EL CONFLICTO LABORAL EN LA ACTUALIDAD: LOS NUEVOS CONFLICTOS

嚜燎evista Ius et Praxis, A?o 16, N? 1, 2010, pp. 441 - 452

ISSN 0717 - 2877

Universidad de Talca - Facultad de Ciencias Jur赤dicas y Sociales

※El conflicto laboral en la actualidad: los nuevos conflictos§

Francisco P谷rez de los Cobos Orihuel

EL CONFLICTO LABORAL EN LA ACTUALIDAD:

LOS NUEVOS CONFLICTOS*

Francisco P谷rez de los Cobos Orihuel**

Voy a hablarles de la evoluci車n del conflicto y de los nuevos conflictos, es

decir, de los cambios operados en el sistema de relaciones laborales y de las

repercusiones que de esos cambios derivan para la morfolog赤a del conflicto

industrial, tal y como 谷ste ha venido siendo concebido, y de los nuevos conflictos, que est芍n apareciendo como consecuencia de las transformaciones

econ車micas y sociales.

Las transformaciones econ車micas, productivas y sociales que est芍n determinando los nuevos perfiles del conflicto son m迆ltiples y de diverso cu?o. En

aras de la claridad expositiva, las agrupar谷, en funci車n del escenario en el que

se verifican, en tres grupos: aquellas que afectan al sistema econ車mico en su

conjunto, aquellas que afectan a la morfolog赤a y organizaci車n de la empresa,

y las que se refieren al trabajo mismo, a su nueva composici車n y a sus nuevos

sistemas de organizaci車n.

I. El conflicto ante los cambios en el sistema econ車mico

El primer y fundamental cambio econ車mico que est芍 afectando profundamente nuestros sistemas de relaciones de trabajo y configurando un ※nuevo

conflicto industrial§ es la ※globalizaci車n§. La extensi車n planetaria del dominio

del mercado, la creaci車n de un mercado de envergadura mundial afecta, desde luego, en primer lugar, a las empresas que quedan ahora sometidas a una

concurrencia global y deben organizar la producci車n de bienes y servicios a

escala planetaria, pero en no menor medida interesa a los trabajadores y a sus

organizaciones representativas por cuanto la globalizaci車n prefigura una nueva

※divisi車n internacional del trabajo§ y obliga al sindicato a pensar a escala global

y a internacionalizarse. No descubro nada a nadie si les digo que en muchos

sectores productivos, sobre todo en el sector servicios (transportes, comunicaConferencia presentada en las X Jornadas de la Fundaci車n Servicio Interconfederal de Mediaci車n y

Arbitraje, Madrid, 25 de septiembre del 2008. Colaboraci車n recibida el 5 de abril y aprobada el 16

de abril de 2010.

*

Catedr芍tico de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad Complutense de

Madrid. Correo electr車nico: franciscoperezdeloscobos@der.ucm.es.

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ciones, energ赤a, banca, etc.), tanto la propiedad como la gesti車n empresarial

misma, trascienden claramente las dimensiones nacionales.

El desarrollo de los mercados financieros, la introducci車n masiva de las

tecnolog赤as de la informaci車n y de las telecomunicaciones, el abaratamiento

de los costes de transportes y de las comunicaciones han hecho factible un espectacular aumento de la movilidad del capital, y consecuencia de ello, el que

los procesos de deslocalizaci車n y relocalizaci車n productiva, a nivel regional y

mundial, se multipliquen y adquieran visos de normalidad. Estos procesos en

Europa afectan, en primer t谷rmino, a las industrias de trabajo intensivas, respecto

de las cuales los costos de producci車n, se?aladamente el costo de la mano de

obra, son un factor determinante de la competitividad. Pero, como ha alertado

la Comisi車n Europea, ※comienzan igualmente a observarse en sectores intermedios, que constituyen los puntos fuertes tradicionales de la industria europea,

e incluso en ciertos sectores de alta tecnolog赤a en los que existen indicios de

deslocalizaci車n de ciertas actividades de investigaci車n y en los servicios§.

