Realidad del Trabajo y los trabajadores en América Latina



Seminario

“La Pastoral del Trabajo en una economía globalizada: organización y perspectivas”

Consejo Episcopal Latinoamericano

Santiago de Chile, del 26 – 30 de julio de 2010

El trabajo y los trabajadores en América Latina

Guillermo Miranda, Director Oficina Subregional de la OIT para el Cono sur de América Latina

Santiago de Chile, julio de 2010

ÍNDICE

I. La situación en América Latina: Elevada pobreza e indigencia 3

II. El mercado de trabajo: clave para superar la pobreza 4

III. Hacia la generación de trabajo decente 6

IV. La crisis detuvo avances y generó una oportunidad 9

V. Pacto Mundial para el Empleo: una respuesta con Trabajo Decente. 13

Anexo 15

Gráfico 1: Índice de Desigualdad en la OECD y en América Latina y El Caribe. 2003 - 2007. 16

Gráfico 2: Población en pobreza total y pobreza extrema en América Latina. 1990 - 2008. 16

Gráfico 3: Tasa de participación en América Latina y El Caribe. 2000 - 2008. 17

Gráfico 4: Categorías en la ocupación por sexo en América Latina y El Caribe 2000 – 2008. 17

Gráfico 5: Empleo por ramas económicas por sexo en América Latina y El Caribe 2000 – 2008. 18

Gráfico 6: Estructura del empleo urbano en América Latina. 2007 – 2009 18

Gráfico 7: Tasa de desempleo urbano en América Latina y El Caribe. 2000 – 2008. 19

Gráfico 8: Evolución de las remuneraciones reales en América Latina. 2000 – 2008. 19

Cuadro 1: Instancias y Acuerdos de Diálogo Social en América Latina y el Caribe 20

La situación en América Latina: Elevada pobreza e indigencia

1. La pobreza y la desigualdad en la distribución del ingreso constituyen problemas apremiantes en América Latina y el Caribe, la región del mundo. Una mirada global de la situación actual se presenta en el Cuadro 1 en función de un conjunto de indicadores principales.

Cuadro 1: Síntesis América Latina y El Caribe

(Indicadores seleccionados, varios años)

|Variables |MM personas |% |

|Población total |582 418 |100% |

|Hombres |286,702 |49.2% |

|Mujeres |295,716 |50.8% |

|Fuerza de Trabajo (PEA) |276 551 |66%(*) |

|Fuerza de Trabajo (PEA) hombres |163 287 |80%(*) |

|Fuerza de Trabajo (PEA) mujeres |113 264 |52.8%(*) |

|Empleo asalariado |161 288 |63.6% |

|Empleo cuenta propia |66 442 |26.2% |

|Empleo doméstico |18 513 |7.3% |

|Empleo Informal |135 928 |53.6% |

|Empleos terciarios |175 236 |69.1% |

|Empleos secundarios |61 878 |24.4% |

|Empleos primarios |15 216 |6.0% |

|Tasa de desempleo |22,954 |8.3% |

|Trabajo infantil |5,7 |5,1% (pob entre 5 y 14 años) |

|Trabajo forzoso |1,3 |(10,7% del total mundial) |

|Jovenes que no estudian ni trabajan |22 |(2/3 mujeres) |

|Pobreza |180,550 |31.0% |

|Desigualdad (Coeficiente Gini) |0.53 | |

(*) Corresponden a las tasas de participación.

Fuente: elaboración propia según OIT y CEPAL:

2. Aunque se han adoptado distintos modelos de desarrollo en las últimas décadas, la región no ha logrado disminuir de manera significativa la extrema pobreza, mientras que la desigualdad en los ingresos tiende a tornarse inflexible.

3. La región presenta un nivel de desigualdad en la distribución personal del ingreso que es sustancialmente más alto que en otras regiones del mundo, con un coeficiente de Gini medio de 0,53, que no se ha modificado en los últimos 20 años.

4. La totalidad de los países latinoamericanos tienen un índice de Gini superior al 0,4 y en la mayoría de ellos el indicador se eleva por encima del 0,5. El país menos desigual de la región es más desigual que cualquier integrante de la OCDE o cualquier país de Oriente Medio o África del Norte.

5. Si bien en la actualidad la pobreza y la indigencia son menores que en 1990, siguen siendo inaceptablemente altas, pues en 2008 una de cada tres personas se encontraba en esa situación. En todo caso, las reducciones del total de pobres e indigentes, cercanas a los 22 millones de personas respecto de 1990, son disminuciones muy significativas si se considera que en estos 18 años la población de América Latina aumentó en casi 130 millones de personas.

6. La reducción de la pobreza fue posible entre 1990 y 2008, en especial en el sexenio comprendido entre 2003 y 2008, principalmente por el crecimiento económico generador de empleo, complementado por las mejoras distributivas derivadas de la expansión del gasto social, así como por la disminución de la fecundidad, de la dependencia y del tamaño medio de los hogares.

