Redalyc.Economía urbana y economía social. Un ...

Revista Brasileira de Estudos Urbanos e Regionais ISSN: 1517-4115 revista@.br Associa??o Nacional de P?s Gradua??o e Pesquisa em Planejamento Urbano e Regional Brasil Mu?oz, Ruth Econom?a urbana y econom?a social. Un reconocimiento pendiente Revista Brasileira de Estudos Urbanos e Regionais, vol. 15, n?m. 2, noviembre, 2013, pp. 107-120 Associa??o Nacional de P?s Gradua??o e Pesquisa em Planejamento Urbano e Regional Recife, Brasil

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Econom?a urbana y econom?a

social. Un reconocimiento

pendiente1

Ruth Mu?oz

R e s u m e n La econom?a urbana (EU) surgi? de la mano de propuestas

espacialistas y economicismos y contin?a siendo tallada por estas A pesar de una evidente institucionalizaci?n de la econom?a social y solidaria (ESS) en Am?rica Latina, que da cuenta de un creciente pluralismo econ?mico, en la EU perdura la hegemon?a del enfoque del sector informal urbano y sus presiones por transformar en capitalistas cada pr?ctica de econom?a popular. Buscando el reconocimiento de la econom?a social (ES) en este campo, el art?culo ilustra brevemente la institucionalizaci?n de la ESS y plantea una provocativa exploraci?n por poner en di?logo a la ES con la teor?a de los dos circuitos. Un di?logo como este constituye una deuda pendiente que puede aportar a la disputa del campo as? como a encontrar mejores comprensiones y, tambi?n, a transformar las econom?as de nuestros territorios en un sentido progresivo.

P a l a b r a s - c l a v e : econom?a urbana; dos circuitos de la econom?a

urbana, econom?a social; econom?a social y solidaria; econom?a popular.

Introducci?n

Este art?culo busca el reconocimiento de la econom?a social (ES), inspirada en las pr?cticas de econom?a social y solidaria (ESS) por parte del campo de los estudios urbanos y, en particular, de la econom?a urbana (EU). A su vez, apunta a contribuir que se trascienda el recorte generalizado, fundamentalmente, a trav?s de pr?cticas de la denominada ES tradicional o fundacional (cooperativas, mutuales y asociaciones) y sus aportes al desarrollo local.

Tanto las pr?cticas de la ESS como de la ES adquieren especial inter?s te?rico y pol?tico en un contexto en el que la creciente insuficiencia din?mica del capital para absorber como mano de obra asalariada a la poblaci?n econ?micamente activa y las estructuras econ?micas cada vez m?s marcadas por la financierizaci?n y la econom?a criminal agravan las condiciones de vida y de trabajo de las mayor?as.

Sin embargo, tanto la EU como el desarrollo econ?mico urbano y regional siguen tallados por propuestas espacialistas, fundamentalmente, desarrolladas en EEUU o Europa, que poco se preocupan o entienden2 nuestras econom?as latinoamericanas, que son adoptadas de forma bastante acr?tica en Am?rica Latina y que, como sostiene Cuervo (2005), toman como referencia ciudades y territorios de los pa?ses desarrollados que constituyen falsos espejos para la ciudad latinoamericana.3

A su vez, observamos como destacable la falta de evidencia emp?rica sobre los logros que tienen estas teor?as al implementarse en pol?ticas p?blicas en

1 Este trabajo toma como base la ponencia "Heterogeneidad estructural de las metr?polis latinoamericanas. Una revisi?n que busca el dialogo entre los principales abordajes", presentada en el 1er. Congreso de estudios urbanos: "Pensar la ciudad, cambiar la ciudad Los retos de la investigaci?n en Am?rica Latina a comienzos de siglo XXI". Organizado por el Programa Universitario de Estudios sobre la ciudad (Instituto de Investigaciones Sociales-UNAM); el Instituto del Conurbano (UNGS) y la Revista Mundo Urbano. Los Polvorines, agosto de 2011.