Al decir de los expertos, la econom赤a espa?ola es particularmente vulnerable

al proceso de deslocalizaci車n, ※ad intra§, en el seno de la Uni車n Europea con

relaci車n a los PECOS, y ad extra, frente a los nuevos pa赤ses industrializados.

Nuestro modelo de desarrollo y las debilidades de nuestro sistema productivo,

nuestra deficiente especializaci車n productiva hacen que, para nosotros, la

concurrencia entre territorios para atraer inversiones, para evitar o atraer deslocalizaciones est谷n a la orden del d赤a.

La globalizaci車n, como es obvio, internacionaliza los conflictos de trabajo y

obliga a los actores a pensar y a actuar desde este nuevo escenario. Comoquiera que la empresa o el grupo de empresas concibe y planifica sus actuaciones

globalmente, el conflicto se internacionaliza y el sindicato, desbordado por la

nueva dimensi車n de los problemas, reformula sus modos de actuaci車n.

Las experiencias espa?olas de deslocalizaci車n evidencian la dimensi車n

internacional de estos nuevos conflictos que est芍 omnipresente a la hora de

elaborar las estrategias para abordarlos. Simplificando las cosas pero sin faltar a

la verdad pueden identificarse en los procesos de deslocalizaci車n operados en

nuestro pa赤s en los 迆ltimos a?os, sobre todo en Catalu?a, dos grandes estrategias empresariales. En primer lugar, la de evitar el cierre de la factor赤a mediante

la renegociaci車n de las condiciones de trabajo aplicables en la empresa y el

establecimiento de medidas de mejora de la productividad, a cambio de la

garant赤a del mantenimiento de la inversi車n y el empleo e incluso el aumento

de aqu谷lla y de 谷ste. En la base de esta estrategia est芍 la convicci車n de que la

迆nica v赤a para garantizar la viabilidad de la empresa es la restauraci車n de su

competitividad, mejorando la productividad, por eso estos pactos suelen versar

sobre las condiciones de trabajo m芍s ligadas a la productividad de la empresa,

esto es, la jornada y los salarios. B芍sicamente se trata de extender la jornada

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manteniendo el salario inalterado o de rebajar el salario y menguar con ello el

costo de trabajo para la empresa.

La segunda estrategia, que se acomete a veces cuando fracasa la primera

每el caso de Philips es, en este sentido, paradigm芍tico每 y otras directamente, es

la del cierre de la empresa a trav谷s normalmente de la regulaci車n del empleo.

Tambi谷n en la base de estas decisiones de cierre hay una clara valoraci車n de

la dimensi車n internacional del problema: la empresa cierra aqu赤 porque la

competencia ya produce all赤 a costos muy inferiores o porque quiere mejorar

su competitividad y adelantarse a la competencia.

Pues bien, el marco institucional del que disponemos para afrontar esta

nueva conflictividad derivada de los procesos de deslocalizaci車n presenta claras

insuficiencias. Por lo que se refiere a las primeras estrategias empresariales aludidas, que se han traducido en la pr芍ctica en la incorporaci車n a la negociaci車n

colectiva de dobles escalas salariales, han topado con la rigurosa aplicaci車n

que nuestra jurisprudencia hace del principio de la igualdad en la ley a los

convenios colectivos estatutarios, que priva al convenio de la posibilidad de

matizar o programar su aplicaci車n en la empresa en atenci車n a otros contenidos negociales. El 迆nico supuesto en el que es posible instrumentar una escala

salarial diversificada en convenio estatutario con plenas garant赤as de que no

pueda anularse por considerarla atentatoria contra el principio de igualdad es

la doble escala salarial con car芍cter transitorio. La aplicaci車n del principio de

igualdad es para el convenio colectivo ※res extra comercium§, lo que penaliza

sin duda el important赤simo papel de ※gesti車n de las relaciones de trabajo§ que

hoy corresponde desempe?ar a la autonom赤a colectiva. Los 迆nicos expedientes

que, al parecer, no plantear赤an problemas para instrumentar estos pactos de

mejora de la productividad ser赤an el descuelgue salarial y la modificaci車n ※ante

tempus§ del convenio colectivo, v赤as ambas en las que resulta muy factible la

utilizaci車n de procedimientos extrajudiciales de soluci車n de conflictos.