El mercado de trabajo: clave para superar la pobreza

Ser pobre o no depende fundamentalmente de la posición en el mercado de trabajo, ya que si bien es posible obtener mejoras con buenas políticas sociales, los desafíos de la pobreza y mayor igualdad no se pueden solucionar sin mejorar las condiciones del mercado de trabajo, de donde proviene más del 80% de los ingresos de los hogares. Además, el acceso a la protección social se adquiere normalmente a través de sistemas contributivos que suponen la existencia de un empleo.

A continuación se revisan los avances logrados junto con las carencias y desafíos aún pendientes en la región.

1. El crecimiento es una condición necesaria pero no suficiente para consolidar los avances en esta materia.

a) Un crecimiento económico relativamente alto y estable en la región en los años previos a la crisis (un 5,4% promedio anual entre 2004 y 2008) fue un factor positivo para avanzar en generar empleo.

b) Dicho crecimiento fue acompañado de aumentos de la tasa de participación en los mercados de trabajo y de la tasa de ocupación de la población en edad de trabajar. Esta aumentó desde un 58,4% en 2000 a un 59,4% en 2008.[1]

c) En el caso de los hombres la tasa de participación en 2008 era de 72,4%, mientras que para las mujeres fue de un 49,7%. Estas diferencias, si bien han persistido en el tiempo, en los últimos años han tendido a disminuir producto de una mayor incorporación de las mujeres a la vida laboral.

d) La inserción en los mercados de trabajo ha estado asociada con la obtención de un empleo, ya que la tasa de ocupación aumentó desde un 51,8% en 2000 a un 55% en 2008[2]. Entre los hombres fue de un 67,9%, la de las mujeres sólo fue de 45,1%, y es también es un rasgo estructural del funcionamiento del mercado laboral en la región.

2. La mayor inserción laboral no se verifica necesariamente en actividades productivas.

a) El empleo es fundamentalmente de carácter asalariado y ha aumentado su importancia. En efecto, en 2000 un 60,7% de los empleos eran asalariados mientras que en 2008 dicha proporción aumentó hasta un 63,6%. En contraposición, se ha observado una disminución relativa del empleo por cuenta propia al pasar desde un 27,4% a un 26,2% en los años señalados. El empleo doméstico, por su parte, cayó desde un 8,2% en 2000 a un 7,3% en 2008[3].

b) Tanto entre los asalariados como en los trabajadores por cuenta propia, pues la proporción de hombres es mayor que la de las mujeres en 11 y 8 puntos porcentuales, respectivamente. Sólo en el caso del servicio doméstico la relación estudiada entre hombres y mujeres se revierte, pues mientras que en las mujeres un 18,6% se desempeñaba en el servicio doméstico esta proporción en el caso de los hombres era inferior a un 1% del total.

c) La distribución del empleo según sectores económicos muestra una marcada concentración entre las actividades terciarias, como el comercio, el transporte y las comunicaciones, los servicios financieros y los servicios sociales y personales[4]. En estas ramas se concentró en 2008 un 69,1% del empleo total. Además en estas actividades se concentra el empleo de las mujeres, en más de un 80%, en cambio para los hombres estas sólo representan un 60% del empleo.

d) La informalidad en el empleo[5] es la modalidad predominante en los mercados de trabajo en la región, y expresa en gran medida la insuficiencia del crecimiento económico para generar empleos productivos, y opera como un límite a la expansión desempleo..

e) Su magnitud supera el 50% del total del empleo urbano[6], lo que implica que en promedio más de la mitad de los trabajadores se desempeñan en los mercados de trabajo en condiciones de desprotección de sus derechos laborales y no cuentan con acceso a los sistemas de seguridad social.

f) La informalidad también se presenta con mayor peso entre las mujeres. Así, por ejemplo, en 2008 mientras que el empleo informal entre los hombres fue de 51% en las mujeres esta condición se verificó en un 57,1% del total del empleo femenino urbano.

3. El buen desempeño económico permitió reducir el desempleo urbano regional, sin embargo persiste la alta informalidad.

a) La tasa de desempleo abierto urbano pasó desde un 11,4% en 2002 a 7,5% en 2008[7]. Sin embargo, en 2009 la tasa de desempleo subió a un 8,4% de la fuerza de trabajo, lo que significó que más de 2 millones de personas se incorporaron a las filas del desempleo. Así, el total de mujeres y hombres que no consiguen un puesto de trabajo supera los 18 millones.

b) La tasa de desempleo presenta diferencias según sexo, y es más alta entre las mujeres. Por ejemplo, para 2008 la tasa de desocupación abierta de las mujeres fue 9,3%, mientras que para los hombres registró sólo un 6,3%. Esta brecha en el desempleo según sexo constituye también un rasgo estructural del mercado de trabajo de la región.

c) No obstante lo anterior, la tasa de desocupación es limitada para observar la realidad de los mercados de trabajo de la región, debido a la alta proporción de personas que sobreviven en la informalidad.