2 V?ase, por ejemplo, Cimoli, M.; Primi; A.; Pugno, M. (2006). "Un modelo de bajo crecimiento: la informalidad como restricci?n estructural". Revista de la CEPAL n. 88. Donde r?pidamente, antes que buscar entender los procesos que denominan "informalidad", le adjudican el papel de ser una de las principales causantes del bajo crecimiento de nuestras econom?as!

3 Sin embargo, vale la pena se?alar que esto no es propio s?lo de las teor?as urbanas y regionales sino del pensamiento econ?mico de la periferia en general, como da cuenta Sztulwark (2003) al se?alar que el nuevo estructuralismo latinoamericano, a diferencia del de posguerra (que tiene a Prebisch y la CEPAL de los inicios como sus principales exponentes), denota una mayor preocupaci?n por los aspectos profesionales (instrumentales y metodol?gicos) que brindan "legitimidad acad?mica" al economista con fuertes presiones por el formalismo; una p?rdida de radicalidad y, tambi?n, de originalidad al debilitarse el rasgo propiamente latinoamericano de los aportes te?ricos. Para m?s detalles, v?ase: Sztulwark, S. (2003). El estructuralismo latinoamericano. Fundamentos y transformaciones del pensamiento econ?mico de la periferia. Serie Informes de Investigaci?n n. 16. Los Polvorines, Instituto de Industria, UNGS.

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ECONOM?A URBANA Y ECONOM?A SOCIAL.

territorios concretos o los resultados que efectivamente alcanzan. Al respecto, desde la perspectiva de la ES es preciso recordar los hallazgos de Fern?ndez y Vigil (2009) que, al evaluar pol?ticas de clusters en Argentina, expresaron que era posible alcanzar una competitividad regional sin inclusi?n social ni mejora de las condiciones de vida.

En lo que sigue, se presenta brevemente a la ES como una subdisciplina y, luego, se ilustra la institucionalizaci?n de la ESS en Am?rica Latina, poniendo atenci?n sobre algunos procesos organizativos urbanos. A continuaci?n, se problematiza la vigencia del enfoque de informalidad y, posteriormente, se plantea un necesario di?logo entre la teor?a de los dos circuitos de la econom?a urbana en los pa?ses subdesarrollados y la ES. Finalmente, se esbozan algunas reflexiones.

4 Excede una presentaci?n detallada sobre la econom?a social. Una s?ntesis de este pensamiento desde la perspectiva aqu? desarrollada, se puede reconstruir a partir de la Colecci?n Lecturas de econom?a social de ediciones UNGS (. edu.ar/areas/publicaciones_temas/43). Para los temas aqu? tratados, en particular: Coraggio (Org.) (2007). La econom?a social desde la periferia. Contribuciones latinoamericanas. UNGS-Altamira, Buenos Aires; Cattani, A.; Coraggio, J. L.; Laville, J. L. (2009) (Orgs.). Diccionario La otra econom?a. Buenos Aires, UNGS-Altamira-CLACSO; y la Revista Otra Econom?a.

5 Definici?n que se plantea por primera vez a ra?z de las discusiones en la formulaci?n del proyecto: "La econom?a social y sus aplicaciones a las econom?as urbanas, con especial referencia a la Regi?n Metropolitana de Buenos Aires" (2009-2011), llevado adelante en el ?rea de Sistemas econ?micos urbanos del Instituto del Conurbano y dirigido por Coraggio.

La econom?a social en su car?cter de subdisciplina

La ES como subdisciplina, en construcci?n, se nutre fundamentalmente de la antropolog?a econ?mica, la sociolog?a econ?mica, la historia econ?mica y la econom?a pol?tica, para abordar "lo econ?mico" como un objeto pluridisciplinario en el que los principios de institucionalizaci?n en la sociedad (categor?a de K. Polanyi) se vuelven centrales para comprender la realidad abordada y lograr salirse de los economicismos hegem?nicos de la literatura econ?mica actual.