Las insuficiencias del art. 51 ET para abordar los procesos de deslocalizaci車n productiva derivan b芍sicamente del hecho de que dicho precepto, que

concibe el despido econ車mico como un instrumento de restauraci車n de la

vialidad empresarial, se aplica por voluntad expresa del legislador al cierre de

la empresa. En efecto, tanto la formulaci車n legal de las causas para despedir,

como el procedimiento de regulaci車n de empleo, como, en fin, la intervenci車n

de la Administraci車n en el expediente administrativo no se adecuan a la realidad del cierre empresarial del establecimiento, por eso hoy por hoy el conflicto

derivado de la decisi車n del cierre se focaliza en la determinaci車n del montante

de las indemnizaciones que percibir芍n los despedidos, a los que se les tutela

desde el contrato de trabajo cuando se los expulsa al mercado de trabajo. A mi

juicio, 谷ste deber赤a ser un 芍mbito de desarrollo de los sistemas extrajudiciales de

conflicto, pero para que tal desarrollo se produzca probablemente es necesaria

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una regulaci車n del despido por cierre menos burda de la que tenemos. Pero lo

burdo puede resultar c車modo, caro quiz芍, pero c車modo: pago y escapo, y en

谷sas estamos.

El segundo cambio econ車mico que est芍 determinando la transformaci車n del

conflicto laboral es la p谷rdida de peso de la industria en el conjunto del sistema

econ車mico a favor del sector servicios. El conflicto laboral se ha hecho en la

industria 每no en balde se le llama conflicto industrial每 y la cultura del conflicto

es, principalmente, una cultura industrial. Pero la industria no ha hecho m芍s que

perder peso en el conjunto de la econom赤a y del empleo y presumiblemente tal

ser芍 su evoluci車n futura. Desde los a?os sesenta, las actividades industriales en

los pa赤ses de la OCDE y, en paralelo, el volumen de empleo industrial no han

hecho sino disminuir. Si en los sesenta las actividades industriales supon赤an el

30 % del PIB de los pa赤ses de la OCDE, en 1995 supon赤an ya el 20 % y desde

entonces no ha hecho m芍s que decrecer. El empleo industrial, por su parte,

que en 1970 era del 28 %, en 1995 era ya del 17 %. Para algunos analistas es

muy probable que en pocas d谷cadas el empleo industrial en la OCDE caiga

por debajo del 10 %, porque enteros sectores de la industria, y en primer lugar

los m芍s intensivos en mano de obra, se deslocalizan.

Una industria que ser芍 每lo est芍 siendo ya每 mucho m芍s ※terciarizada§ que

la actual, pues cada d赤a necesita m芍s servicios para llevar a cabo su propia

actividad productiva, tanto servicios tradicionales como avanzados.

Pues bien, la ※terciarizaci車n§ de la econom赤a est芍 transformando sustancialmente la morfolog赤a del conflicto laboral. La ※terciarizaci車n§ econ車mica

es la del conflicto mismo en un doble sentido: se produce, en primer lugar,

una ※deslocalizaci車n§ del conflicto hacia el sector terciario, donde 谷ste, por su

repercusi車n p迆blica, se revela m芍s eficaz que la industria; en segundo lugar,

en parte como consecuencia de la ※terciarizaci車n§ de la econom赤a y en parte

por los cambios que de ella han derivado para la propia morfolog赤a de conflicto ※terceros§ , esto es, consumidores y usuarios, se ven comprometidos en

el conflicto y utilizados como rehenes en las viejas y nuevas formas de acci車n

colectiva. El conflicto es hoy m芍s eficaz en la medida en la que a su lesividad

econ車mica a?ade una lesividad social, en la medida en la que afecta a la ciudadan赤a y adquiere dimensi車n p迆blica. Se trata, con todo, de un arma de doble

filo, pues lo que resulta para la acci車n colectiva un instrumento de poder, puede

serlo tambi谷n de deslegitimaci車n social.