4. Pese a las mejores condiciones las remuneraciones reales crecen moderadamente y no superan el aumento de la productividad.

a) Entre 2000 y 2008, el promedio de las remuneraciones reales para los 12 países con información disponible, se incrementó en 0,7%, lo que le sitúa por debajo del 1,8% del aumento estimado de la productividad laboral[8].

b) Una fuerza laboral con altos niveles de escolaridad tiene mayor capacidad de crear y adaptar nuevas tecnologías, fundamentales para aumentar el PIB y la productividad laboral, lo que a su vez ejerce un efecto positivo sobre los salarios reales.

c) La baja productividad laboral del sector informal, que abarca a algo más del 50% de los trabajadores en la región, es un factor que le quita dinamismo al crecimiento económico. Los bajos ingresos laborales restringen la posibilidad de un mayor consumo interno, lo que a su vez limita la expansión del PIB.

Hacia la generación de trabajo decente

Desde 1999 la OIT viene promoviendo la generación de trabajo decente, iniciativa que está asociada al logro de los siguientes cuatro objetivos estratégicos: a) promover y cumplir las normas y principios y derechos fundamentales en el trabajo; b) crear mayores oportunidades para las mujeres y los hombres con objeto de que dispongan de unos ingresos y de un empleo decentes; c) realzar el alcance y la eficacia de la protección social para todos, y d) fortalecer el tripartismo y el dialogo social.

La pobreza sólo se reducirá de manera permanente si se afrontan y resuelven los grandes desequilibrios existentes en los mercados de trabajo.

A continuación se revisan brevemente los principales avances en cada uno de los objetivos estratégicos en la Región en los últimos años.

1. Principios y derechos fundamentales en el trabajo

a) En la actualidad un 69% de los países de la región ha ratificado la totalidad de los ocho convenios fundamentales, aunque existe un número elevado de observaciones y solicitudes directas relativas a los mismos emitidas por la Comisión de Expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones de OIT.

b) Sin embargo, a pesar de esta alta tasa de ratificación de convenios, hay indicios de frecuentes violaciones de los derechos fundamentales en el trabajo, incluso en países que han ratificado los convenios correspondientes. En materia de libertad sindical, las quejas procedentes de la región presentadas ante el Comité de Libertad Sindical (CLS) han pasado de 164 en la primera mitad de los noventa a 194 en la primera mitad del presente decenio. Además, existen datos oficiales de los gobiernos que demuestran el deterioro de la negociación colectiva, como evidencia el hecho de que haya disminuido notablemente la cobertura en los últimos 15 años.

c) Existen también situaciones intolerables de incumplimiento de la normativa laboral, como el hecho de que 5,7 millones de niños de entre 5 y 14 años trabajen y de que, según las estimaciones, la cantidad de personas en régimen de trabajo forzoso llegue a 1,3 millones. Por otra parte, la persistencia de importantes desigualdades en los ingresos y en los niveles y las formas de inserción laboral entre hombres y mujeres demuestra que todavía persisten los problemas de discriminación de género dentro y fuera del mercado de trabajo.

d) Asimismo, siguen subsistiendo disparidades profundas en la cantidad y calidad de los empleos ofrecidos a los pueblos indígenas y a la población de ascendencia africana. Otros colectivos que sufren problemas de discriminación laboral son las personas con discapacidades, los trabajadores que viven con el VIH/SIDA y los trabajadores de edad.

e) La persistencia de «viejas» formas de discriminación y el surgimiento de otras «nuevas» prueban que la discriminación es un fenómeno cambiante asociado a transformaciones en la estructura de los mercados laborales que tiende a agudizarse en contextos de recesión o crisis económica. Su permanencia también confirma que la discriminación laboral no es el resultado de la actitud aislada o esporádica de un empleador o de un funcionario de una agencia de colocación, sino una práctica institucionalizada, arraigada en las instituciones y en las políticas del mercado del trabajo.

f) Más allá de la ratificación de los convenios fundamentales, es necesario promover otros convenios y recomendaciones internacionales del trabajo de la OIT, entre ellos: los relativos a la política de empleo, los salarios, la seguridad social, la relación de trabajo, la terminación de la relación de trabajo, la administración e inspección del trabajo, los trabajadores migrantes, las condiciones de trabajo en el marco de los contratos públicos, la seguridad y salud en el trabajo, las horas de trabajo y los mecanismos de diálogo social.