De todas formas, excede el alcance del art?culo presentar la ES. Apenas expondremos algunas categor?as centrales de Coraggio e iremos aplic?ndolas en los puntos subsiguientes. Sin embargo, vale la pena remarcar que varios autores han realizado un camino dial?ctico desde las problem?ticas urbanas latinoamericanas a la ES, entre los que se destacan adem?s de Coraggio, Singer, Quijano y Federico Sabat?.4

En este marco, se define la econom?a de las metr?polis latinoamericanas como una econom?a regional mixta, abierta y en posici?n dominante con el resto del pa?s y de dependencia con el exterior, siendo una caracter?stica sustantiva la hegemon?a capitalista y la incompletitud del desarrollo del capital, en tanto subsiste un gran sector de econom?a popular con trabajo organizado de forma aut?noma. Por tratarse de una regi?n central, es preciso complejizar el sector externo de la econom?a mixta, teniendo en cuenta tanto las relaciones con el resto del mundo como las que establece con las provincias.5

Al esquema tradicional de dos subsistemas (Mercado-Estado; privadop?blico), Coraggio (2011a) contrapone un abordaje de la econom?a mixta con tres subsistemas o sectores, jerarquizando por sobre otros (como el tama?o o la propiedad de los medios de producci?n) el criterio de la racionalidad que sirve para reagrupar los subsistemas y dar cuenta de las diversas unidades econ?micas, recursos y relaciones intra e intersectoriales a trav?s de las que cada sociedad resuelve lo econ?mico. Encontramos as?, por un lado, la econom?a empresarial capitalista, cuya principal unidad organizativa es la empresa privada, orientada por la acumulaci?n privada de capital; por otro, la econom?a p?blica, asentada en la pr?ctica econ?mica de los distintos niveles estatales y las empresas p?blicas,

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RUTH MU?OZ

orientados por una combinaci?n de necesidades sist?micas, muchas veces contradictorias, como el bien com?n (cuya definici?n es materia de lucha social) y la gobernabilidad del capital; y, finalmente, la econom?a popular, orientada por la reproducci?n de las vidas de los miembros de las unidades dom?sticas, grupos y comunidades. Aqu?, se entiende por econom?a popular la econom?a de los trabajadores, es decir, de aquellos miembros de la sociedad que dependen de la realizaci?n de sus capacidades de trabajo para obtener su sustento. Este se da a trav?s de la combinaci?n del trabajo para la producci?n de satisfactores de consumo dom?stico, el trabajo para la producci?n de bienes o servicios para la venta en el mercado y el trabajo organizado por patrones que contratan a los trabajadores como fuerza de trabajo por un salario ya sea estatal o privado. En este esquema, la ESS se encuentra en la intersecci?n de los tres sectores, con un fuerte componente en la econom?a popular organizada y la racionalidad de la reproducci?n ampliada de la vida de todos (y no solo de sus miembros).

Hasta aqu? la presentaci?n b?sica, destacando que el campo de pr?cticas de la ESS que trataremos a continuaci?n cuenta con una diversidad de interpretaciones, siendo los desarrollos de Coraggio distintivos debido a que, entre otras cuestiones, analizan profundamente las pr?cticas de econom?a popular y la valoran como un punto de partida, aunque no el ?nico, para una estrategia pol?tica en territorios concretos.

Sobre las pr?cticas de ESS: otra econom?a y otra ciudad son posibles

La institucionalizaci?n de la ESS en Am?rica Latina es evidente. Nos concentraremos en este art?culo en dicho proceso desde el punto de vista del Estado, dejando para otros trabajos la institucionalizaci?n a ra?z de las pr?cticas alternativas de la sociedad civil. Aunque, en gran parte, estaremos dando cuenta de ellas en virtud de que (salvo claramente en el caso de Venezuela) el accionar del Estado apunta a dar reconocimiento y respuestas a pr?cticas existentes en la sociedad civil en relaci?n con la ESS y, por tanto, hablar del Estado es hablar de ellas mimas. Incluso, m?s all? de que se identifiquen y/o se autodenominen como tales o que no lo hagan y que, desde nuestro punto de vista te?rico, pueden ser categorizadas de esta forma (en virtud de su probada racionalidad por la reproducci?n ampliada de la vida).