Quiz芍 por ello, hoy como nunca, los sindicatos son conscientes de la necesidad de gobernar el conflicto y temperar o impedir su lesividad social. Pues

bien, los procedimientos de soluci車n extrajudicial de conflictos podr赤an utilizarse como instrumento regulador en fr赤o del propio recurso al conflicto y de

su incidencia sobre los servicios esenciales para la Comunidad. Se tratar赤a de

establecer c車digos de regulaci車n del conflicto, de suerte que cuando la situaci車n

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colectiva se produjese, el conflicto se atuviera a lo pactado y menguara as赤 su

lesividad social. En otros pa赤ses, por ejemplo en Italia, son ya una realidad en

un sistema de relaciones laborales y est芍n contribuyendo tanto a gobernar el

conflicto y temperar sus consecuencias como a legitimar a los sindicatos que

los suscriben, que as赤 pueden acreditar ante la opini車n p迆blica que hacen un

uso responsable de la huelga. El establecimiento ※a priori§ de un preaviso que

advierta a los consumidores y usuarios con antelaci車n suficiente de la huelga y

la elecci車n de los d赤as de huelga y de las modalidades de huelga menos lesivas

para la organizaci車n social de las medidas aparentemente simples 每su articulaci車n normativa es siempre compleja每 pero que contribuyen decisivamente

a garantizar el ejercicio de la huelga y su tolerabilidad social. Como les dec赤a

estos c車digos est芍n siendo muy 迆tiles y est芍n sirviendo a los propios sindicatos

para explorar alternativas a la huelga socialmente m芍s aceptables que ella.

Aunque se trata de un c車digo muy singular, no me resisto a glosar la previsi車n

contenida en el acuerdo italiano para la regulaci車n de la huelga de los trabajadores que prestan sus servicios en helic車pteros de socorro, que prev谷, junto

a la huelga tradicional, la huelga que el propio c車digo llama virtual. ?En qu谷

consiste esta huelga? Pues b芍sicamente en lo siguiente: si el sindicato opta por

la huelga virtual durante el per赤odo de conflicto el servicio viene desempe?ado

regularmente, pero los trabajadores renuncian a su retribuci車n y la empresa se

obliga a abonar una iniciativa socialmente 迆til una suma igual a un m迆ltiplo

de los salarios dejados de percibir. Los trabajadores ejercitan la propia presi車n

sobre la contraparte de manera directa, incidiendo de modo directo sobre su

balance y no de modo indirecto tomando como rehenes a los usuarios. Es un

modo de restaurar el viejo sentido de la huelga.

II. El conflicto ante los nuevos modelos de empresa

El segundo escenario en el que se producen cambios que son tambi谷n, a la

postre, cambios del conflicto es la empresa. Si el conflicto industrial tal y como

lo concebimos encontr車 su natural caldo de cultivo en la gran empresa, en la

que se forjaba ※la conciencia de clase§, los intensos procesos de reestructuraci車n de los a?os ochenta y noventa han puesto en entredicho la viabilidad de

la misma y han dado carta de naturaleza a una empresa magra, organizada en

forma de red, que mediante el uso de nuevas tecnolog赤as y el recurso intensivo

del outssourcing ha alcanzado elevados niveles de productividad y demostrado

gran capacidad de adaptaci車n a los requerimientos del mercado.

Las estructuras productivas han adelgazado y se organizan de forma m芍s

flexible. El cambio, en efecto, opera en un doble sentido: de una parte, la estructura empresarial se trocea sustituyendo la gran empresa por una serie de

empresas menores con las que se establecen intensas relaciones de colaboraRevista Ius et Praxis, A?o 16, N? 1

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