2. Crear mayores oportunidades para las mujeres y los hombres con objeto de que dispongan de unos ingresos y empleo decentes.

a) Muchos países de América Latina y del Caribe adolecen de un crecimiento insuficiente y/o de un crecimiento que no promueve el empleo de calidad para todos.

b) El crecimiento económico es fundamental para conseguir mejores resultados en el mercado de trabajo. Sin embargo, los plazos en que sus beneficios llegan a la población pueden ser muy largos si las tasas de crecimiento son bajas. Como ya se señaló anteriormente, en el mercado de trabajo los plazos sí importan. Así, por ejemplo, la OIT ha estimado que el déficit de empleo formal en la región se incrementará de 126 millones en 2005 a 158 millones en 2015 si se mantiene el ritmo de crecimiento que la región ha tenido en los primeros cinco años de este siglo. Es necesaria una tasa sostenida de crecimiento de al menos un 5,5 por ciento anual para mantener en 126 millones de trabajadores el volumen de este gigantesco déficit.

c) Diversas son las causas de estos problemas. Una de las más importantes – desde el punto de vista de sus consecuencias sobre el mercado de trabajo – es la baja productividad del trabajo que se observa en gran parte de las economías de la región, más aún si se considera que esta cifra casi no se ha alterado en los tres últimos decenios pese a las diversas reformas realizadas.

3. Realzar el alcance y la eficacia de la protección social para todos.

a) El principal problema de los regímenes de protección social en América Latina y el Caribe es su baja cobertura en lo que respecta tanto al número de trabajadores involucrados, como a los riesgos cubiertos y la calidad misma de la protección.

b) Esta situación responde a múltiples causas estrechamente interrelacionadas que tienen que ver con las características del mercado de trabajo (relaciones de trabajo cortas, atípicas, informales y no asalariadas),

c) Pero también con las características de los regímenes de protección que existen en la región, la mayoría de los cuales presenta problemas de financiamiento inestable y procíclico, y son incluso regresivos, puesto que en muchos casos no son neutrales en lo que respecta a los incentivos para generar el empleo. Asimismo, estos regímenes de protección evidencian un limitado rendimiento institucional desde el punto de vista de la gestión, así como resultados muy desiguales e inequitativos.

4. Fortalecer el tripartismo y el dialogo social.

a) La democracia se ha debilitado a causa de los magros resultados sociales alcanzados por el crecimiento económico hasta ahora observados, por lo que se requiere promoverla desarrollando el diálogo social asociado a los procesos de participación ciudadana. Las sociedades democráticas requieren procesos de participación, y éstos necesitan un diálogo abierto y el compromiso de la sociedad y de sus actores.

b) Como se planteó en la 87ª Conferencia Internacional del Trabajo en 1999, el diálogo social debe ser entendido en sus múltiples formas y niveles, desde la cooperación y las consultas tri- partitas nacionales hasta la negociación colectiva en la propia empresa, y en él, los interlocutores sociales pueden fortalecer, además, una gobernación democrática, al crear unas instituciones del mercado de trabajo vigorosas y flexibles que contribuyan a una paz y una estabilidad social y económica duraderas.

c) En 2010, veinte países tenían algún tipo de instancias y acuerdos de Diálogo Social. Estos progresos constituyen pasos relevantes en el fortalecimiento de los actores sociales (trabajadores y empleadores), en el ejercicio de sus derechos. Sin embargo, todavía quedan importantes retos en lo relativo a la creación de una cultura de confianza; del reconocimiento y respeto a los actores legitimamente constituidos; y de creación de procesos de consulta previos y sustanciales a la adopción de políticas sociales y laborales.

La crisis detuvo avances y generó una oportunidad

1. La crisis no fue tan profunda pues en esta oportunidad se pudo optar por políticas contracíclicas de expansión del gasto fiscal y a programas sociales.

Sus efectos han sido múltiples en los países de la región:

a) Provocó una desaceleración en el proceso de mejoramiento del empleo y elevó el desempleo abierto desde 7,3% promedio anual en la región en 2008 a 841% en 2009.

b) Si bien el desempleo afectó más a los hombres que las mujeres, mantuvo las brechas por género y edad.

c) Desaceleró la tendencia al aumento del empleo asalariado, que se expresaba en el crecimiento de la construcción y el comercio, y que generaba avances en las tasas de empleo formal. Estos sectores fueron especialmente afectados por la desaceleración de la demanda interna y la caída de las exportaciones.

d) Limitó el aumento de los salarios reales e impactó también, aunque más moderadamente, las tasas de inflación. Con todo, en muchos países de la región se mantuvo el poder adquisitivo de los salarios y especialmente de los salarios mínimos.

e) Aumentó moderadamente la tasa de informalidad laboral en la mayoría de los países, y se mantuvo la baja cobertura en salud y pensiones.

f) En algunos países se observaron restricciones a los derechos de los trabajadores y limitación a su capacidad de negociar acuerdos anticíclicos, especialmente en materia de empleo.

g) La crisis parece haber tocado fondo, aunque aún no está claro cuan generosa será la recuperación. El proceso de recuperación de los mercados laborales dependerá tanto del ritmo y estilo de crecimiento como de las capacidades macroeconómicas internas de los países así como de las características de su inserción internacional y de la eficiencia y eficacia de las políticas adoptadas.