Aproximadamente, en los ?ltimos diez a?os, varios pa?ses han implementado pol?ticas y/o programas, creado instituciones espec?ficas y hasta establecido nuevas constituciones que dan reconocimiento a las pr?cticas de la ESS y las conciben como sujetos de derecho.

Al respecto, en los casos de Argentina, Brasil, Venezuela, Bolivia y Ecuador, Coraggio (2011b) se?ala que, en t?rminos generales, se encuentran diferentes niveles de problematizaci?n sobre qu? es lo econ?mico y cu?l es el rol del Estado y los mercados; con Estados que est?n recuperando su papel interventor a trav?s de orientaciones "nacionales y populares" y que avanzaron en cierto distanciamiento (en distinta medida seg?n los casos) de las pol?ticas m?s tradicionales de promoci?n del autoempleo y la microempresa informal propias de la PREALC-OIT.

6 Mu?oz, R. (2013). "Pol?ticas econ?micas poscrisis. Aprendizajes y desaf?os a partir de la institucionalizaci?n de la econom?a social y solidaria en Am?rica Latina". Cap?tulo elaborado en base a la presentaci?n realizada en la Table ronde "Cr?er de nouvelles politiques", en el marco del Colloque international "Penser et construire de nouveaux r?f?rentiels ?cononomiques", organizado por el Ministerio Delegado de la econom?a social y Solidaria. Bercy, Par?s, 5 de febrero de 2013 y sobre el cual actualmente se est? editando un libro. Dado que circular? en franc?s, se retoman aqu? algunas cuestiones all? desarrolladas.

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7 14 de las 24 provincias argentinas crearon en los ?ltimos a?os unidades organizativas vinculadas a la ESS y lo mismo hicieron las ciudades de Buenos Aires, C?rdoba y Rosario; la mayor?a de estas instancias tiene el rango de Direcciones y est?n ubicadas bajo las ?rbitas del "Desarrollo Social". Para m?s detalles, se sugiere la lectura de: Hintze, S., Deux Marzi, M. V., Costa, M. I. (2011). "Los organismos p?blicos de promoci?n del trabajo asociativo autogestionado en la Argentina" en Hintze, S.; Danani, C.; (coords.). Protecciones y desprotecciones: la seguridad social en Argentina 1990-2010. UNGS, Los Polvorines; disponible en: .

8 En Mu?oz (2013) calculamos en base informaci?n del Instituto Nacional de Asociativismo y Econom?a Social (INAES), en Argentina hay 21.168 cooperativas, de las cuales el 71,4% son de trabajo, las cuales crecieron m?s de 13 veces desde el 2003 a la actualidad, resultando de gran impacto el Programa Ingreso Social con Trabajo (PRIST), creado en agosto de 2009 que propone la creaci?n de cooperativas de trabajo de alrededor de 60 trabajadores cada una para la ejecuci?n de peque?as obras de infraestructura (http:// . ar/ingresosocialcontrabajo/114).

9 Que como explica Coraggio en el trabajo en el que nos estamos basando (2011), el buen vivir es la forma que asume la reproducci?n ampliada de la vida en la constituci?n ecuatoriana, lo que implica orientar el sistema econ?mico de manera que permita lograr cuatro equilibrios: el equilibrio de los seres humanos consigo mismos; el equilibrio entre los seres humanos; el equilibrio de los seres humanos con la naturaleza; y el equilibrio entre las comunidades de seres humanos. Una expresi?n de esto en t?rminos de pol?tica p?blica, se puede encontrar en el Plan Nacional para el Buen Vivir (. senplades.gob.ec).

