destacar las informaciones de la prensa extranjera sobre la desaparici?n de Nin, las indagaciones hechas por militantes del POUM y miembros de la CNT que apuntaban a la complicidad del general ruso Orlov, y las pesquisas realizadas por diferentes delegaciones internacionales que se trasladaron a Espa?a y se entrevistaron con diferentes ministros espa?oles ?Irujo, Zugazagoitia y Prieto?, Iglesias terminaba con una disyuntiva que dejaba poco lugar a las dudas: "?Qu? ha sido del camarada Andr?s Nin? Una de dos: o bien ha sido conducido a la URSS o bien ha sido asesinado"6.

Paralelamente a las indagaciones de Iglesias, otro dirigente del POUM, Juan Andrade, que, como aqu?l, compart?a militancia con Nin desde los tiempos de la Izquierda Comunista, realiz? sus propias averiguaciones, que public? en un folleto, sin firma de autor, aparecido, ya finalizada la guerra, en junio de 1939, en los cuadernos franceses Spartacus: L'assassinat d'Andr?s Nin. Ses causes, ses auteurs7. Ya en un escrito in?dito, que Andrade escribi? desde la c?rcel del Estado en Barcelona, en noviembre de 1938, sintetizaba el destino de Nin con las siguientes palabras:

Nin sali? conducido de Barcelona a las cuatro de la tarde del d?a 16 de junio de 1937, en un autom?vil, conducido por agentes rusos de la G.P.U. y por agentes madrile?os del Partido Comunista. No puede asegurarse si la cara-

vana se detuvo en Valencia; pero lo cierto es que r?pidamente continu? el viaje hasta Madrid. En la capital, se le recluy? al preso en la `checa' secreta del Paseo de la Castellana. A los dos d?as, se le volvi? a trasladar a un hotel particular y aislado de Alcal? de Henares. Y, el d?a 22 de junio, un grupo de oficiales rusos y polacos de la Brigada Orloff, entonces de guarnici?n en el Pardo, le arranc? de esta prisi?n clandestina y le asesin? alevosamente, sin que se haya podido determinar hasta ahora, a lo menos por nosotros, las circunstancias concretas de su cautiverio y muerte8.

Para Andrade muy pronto se trat? de que hab?a sido asesinado. En el folleto anteriormente mencionado planteaba las causas del asesinato de Nin por parte de los agentes sovi?ticos destacando, en primer lugar, que Nin simbolizaba en Espa?a la generaci?n que, despu?s de haber creado y de haber dado vida a la Internacional Comunista, se separ? de ella al verla prisionera de una casta burocr?tica y de una pol?tica coja. Y por el hecho de que Nin se mantuvo siempre fiel a los principios revolucionarios que animaron la Internacional en el momento en que ?sta se constituy? bajo la direcci?n de Lenin y Trotsky. Tras se?alar la fecha de detenci?n, el d?a 16 de junio de 1937, en un autom?vil, acompa?ado de polic?as estalinistas de Madrid, y seguido por otro que ocupaban agentes extranjeros de la GPU, se dirigieron a Valencia, donde se pararon pocas horas, puesto que la primera declaraci?n que Nin realiz? ante la polic?a madrile?a ?y que se hallaba adjunta, como constataba Andrade, en el dossier de la instrucci?n del proceso contra el Comit? Ejecutivo del POUM? se produjo ya el d?a 17 de junio. Si en primera instancia estuvo detenido en uno de los centros de reclusi?n que dispon?a la Brigada especial en el Paseo de la Castellana, el d?a 19 de junio fue transferido al chalet de Alcal? de Henares, desde donde el d?a 23 de junio un grupo de ocho oficiales rusos y polacos lo saca-

6 Ib?dem, p. 58.

7 Andrade, Juan: "L'assassinat d'Andr?s Nin. Ses causes, ses auteurs". Le Gu?p?ou en Espagne. Spartacus, juin 1939.

8 ANDRADE, Juan: "Ofrenda y recuerdo". Original mecanografiado, fechado en la Prisi?n del Estado, Barcelona, Noviembre 1938.