2. Las respuestas ante la crisis

Se presentan a continuación el tipo de respuestas adoptadas por los gobiernos ante la reciente crisis en materia de políticas de empleo, de protección social y en cuanto a las remuneraciones..

a) Políticas de empleo

Entre estas destacan los importantes esfuerzos para elevar la inversión pública, con cargo al presupuesto fiscal o financiada mediante créditos de organismos de cooperación financiera internacional. Ello ha sido acompañado de un significativo aumento de los niveles de ejecución de las inversiones, lo que ha contribuido a incrementar el efecto en la generación de empleos. Adicionalmente, se aplicaron programas de empleo, que generan puestos de trabajo temporales, generalmente en obras de mantenimiento o construcción de infraestructura de utilidad social, o de apoyo a servicios sociales, ofrecen jornadas reducidas e ingresos muy bajos, y su mayor efectividad se logra en situaciones de emergencia.

En cuanto a las políticas de capacitación laboral, la experiencia reciente en esta materia muestra que durante la coyuntura adversa se invirtió en capacitación en especial en los países en que el empleo se redujo y se buscó recalificar a los trabajadores para apoyar su reinserción laboral. Por su parte, en el caso de los servicios de empleo, los que enfrentan mayores presiones de demanda de desempleados al tiempo que disponen de menos vacantes en las crisis, en la recuperación contribuyen a promover una reinserción laboral rápida de los desempleados.

Finalmente, también se observaron medidas destinadas a retener trabajadores en sus puestos de trabajo, mediante reducciones de jornadas, con compensaciones parciales por la pérdida de ingresos y otorgando la posibilidad de efectuar capacitación en el tiempo no trabajado. Así, por sus características, este tipo de programas se justifica especialmente cuando se estima que la caída en la demanda por trabajo es temporal y radica en sectores específicos, y por ello, en la medida en que la recuperación se consolide estas iniciativas serán desactivadas.

b) Políticas de protección social

En relación con los seguros de desempleo, varios países hicieron modificaciones orientadas a ampliar la cobertura y mejorar los beneficios, como Chile y Uruguay, que estaban revisando este instrumento desde antes que se manifestara la crisis. Además, en los casos de Brasil, Chile y Uruguay se han efectuado cambios en su ejecución durante la crisis, con modalidades distintas, ya que en estos períodos aumenta la duración del desempleo y disminuyen las posibilidades de reinserción laboral.

En Brasil se extendió el seguro de desempleo en dos meses adicionales para trabajadores de sectores altamente afectados por la crisis (principalmente minería y siderurgia). En Chile, junto con incorporar medidas de carácter permanente para facilitar el acceso a los beneficios, especialmente para los trabajadores contratados a plazo o por obra o faena determinada, se dispuso la posibilidad de extender la duración del beneficio en dos meses adicionales cuando la tasa de desempleo superara al promedio de los últimos cuatro años, más un punto porcentual, aplicando la regla en general y no a trabajadores de determinados sectores. En este caso, si bien las reformas al Seguro de Cesantía han permitido corregir sus principales insuficiencias, han sido especialmente oportunas para enfrentar los efectos de la crisis actual, pues pese al alza del desempleo la tasa de cobertura de la protección a los cesantes se mantuvo.

En Uruguay, la reforma permitió la extensión de la duración del subsidio en caso de recesión económica en el país y si bien hubo un incremento en el número de beneficiarios del seguro de desempleo por despido, también hubo un importante aumento por la causal de suspensión, ya que las empresas tienen la posibilidad de enviar a los trabajadores al seguro de desempleo durante un máximo de seis meses cuando están atravesando dificultades, sin tener que cesar el vínculo laboral.

Por su parte, y considerando que no todos los países de la región cuentan con un seguro de desempleo y cuando existe, su cobertura suele ser baja, un papel importante juegan tanto los programas de empleo de emergencia, como los programas de transferencias condicionadas.

Con el surgimiento de la crisis, varios países han reforzado estos programas en el entendido de que la pérdida del empleo del jefe de familia o de otro miembro del hogar aumenta el riesgo de deserción escolar. Si bien esta inserción temprana tiene un alto riesgo de ser precaria en situaciones normales, en un escenario de crisis y de falta de oportunidades de buenos puestos de trabajo, dicho riesgo será incluso superior, condicionando de forma perjudicial el desarrollo laboral en el largo plazo.