ECONOM?A URBANA Y ECONOM?A SOCIAL.

Resumimos muy sucintamente los casos de Argentina, Brasil y Ecuador, seleccionados por la mayor cercan?a a nuestra investigaci?n y para dar cuenta de la diversidad de contenidos que hacen a dicha institucionalizaci?n. Para hacerlo, nos basaremos en el trabajo de Coraggio (2011b) y en el de Mu?oz (2013).6

A la institucionalizaci?n de la ESS en Argentina el autor la denomina como una "pol?tica social de econom?a social" que tom? fuerza luego de la crisis 2001-2002, con una orientaci?n asistencialista aunque con cambios simb?licos que plantean un pasaje de "beneficiarios" a "sujetos de derecho"; muchas veces vinculada a la categor?a de "desarrollo local" en programas, planes y nuevas instituciones burocr?ticas;7 siendo el Ministerio de Desarrollo Social de la Naci?n el principal actor que promueve esta institucionalizaci?n con movimientos sociales y sindicales crecientemente fragmentados.

Los sujetos jerarquizados en tanto destinatarios de estas pol?ticas son emprendimientos mercantiles populares o asociativos de muy baja escala, con una creciente focalizaci?n en los sectores empobrecidos y/o con problemas de empleo y, en los ?ltimos a?os, con el "nuevo" cooperativismo de trabajo que reconfigura el mundo cooperativo del pa?s,8 a partir de lo que Vuotto (2011) denomina cooperativismo inducido por el Estado.

A nivel del dise?o de las pol?ticas, son comunes las consultas a los destinatarios, aunque no siempre son vinculantes. A su vez, a nivel de implementaci?n, hay una gran participaci?n de diversos movimientos sociales, especialmente los m?s afines pol?ticamente al gobierno. Son destacables las pol?ticas de gesti?n asociada que promueven la ley de microcr?dito.

Por su parte, al caso de Brasil Coraggio lo categoriza como "co-construcci?n de pol?ticas p?blicas para la econom?a solidaria", que promueven el apoyo, la ampliaci?n y los encadenamientos de los emprendimientos del sector de econom?a solidaria, con ?nfasis en sus componentes mercantiles, siendo dichas pol?ticas, en su mayor?a, construidas con la participaci?n de los movimientos de econom?a solidaria.

Se observa una institucionalidad muy interesante, entre la que se destaca la creaci?n de la Secretar?a Nacional de Econom?a Solidaria (SENAES) en el marco del Ministerio de Trabajo y Empleo (aunque la econom?a solidaria aparece en el discurso de varios ministerios y pol?ticas), el Foro Brasile?o de Econom?a Solidaria (FBES), la creaci?n del Consejo Nacional de Econom?a Solidaria (CNES) como ?rgano consultivo y propositivo, el Sistema Nacional de Comercio Justo y Solidario siguiendo la demanda de la II Conferencia de Econom?a Solidaria (CONAES) y los mapeamentos realizados fundamentalmente por la red UNITRABALHO.

En general, se trata de pol?ticas de mayor alcance y m?s estructurales que en el caso argentino aunque, desafortunadamente, investigaciones recientes arrojan que (tanto en el caso de Brasil como en el de Venezuela no abordado en este art?culo), las pr?cticas no son tan intersectoriales ni transversales como sostienen los discursos (HINTZE, 2010).

Por ?ltimo, la institucionalizaci?n de lo que denominan como "econom?a popular solidaria", en Ecuador, es presentada por Coraggio (2011b) como una propuesta "hacia un sistema econ?mico social y solidario", que se ve plasmado en la Constituci?n de Montecristi (2008) que tiene el horizonte puesto en el buen vivir (traducci?n del Sumaq Kawsay en quechua).9 Esta concepci?n plantea una nueva relaci?n entre econom?a, sociedad y naturaleza, la cual establece un uso racional de los

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