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ron por la fuerza. En estos momentos Nin, siempre seg?n la versi?n de Andrade, estaba custodiado por tres polic?as de Madrid llamados Juan Bautista, Carmona Delgado y Santiago Gonz?lez Fern?ndez. Mientras los oficiales que secuestraron a Nin pertenec?an a la brigada que ten?a su guarnici?n en el Prado. Fue aqu? donde lo condujeron y lo fusilaron, si bien Andrade reconoce que no ha llegado a determinar todas las circunstancias de su asesinato ni a conocer todas las torturas a las que, sin duda, fue sometido. Pero no dudaba en afirmar que en los hechos esenciales exist?a una claridad suficiente, para reconstruir en cada uno de los aspectos todo lo concerniente a la detenci?n, la tortura, el secuestro, el rapto y el asesinato de Nin.

En el cap?tulo de las responsabilidades tampoco dudaba en se?alar a Orlov como la persona que decidi? el asesinato de Nin y cuyo poder era superior al del propio gobierno republicano. Acusaba tambi?n a L?on Narvich, el agente sovi?tico que se infiltr? en el POUM y cuyas fotos sirvieron despu?s para identificar a los miembros del Comit? Ejecutivo. A los polic?as miembros de la brigada especial que hab?a participado en la detenci?n de Nin ?Fernando Valent?n, Carlos Ramallo, Jacinto Rossell, Manuel Aguirre, Andr?s Zurreyo, Javier Jim?nez, Pedro de Buen, ?ngel Aparicio y Cipriano Blas? y a los jefes de polic?a que tuvieron una participaci?n directa en ella: David V?zquez, jefe de polic?a de Madrid, el teniente coronel Antonio Ortega, director general de seguridad, el coronel Ricardo Burillo, comisario en jefe de Barcelona y Gabriel Mor?n, quien fuera subdirector general de seguridad del Gobierno de Negr?n y posteriormente substituy? a Ortega como director general.

Un relato inculpatorio: Jes?s Hern?ndez Era evidente, pues, que ya durante la guerra se dispon?an de las pistas suficientes para llegar a conclusiones que, aunque formasen parte del mundo de las hip?tesis, y no gozasen de pruebas definitivas, todas conduc?an al mismo fin:

Nin hab?a sido asesinado por polic?as sovi?ticos, con complicidades espa?olas. Y en 1953 esta versi?n fue corroborada por Jes?s Hern?ndez, el que fuese ministro comunista de Instrucci?n P?blica en los Gobiernos de Largo Caballero y de Negr?n durante la guerra y miembro del Politbur? del PCE. Ya en el exilio, y tras haber roto con el Partido Comunista y haberse alineado con las posiciones que defend?a Tito en Yugoslavia, Hern?ndez public? sus memorias con el expresivo t?tulo de Yo fui ministro de Stalin9. Sobre la suerte que corri? Nin, Hern?ndez dej? un relato espeluznante, que hoy ha sido cuestionado por alg?n historiador, como ?ngel Vi?as:

Orlov y su banda secuestraron a Nin con el fin de arrancarle una confesi?n reconociendo que llenaba el oficio de esp?a al servicio de Franco. Sus verdugos, peritos en el arte de ablandar a los presos pol?ticos y de arrancarles declaraciones espont?neas, creyeron encontrar en la naturaleza enfermiza de Nin un auxiliar en su infame menester (...).

El suplicio de Nin empez? por el procedimiento seco. Un interrogatorio implacable durante diez, veinte, treinta horas, durante las cuales se revelaban los verdugos, haciendo siempre las mismas preguntas (...).

Pero Andr?s Nin resist?a de una manera incre?ble. No capitulaba. Resist?a. Sus verdugos se impacientaban. Decidieron abandonar el m?todo seco y adoptar la prueba de la firmeza: la piel arrancada, los miembros destrozados, el sufrimiento f?sico llevado al l?mite de la resistencia humana. Nin soport? la tortura y el dolor, los tormentos m?s refinados. Al cabo de unos d?as su rostro no era sino una masa informe. Orlov, fren?tico, enloquecido por el miedo al esc?ndalo que podr?a significar su propia liquidaci?n babeaba de rabia ante aquel hombre enfermizo que agonizaba sin confesar, sin

9 Se publicaron en M?xico D.F. por la Editorial Am?rica en 1953, pero un a?o m?s tarde fueron publicadas en Madrid, por la Ed. NOS bajo el t?tulo, un poco modificado, de Yo, ministro de Stalin en Espa?a, y con pr?logo y notas del polic?a Mauricio Carlavilla.

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