En síntesis, la ampliación de la cobertura y los beneficios de los seguros de desempleo y de los programas de transferencias condicionadas constituyen líneas de políticas complementarias, especialmente a la luz del gran número de trabajadores informales que no están afiliados a los seguros de desempleo. En los países que aún no cuentan con este instrumento de protección social de los trabajadores es importante estudiar las condiciones para su pronta introducción.

c) Los salarios mínimos

Hasta finales de 2009, la evolución de las remuneraciones medias reales promedio entre los países de América Latina había registrado aumentos reales, pese a un contexto de débil demanda laboral, favorecido por una inflación baja y decreciente respecto de 2008.

En estos resultados, la política observada en cuanto a los salarios mínimos tuvo un efecto importante. En efecto, los gobiernos se vieron enfrentados a la disyuntiva entre aumentar el poder adquisitivo de los salarios para sostener el consumo interno, y evitar que aumentos excesivos en los salarios mínimos de cumplimiento obligatorio, deterioraran el empleo o aumentaran la informalidad. La evidencia disponible sugiere que, la mayor parte de los países de la región buscó mantener el poder adquisitivo de sus salarios mínimos, mientras que un número menor procuró introducir leves mejoras en su poder de compra.

Así, pese a que predominaron ajustes cautelosos respecto de la inflación pasada, la caída generalizada en las tasas de inflación en la región respecto a 2008 permitió que en 2009 los salarios mínimos, y los salarios en general, derivaran en mejoras de su poder adquisitivo, contribuyendo así al mantenimiento del consumo interno, sin constituir una amenaza al empleo.

3. Principales lecciones

a) No se puede salir de la crisis con las mismas políticas que la produjeron. Esto significa que una política macroeconómica sana, de mínima inflación o de ausencia de déficit fiscal, es una condición necesaria pero no suficiente para resolver los problemas de empleo y trabajo decente de los 18,1 millones de desempleados y de los otros millones de ocupados con empleo informal en los países de la región.

b) El fomento del empleo pleno y productivo y el trabajo decente, incluyendo a las mujeres y jóvenes, debe estar efectivamente situado en el centro de las políticas económicas, tal y como se ha establecido en múltiples foros internacionales y compromisos de jefes de estado y de gobierno.

c) Junto con la recuperación de la economía, los actores sociales y los gobiernos deben adoptar un firme compromiso para aumentar la productividad y repartir equitativamente este incremento, de modo de asegurar una recuperación y mejoría del poder de compra de los salarios e ingresos. Esta es una condición necesaria para elevar el consumo de la población y reducir la pobreza y el hambre en la región.

d) La aplicación de un marco renovado de políticas integrales requiere desarrollar la institucionalidad del diálogo social y el fortalecimiento de las organizaciones de empleadores y trabajadores. También se requiere del fortalecimiento de los ministerios de trabajo a fin de que cuenten con las capacidades para responder a las múltiples exigencias actuales.

e) Finalmente, se requiere desarrollar la Institucionalidad del Mercado de Trabajo con el objetivo de disponer de los instrumentos y de las condiciones necesarias para alcanzar los objetivos señalados. Para ello se precisa:

- En el ámbito del empleo, la capacidad para generar políticas para erradicar el trabajo infantil, regular el empleo juvenil y reducir el desempleo, así como en materia de género y discriminación.

- Desarrollar capacidades para diseñar e implementar políticas de mercados de trabajo en las áreas de los servicios públicos de empleo, programas de formación y capacitación, para maximizar su impacto sobre los grupos más desfavorecidos en los ámbitos rural y urbano.

- En materia de políticas pasivas, en particular con el desarrollo de sistemas de protección a los cesantes, así como otras instituciones de protección social.

- La negociación colectiva constituye un instrumento que brinda la oportunidad de gestionar la productividad, la competitividad y el trabajo decente en el marco de un acuerdo en una empresa o grupo de empresas. Los resultados positivos de esa gestión conjunta entre empresas y sindicatos se pueden trasladar al nivel del sector económico, de la región y del ámbito nacional, mediante un esfuerzo de diálogo social más amplio.

Pacto Mundial para el Empleo: una respuesta con Trabajo Decente.

La recuperación de la actividad económica en la Región, tanto en su intensidad como en su composición, es un determinante de la reactivación de los mercados de trabajo, así como las medidas de estímulo que adopten los gobiernos para maximizar la generación de empleo. En esta oportunidad, el empleo ha sido reconocido como una prioridad por los países pues en la 98a Conferencia Internacional del Trabajo de OIT, de junio pasado, se adoptó la resolución “Para recuperarse de la crisis: un Pacto Mundial para el Empleo”, que pide a los gobiernos y organizaciones de empleadores y de trabajadores coordinarse para enfrentar la crisis mediante políticas alineadas con el programa de trabajo decente, lo que fue acogido tanto por el G8 como por el G20.

Dicho Pacto plantea la necesidad de construir un marco regulador del sector financiero para impulsar a la economía real y proteger los ahorros y las pensiones, y en materia de empleo señala la conveniencia de considerar diversas opciones de políticas para lograr que la recuperación económica genere puestos de trabajo con el menor rezago posible. Además, también constituyen opciones para dotar a las economías de estabilizadores del crecimiento en el mediano plazo.

La crisis nos enfrentó a la necesidad de torcer el rumbo de las políticas económicas, y de situar la generación y la calidad del empleo como un objetivo fundamental para mejorar la calidad de vida de las personas. El Pacto Mundial para el Empleo de la OIT propone continuar por esa senda, y permitió contar con una respuesta urgente e integral para abordar los efectos de la recesión y para concretar la recuperación después de la crisis.

El Pacto es un compromiso con el futuro. Su contenido trasciende la crisis, y es una herramienta esencial para materializar en forma efectiva la recuperación. Constituye además, una guía importante para el diseño de políticas y superar las limitación que existían antes de la crisis. La recomendación esencial del Pacto Mundial es que el trabajo de las personas, y por tanto el desarrollo de las empresas y de las fuentes de empleo, debe ser un objetivo central de las políticas económicas de los países. Hoy la región enfrenta el desafío de lograr una recuperación que también genere empleo.

El Pacto busca avanzar hacia una globalización más justa, una economía más respetuosa del medio ambiente y un desarrollo más eficiente en lo que atañe a la creación de empleos y empresas sostenibles, el respeto de los derechos de los trabajadores, la promoción de la igualdad de género, la protección de las personas vulnerables, la ayuda a los países para que proporcionen servicios públicos de calidad y su capacitación para dar cumplimiento a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, y el Programa de Trabajo Decente de la OIT constituye el marco en el que se inscribe esta respuesta.

Anexo

Gráfico 1: Índice de Desigualdad en la OECD y en América Latina y El Caribe. 2003 - 2007.

[pic]

Fuente: CEPAL (2010).

Gráfico 2: Población en pobreza total y pobreza extrema en América Latina. 1990 - 2008.

[pic]

Fuente: CEPAL (2009).

Gráfico 3: Tasa de participación en América Latina y El Caribe. 2000 - 2008.

[pic]

Fuente: elaboración propia según OIT, Panorama Laboral 2009.

Gráfico 4: Categorías en la ocupación por sexo en América Latina y El Caribe 2000 – 2008.

[pic]

Fuente: elaboración propia según OIT, Panorama Laboral 2009.

Gráfico 5: Empleo por ramas económicas por sexo en América Latina y El Caribe 2000 – 2008.

[pic]

Fuente: elaboración propia según OIT, Panorama Laboral 2009.

Gráfico 6: Estructura del empleo urbano en América Latina. 2007 – 2009

[pic]

Fuente: OIT, Panorama Laboral 2009.

Gráfico 7: Tasa de desempleo urbano en América Latina y El Caribe. 2000 – 2008.

[pic]

Fuente: elaboración propia según OIT, Panorama Laboral 2009.

Gráfico 8: Evolución de las remuneraciones reales en América Latina. 2000 – 2008.

[pic]

Fuente: OIT, Panorama Laboral 2009.

Cuadro 1: Instancias y Acuerdos de Diálogo Social en América Latina y el Caribe

|País |Año |Instancias |Acuerdos |

|Argentina |2008 |Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social; la Unión Industrial Argentina (UIA) |Memorándum de entendimiento a fin de poner en marcha el Programa de Trabajo |

| | |y la Confederación General del Trabajo (CGT) |Decente para la Argentina 2008-2011 |

|Barbados |2007 |Government, Barbados Employers’ Confederation and Congress of Trade Unions and Staff |Protocolo Cinco de la Asociación Social (Protocol Five of the Social Partnership)|

| | |Associations of Barbados | |

|Belice |2006 |Ministry of Labour, Chamber of Commerce and Industry, National Trade Union Congress, |Política de Belice sobre VIH/SIDA y el Mundo Laboral (Belize Policy on HIV/AIDS |

| | |National AIDS Commission and key Non-Governmental organizations |and the World of Work) |

|Brasil |2006 |Comisión Tripartita de Relaciones Internacionales (CTRI) |Agenda Nacional de Trabajo Decente, aprobada de manera tripartita por la CTRI. |

|Chile |2008 |Gobierno, Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y Confederación de la Producción y |Acuerdo Tripartito de Trabajo Decente para poner en marcha el Programa Nacional |

| | |del Comercio (CPC) |de Trabajo Decente |

|Ecuador |2005 |Consejo Nacional del Trabajo de Ecuador |Acuerdo Tripartito para el Diálogo Social y la Concertación |

|El Salvador |2007 |Ministerio de Trabajo y Previsión Social, Asociación Nacional de la Empresa Privada |Acuerdo Tripartito de Adopción del Programa Nacional de Trabajo Decente de El |

| | |(ANEP) y organizaciones de trabajadores |Salvador |

|Guatemala |2008 |Comisión Tripartita de Asuntos Internacionales de Trabajo |Acuerdo tripartito para mejorar la aplicación de los Convenios 87 y 98 de la OIT |

|Guyana |2008 |Ministry of Labour, Consultative Association of Guyanese Industry and Guyana Trades |Política Nacional sobre VIH/SIDA en el Lugar de Trabajo (National Tripartite |

| | |Union Congress |HIV/AIDS Workplace Policy) |

|Honduras |2007 |Secretaría de Trabajo y Seguridad Social, Consejo Hondureño de la Empresa Privada |Acuerdo Tripartito de Adopción del Programa Nacional de Trabajo Decente de |

| | |(COHEP) y organizaciones de trabajadores |Honduras |

|Jamaica |2005 |Ministry of Labour and Social Security, Jamaica Employers’ Federation, Confederation |Memorándum de Entendimiento para el Establecimiento de una Red de Empleo Juvenil |

| | |of Trade Unions and Youth Employment Network on behalf of the local youth |(Memorandum of Understanding for the Establishment of a Youth Employment Network |

| | |organizations |(JYEN)) |

|Mexico |2004 |Consejo para el Diálogo con los Sectores Productivos de México |Compromiso por la Competitividad, para el Empleo y la Justicia Social |

|Nicaragua |2008 |Ministerio Trabajo, Comité Enlace Sindical y Consejo Superior Empresa Privada. |Acuerdo Tripartito Adopción Programa Nacional Trabajo Decente de Nicaragua |

|Panamá |2007 |Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral, Consejo Nacional de la Empresa Privada |Acuerdo Tripartito de Adopción del Programa Nacional de Trabajo Decente de Panamá|

| | |(CONEP) y Consejo Nacional de Trabajadores Organizados (CONATO) | |

|Perú |2007 |Consejo Nacional de Trabajo y Promoción del Empleo (CNTPE) |Acuerdo Tripartito: Plan Estratégico Institucional 2007–2011 |

|Paraguay |2009 |Gobierno, Organizaciones de empleadores; organizaciones de empleadores. |Programa Nacional de Trabajo Decente |

|República |2007 |Secretaría de Estado de Trabajo, Confederación Patronal de la República Dominicana y |Acuerdo Tripartito para el Programa Nacional de Trabajo Decente de la República |

|Dominicana | |organizaciones sindicales |Dominicana |

|Trinidad y |2008 |Ministry of Labour and Small and Micro Enterprise Development, Ministry of Health, |Política Nacional sobre VIH/SIDA en el Lugar de Trabajo aprobada por Gabinete |

|Tobago | |Ministry of Education, Employers’ Consultative Association, National Trade Union |Ministerial (Cabinet Approved National Workplace Policy for HIV/AIDS) |

| | |Centre and a Non-Governmental Organisation for people living with HIV. | |

|Uruguay |2008 |Comisión Sectorial de Seguridad Social integrada por ministerios de Economía, Trabajo,|Conclusiones finales del proceso de diálogo preparado por la Comisión Ejecutiva |

| | |Desarrollo Social, Salud Pública, Oficina de Planificación y Presupuesto y Banco de |del Diálogo Nacional sobre Seguridad Social en Uruguay |

| | |Previsión Social con apoyo de U. República, Naciones Unidas y España. | |

Fuente: Panorama Laboral 2008.

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[1] Véase Anexo, Gráfico 2.

[2] Véase Anexo, Gráfico 2.

[3] Véase Anexo, Gráfico 3.

[4] Véase Anexo, Gráfico 4.

[5] La OIT identifica este fenómeno a partir de sus dos componentes principales. Estos son el empleo en el sector informal de empresas, como define la XV Conferencia Internacional de Estadísticos de Trabajo (CIET) de la OIT, celebrada en 1993, y el empleo informal en empresas formales, como se establece en la XVII CIET de 2003. El primero de estos conceptos, el empleo en el sector informal de empresas, alude a las características de aquellas unidades de producción que incumplen ciertas obligaciones propias de la formalidad, como la de estar constituidas en sociedad o llevar registros contables. El segundo concepto, el empleo informal en empresas formales, remite a las características de los puestos de trabajo e involucra a las personas que incluso trabajando en empresas formales, no están cubiertos por las normas de protección laboral o social, como por ejemplo la seguridad social. Adicionalmente se agregan los trabajadores ocupados en los hogares en el servicio doméstico, no cubiertos por la legislación laboral o social.

[6] Véase Anexo, Gráfico 5

[7] Véase Anexo, Gráfico 6.

[8] Véase Anexo, Gráfico 7.

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